Menu



Políticos ¿y si le hacen caso a san Pablo?

Políticos ¿y si le hacen caso a san Pablo?
René Mondragón habla de la importancia de la vivencia de las virtudes en los hombres y mujeres de la política


Por: René Mondragón | Fuente: yoinfluyo.com



Don Sebas leía el periódico y escuchaba solamente, con matices y redacciones un tanto diferentes, una serie de malas noticias. La información fluctuaba entre notas de corrupción, violencia, crimen organizado y lo de siempre, las telenovelas dulzonas, la política del corazón y los “talk shows” que derriten el cerebro de los televidentes pensantes. De ahí, en adelante, todo era fútbol, en merecido homenaje a los chavales y, en especial, al maestro Oribe Peralta.


De pronto, su mirada fue como “raptada” por la hojita dominical. Después de todo, había que buscar algo de inspiración en un ese día tan nublado como ayuno de clientela.

Con un poco de desgano tomó la hojita y la abrió. Había una frase genial dirigida por san Pablo a los pobladores de Éfeso, localidad que, sin duda, estaba más allá de Cuauhtitlán Izcalli.
La frase resultó lapidaria: Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros….

-Interesante, muy interesante, se dijo. Aquí se encierra una clave fundamental para vivir mejor, más tranquilos y más libres, por la enorme verdad que encierra el tema. ¿Qué tal, si todos hiciéramos de lado, que dejásemos en el olvido a todas esas cosas que nos llenan de amargura?

-¡Sería un “hitazo”!, exclamó don Sebas reflejando su imagen en el espejo grande de la peluquería.

Tomó asiento en el lugar destinado para los clientes. Cruzó la pierna y se quedó pensativo, clavando la vista en ninguna parte. En lontananza, dirían los clásicos.

-Si dejáramos de lado toda forma de amargura, en principio, no habría chismes. Lo que significa que doña Ísis, la señorita Laura y la güera Sánchez Azuara, quedarían en el desempleo. Don Juanito Osorio y Martín Luna, adquirirían su membresía vitalicia en la “RENATA” (Reserva Nacional de Talentos, por sus siglas), pero, adicionalmente, todas las telenovelas se quedarían sin tema central. Sin embargo, se dijo mesándose el bigote, como que veríamos las cosas de otra forma, más alegre, más entusiasta.

-¿Desterrar la ira? Se me hace, dijo don Sebas en silencioso soliloquio, se me hace que San Pablo no conocía al tataratatarabuelo de Fernández Noroña, el señor que se enoja por todo, y que hasta a Carlos Marín, lo sacó de sus casillas. Olvidando la ira, ¿qué sería de Flavio Sosa, de Martín Esparza y el Peje, si llegaran a quedarse sin motivos para evidenciar sus enojos, su furia y su ira? Impensable.

-¿Dejar de lado los enfados y los insultos? Indudablemente no existirían las suegras, las cuñadas metiches y algunos otros especímenes.

-Ya en serio, exclamó el peluquero analista de la colonia, sin enfados ni insultos….el mundo extrañaría a Hugo Chávez, a Fidel Castro, a Hosni Mubarak y a Muamar Gadaffi, que Dios los tenga donde los deba tener y ojalá que nunca los deje volver.

Don Sebas acabó por levantarse y mirar su imagen muy de cerca en el espejo grande.

-Buenos, comprensivos y perdonando los unos a otros. Bueno….seguramente, viviríamos en otra parte. Siendo buenos, se acabarían los cárteles; siendo comprensivos, hasta podríamos entender porque las telenovelas siempre acaban en lo mismo.

Y si el asunto ese de perdonarse los unos a los otros, fuera posible en el terreno político, indudablemente, San Lázaro se quedaría vacío; el Partido Verde de los González, perdería su registro; Elba Esther, sería comadre de Vázquez Mota; y, los chuchos, los amalios, los “morenos” y los monreales, estarían al borde de la beatificación y en franco olor de santidad.

Sin embargo, concluyó el fígaro, seríamos muy afortunados de que éstas fueran virtudes de nuestros hombres y mujeres en la política mexicana.
@yoinfluyo

mondragonrene@gmail.com







Compartir en Google+




Reportar anuncio inapropiado |