"No se puede ser negativo y tener éxito en algo". Suena raro, ¿no? , déjeme explicarme. Se repite hasta el cansancio que el éxito no es un destino o algo a donde hay que llegar, sino la forma en que vivimos la vida, con lo cual estoy de acuerdo. Sin embargo, también estará de acuerdo, que constantemente experimentamos adversidades, contrariedades o que las cosas no salen como queremos y, entonces es que nos sentimos fracasados.


Envolviéndonos a usted y a mí sentimientos de derrota que nos empujan a abandonar aquello que queremos de bien para nosotros y para aquellos que están cercanos en el hogar, vecindario, negocio-trabajo, escuela, etcétera. Razones, tendremos muchísimas, por supuesto.

Lo conveniente me parece, está en cómo podemos seguir queriendo y haciendo el bien para nosotros y los demás, a pesar de nuestros fracasos. Para ello ayuda poderosamente, creo, aprender de aquellos que han tenido fracasos, que las cosas no les salieron a la primera, pero han alcanzado el éxito no egoístamente, sino para beneficio de muchísimas personas, incluidas usted y yo, y que quizá ni cuenta nos hayamos dado. Le comento, sólo algunos casos, hay muchísimos, muy buenos:

El clásico. Thomas Alva Edison (1847-1931) con sus mil (el número no importa) intentos fallidos para producir el foco de luz y a quien se le quemó su laboratorio de inventos, teniendo que empezar de nuevo.

El que cambió para siempre la manera de bajar los precios de los productos del supermercado. Sam Walton (1918-1992), le rechazaron su idea de las tiendas Wal-Mart, los dueños de la franquicia donde Sam había alcanzado las mayores ventas y a quienes quería de socios; nunca lo fueron.

Dale Carnegie (1888-1955) quien fracasó como vendedor y esposo la primera vez, y después en 1937 escribió el libro "Como ganar amigos e influir en las personas" del que se han vendido más de 100 millones de ejemplares; considerado uno de los más populares de la historia.

Walt Disney (1901-1966), quebró por lo menos dos empresas y a quien los banqueros le rechazaron múltiples veces sus solicitudes de préstamo para construir el hoy famosísimo y exitoso parque de diversiones Disneylandia.

¿Hay una fórmula "mágica" o ecuación matemática que nos asegure a los cuántos fracasos alcanzamos el éxito? No, por lo pronto. Ni falta hace. Lo interesante percibo es no irnos con la finta de la ramplona publicidad que a base de mujeres jóvenes y sensuales emperifolladas y huecas, al lado de los chocantes infocomerciales y "gurús", "aseguran" bienestar material, "éxito" o salud, sin esfuerzo.

Mejor hagamos CONTRACULTURA® e imitemos a estás cuatro personas. ¿Le provoca?

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