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Clave conceptual: Reconciliación

Clave conceptual: Reconciliación
El P. Rossetti, nos ofrece una serie de fragmentos ilustrativos que nos permiten profundizar cristianamente en la noción de reconciliación


Por: C.L. Rossetti | Fuente: Vatican.va



Se trata de la recuperación de un vinculo de amistad o de alianza que se había perdido a causa del pecado o de la traición de una de las partes. En concreto, el restablecer una relación rota generalmente sucede pidiendo y dando el → perdón. En el NT (sobretodo en la teología paulina) la reconciliación implica tres niveles: con Dios, consigo mismos, con los demás y con el mundo. La primera reconciliación concierne a la relación entre la humanidad y Dios. Éste toma la iniciativa de la pacificación y la realiza mediante Jesucristo, en el que Dios condena el pecado y justifica a los pecadores (2 Co 5,18-21). Reconciliación equivale por tanto a justificación y pacificación con Dios (cf. Rm 5,1s). Desde el momento en que Cristo muere en la Cruz, Dios ya no ve la humanidad como pecadora y desobediente, sino solamente al hombre Jesús que en Nombre de todo el género humano cumple el acto de obediencia y de amor perfecto. Su Sí ha cubierto y tragado todos los No de los pecadores (cf. 1 Co 15,54; 2 Co 1,20). La dimensión personal de la reconciliación consiste en el hecho de hacer recibido, después del perdón de los pecados, no "un espíritu de esclavos para recaer en el temor", sino "un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios" (Rm 8,15-16); "porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza" (2 Tm 1,7). La verdadera reconciliación del hombre con sí mismo se da en el descubrimiento de su propia identidad filial con respecto a Dios. Adopción, salvación y reconciliación encajan. Pero la reconciliación tiene también una dimensión "horizontal" y cósmica. Por medio de Jesús terminó el orden antiguo que establecía la enemistad entre Judíos y Gentiles. El sacrificio de Cristo abate cada "muro de separación"; el amor extendido sobre la cruz anula cualquier división entre los seres humanos (cf. Ef 2,14; Ga 3,28). La paz obtenida mediante la "sangre de su cruz" (Col 1,20) se extiende a todo el Universo. En este nuevo "eone", que la Iglesia anticipa en cuanto mundus reconciliatus (Agustín), se puede entrar "dejándose reconciliar con Dios", acogiendo el Evangelio que es la "palabra de reconciliación" (2 Co 5,20, → evangelización). Jesús indica la reconciliación con el propio adversario como prioritaria condición para presentarse ante el altar de Dios (Mt 5,24). Ésta sella la recuperación de la comunión mediante el perdón y, por tanto, ya es en cuanto tal, sacrificio agradable al Padre (cf. Mt 9,13; Os 6,6)







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