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2. De cómo fue el consistorio y de algunas de sus notas al margen
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Microcosmos del orbe en la urbe
Por: Jesús de las Heras Muela | Fuente: www.revistaecclesia.com
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Viernes 24 de marzo de 2006 -He vivido como peregrino esta primera jornada del Consistorio de creación de nuevos cardenales. De ahí, que esta crónica vaya ser más de relato que de análisis. Y, sobre todo, más de notas al margen y comentarios y ecos de ambiente que de contenidos. Nuestros lectores disponen de toda la documentación e información precisas. A algunos de sus aspectos volveré en próximas crónicas. Ahora voy a contar lo que he visto y he vivido en esta jornada del 24 de marzo de 2006 en Roma.
Luminoso día encapotado
Atmosféricamente el día ha tenido dos partes bajo un único denominador común. Ha sido un típico día romano de primavera naciente, de cielo gris y encapotado, de temperatura agradable y lluvia ligera, fina y no constante por la tarde, a partir de las 14 horas. No ha llovido a la romana, es decir, a cántaros, pero la lluvia sí ha hecho acto de presencia en la jornada, aunque ha respetado la celebración matinal. Eso sí, el día era luminoso en los rostros de los cardenales y el corazón de los fieles. Ha sido, sí, un luminoso días de nubes.
Los actos del día han sido dos: entre las 10,30 y las 12 horas, en la plaza de San Pedro; y entre las 16 y las 17 horas, en el piso primero de los Palacios Apostólicos.
El casi imposible recorrido de la tarde
El primero de ellos, de estos actos -sobre el que mañana volveré ha sido ofrecido por nuestra página web y consistía en una liturgia de la palabra con los ritos propios de un Consistorio ordinario público de creación de nuevos cardenales.
El segundo era un recorrido casi imposible por las bellas estancias de la Logia primera de los Palacios Apostólicos para las llamadas "visitas de cortesía o de calor" o besamanos a los nuevos cardenales.
Digo que ha sido un recorrido casi imposible porque los ríos de gentes desbordaban la capacidad de los lugares y apenas se podía avanzar y alcanzar la "meta". En cualquier caso, este tipo de acciones y de iniciativas a mí siempre me han gustado porque son populares y espontáneos y porque nos muestran que la Iglesia es pueblo, Pueblo santo de Dios. Viendo además esta tarde tantos fieles en los Palacios Apostólicos, contemplando tantas personas y tan variadas en edad, condición, color, idioma y procedencia, ciertamente que a uno se le eleva la moral al comprobar que somos muchos que amamos y seguimos las cosas de la Iglesia.
Microcosmos del orbe en la urbe
Hablando de gentes, sin saber dar un número aproximado de los participantes en esta primera jornada del Consistorio y que en cualquier de los casos sí superarán un par de decenas de miles, cabe decir que las presencias más numerosas eran de italianos, españoles, polacos, franceses y eslovenos.
Muchos eslovenos, sí, que además vestían trajes regionales y se les veía especialmente alegres y festivos. No es para menos pues Franc Rodé, el prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, es quizás el primer cardenal esloveno de la historia. Al menos, de lo que entendemos por Eslovenia como entidad estatal actual. Por otro lado, Eslovenia linda con Italia, lo que facilita la llegada de peregrinos de este país.
También había chinos y filipinos y venezolanos y norteamericanos y coreanos. El neo cardenal Ricard, arzobispo de Burdeos y presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, recibía las visitas en la llamada Sala Lapidaría, la misma estancia en la que se encontraba nuestro Don Antonio Cañizares. Y había mucho francés, un nuevo síntoma quizás de la recuperación de la vitalidad del catolicismo galo.
Don Stanislaw
Quizás el cardenal más popular, la "estrella" -por hablar en términos coloquiales- de este Consistorio ha sido el arzobispo de Cracovia, monseñor Stanislaw Dsiwisz, el fidelísimo secretario personal del Papa Juan Pablo II. Acceder a él durante las tres horas de las visitas de cortesía era poco menos que imposible. Y eso que había una sala sólo para él: la sala de los Pontífices. No podía ser otra.
Se palpaba emoción y gozo en quienes pacientemente hacían cola para poder entrar en el citado recinto y saludarle. Muchos de ellos llegaban con flores. La flor forma parte de la bandera nacional polaca. Se les veía emocionados, pero no nostálgicos. Lo cierto es que yo varias veces he pensado en él. Habría querido adivinar sus pensamientos y sus sentimientos. Me hubiera gustado saber las palabras de indisimulado afecto que intercambió con el Papa Benedicto XVI. Y saber también lo que le decían sus compatriotas polacos y otras tantos cientos de fieles que saludaron. Quizás todos pensarían en él y pensarían, como no, en Juan Pablo II.
Y estoy seguro que ayer, hoy y mañana el flamante cardenal Don Stanilaw habrá pasado y pasará largos ratos de oración y de coloquio ante la tumba de su amado y de nuestro amado Juan Pablo II.
Presencia y memoria de Africa
Otra escena enternecedora del día era la protogonizada por el cardenal ghanés Peter Poreku Dery. Tiene 88 años y está imposibilitado. Va en silla de ruedas. Cuando el Papa le impuso el capelo y le entregó el título cardenalicio correspondiente mereció uno de los aplausos más hermosos de la jornada y máxime cuando Benedicto XVI se levantó de su sede para abrazarle.
En las visitas de cortesía, la escena era igualmente admirable y significativa: emocionado y alegre, el neocardenal permanecía en su silla de rueda acompañado de familiares, típicamente ataviados. Era elocuente escena de sencillez, de familia y de Iglesia. Era presencia y memoria de África, siempre en el corazón.
Los Títulos
Os contaré, amigos, que ayer, en Barajas, escribí una crónica que no he podido recuperar. Se acabó la batería de mi ordenador portátil y perdí el trabajo realizado. ¿De qué iba? De Roma. Se titulaba "Todos los caminos conducen a Roma". Quizás intente volver a escribirla. Os diré, en cualquier caso, que allí os hablaba de mis "amores" por Roma y de cómo en Roma me siento como en mi propia casa, gracias, en buena medida, a la fraterna y constante acogida que me dispensan los sacerdotes operarios diocesanos del Pontificio Colegio Español "San Roma", del que fui alumno entre 1989 y 1992, tres los años más felices de mi vida, dicho sea de paso.
Todo este preámbulo -sí, todo este rollo- viene a cuento- de los títulos de las Iglesias o Diaconías que con el nombramiento cardenalicio se asigna a los cardenales. Ya hemos contado y comentado en esta misma página web que, en fidelidad a las raíces históricas del Colegio cardenalicio, a los cardenales se les vincula todavía hoy con la Iglesia local de Roma también mediante la asignación de estos títulos.
Y uno de los momentos más esperados de los Consistorios es cuando el Papa hace públicas dichas asignaciones. Un servidor además se pregunta entonces si sabe donde está esa Iglesia, si la ha visitado, si, al menos, tiene una idea de la zona donde se encuentra. Es, como veréis, amigos internautas, una manera de recorrer y visitar Roma siquiera con la imaginación, la memoria y el mapa...¡!
Entre las más bellas Iglesias de Roma
En numerosas ocasiones he estado en la Iglesia de Santa María in Domnica o Domenica, también llamada de la Navicela, por una nave de época romana que desde la segunda mitad del siglo XVI se halla junto a su atrio. Esta Iglesia está situada en el Monte Celio, uno de mis lugares preferidos de Roma. Además de esta Iglesia fue titular en el siglo XV un obispo de Sigüenza y también de Sevilla y de Toledo: el cardenal Pedro González de Mendoza. Sí, sí, el célebre cardenal Mendoza.
Santa María in Domnica es diaconía. Las diaconías son asignadas a los cardenales de Curia y a los que, al ser nombrados cardenales, ya sobrepasan los 80 años. Es el cardenal norteamericano William Joseph Levada, el sustituto de Joseph Ratzinger al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el nuevo cardenal del orden de los diáconos titular de esta hermosa Iglesia romana del medievo.
El italiano Carlo Caffarra, arzobispo de Bolonia, también buen teólogo -una de las características de los nombrados cardenales es su indiscutible categoría teológica-, tiene el título cardenalicio de la Iglesia de San Juan Bautista de los Florentinos, que se halla en unos de los lugares más conocidos de Roma: en un "capolinea", en la llegada y salida de los autobuses, junto al Tíber, al comienzo de la Vía Vittorio Enmanuelle. ¡Cuántas y cuántas veces habré estado en sus puertas!
Piaza del Popolo, Stazione Termini y Piaza Navonna
A Don Stasnilaw Dziwisz se le ha dado el título de Santa María del Popolo, la Iglesia renacentista de la plaza romana del mismo nombre, la Iglesia de los Agustinos, la Iglesia que alberga espléndidos cuadros, entre ellos dos extraordinarios Caravaggios.
También he estado muchas veces en la Iglesia de Santa María de la Victoria. Se halla junto a la Plaza Esedra o Plaza de la República, enfrente de la Estación Termini. En este templo se conserva una de las obras maestras de Miguel Ángel: la transverberación de Santa Teresa de Jesús. A esta Iglesia he acudido siempre que he estado en Roma el 15 de octubre, fiesta de la santa abulense. Y el título cardenalicio en cuestión ha recaído en la persona del capuchino Sean Patrick O´Malley, el valiente arzobispo de la compleja y condolida archidiócesis norteamericana de Boston.
También conozco la Iglesia de San Agustín. Está en Campo Marzio o Campo de Marte. Se halla detrás de Plaza Navonna, en uno de los recorridos entre la Plaza de la Rotonda -la plaza del Panteón- y la citada Plaza Navonna. Junto a la Iglesia de San Agustín está la Biblioteca Angélica. Es un hermoso templo, del que fue cardenal titular durante 31 años nuestro querido y recordado Don Marcelo González Martín. Su nuevo cardenal titular es el francés Jean Pierre Ricard.
La Basílica de San Pancracio
¿Y el título de Don Antonio Cañizares? Es también una hermosa Iglesia. Es además Basílica. Está emplazada en el Gianicolo, cerca del Vaticano. La rigen también los carmelitas, de cuya Facultad de Teología, el "Teresianum" está al lado mismo. Hace memoria de uno de los mártires más insignes del primer cristianismo. En ella fue bautizado Eugenio Pacelli, que, entre 1939 y 1958, sería el Papa Pío XII. Quiero recordar que he estado en ella un par de veces.
Nada más escuchar de labios del Papa que era el título asignado a Don Antonio Cañizares me pregunté y pregunté el por qué. Pronto me dijeron que seguro que la razón la sabía el carmelita descalzo español padre Jesús Castellano, valenciano al igual que nuestro flamante cardenal arzobispo de Toledo. La verdad es que no sabía que me encontraría con él. Y sí, en el fragor y en el calor de las visitas de cortesía, lo vi y hablé con él. Y acabé emplazándole a que escriba un artículo en la Revista ECCLESIA sobre esta Basílica y sus vinculaciones posibles con España y con el cardenal Cañizares. Ya me adelantó que es Iglesia teresiana y que Don Antonio nació el 15 de octubre y que además nuestro nuevo cardenal fue obispo de Ávila y que, sin duda, al ser Basílica, se ha querido asimismo realzar la asignación. Le pregunté que cómo, por qué y quién hace este reparto. Me respondió que el trabajo se lo presenta al Papa la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, cuyo titular es el querido y conocido arzobispo italiano monseñor Piero Marini, buen amigo de España y de nuestra Iglesia, siquiera porque trabajó con el cardenal Tavera y porque pasa algunos veranos en nuestras costas...
3. El color de la púrpura
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Luminoso día encapotado
Atmosféricamente el día ha tenido dos partes bajo un único denominador común. Ha sido un típico día romano de primavera naciente, de cielo gris y encapotado, de temperatura agradable y lluvia ligera, fina y no constante por la tarde, a partir de las 14 horas. No ha llovido a la romana, es decir, a cántaros, pero la lluvia sí ha hecho acto de presencia en la jornada, aunque ha respetado la celebración matinal. Eso sí, el día era luminoso en los rostros de los cardenales y el corazón de los fieles. Ha sido, sí, un luminoso días de nubes.
Los actos del día han sido dos: entre las 10,30 y las 12 horas, en la plaza de San Pedro; y entre las 16 y las 17 horas, en el piso primero de los Palacios Apostólicos.
El casi imposible recorrido de la tarde
El primero de ellos, de estos actos -sobre el que mañana volveré ha sido ofrecido por nuestra página web y consistía en una liturgia de la palabra con los ritos propios de un Consistorio ordinario público de creación de nuevos cardenales.
El segundo era un recorrido casi imposible por las bellas estancias de la Logia primera de los Palacios Apostólicos para las llamadas "visitas de cortesía o de calor" o besamanos a los nuevos cardenales.
Digo que ha sido un recorrido casi imposible porque los ríos de gentes desbordaban la capacidad de los lugares y apenas se podía avanzar y alcanzar la "meta". En cualquier caso, este tipo de acciones y de iniciativas a mí siempre me han gustado porque son populares y espontáneos y porque nos muestran que la Iglesia es pueblo, Pueblo santo de Dios. Viendo además esta tarde tantos fieles en los Palacios Apostólicos, contemplando tantas personas y tan variadas en edad, condición, color, idioma y procedencia, ciertamente que a uno se le eleva la moral al comprobar que somos muchos que amamos y seguimos las cosas de la Iglesia.
Microcosmos del orbe en la urbe
Hablando de gentes, sin saber dar un número aproximado de los participantes en esta primera jornada del Consistorio y que en cualquier de los casos sí superarán un par de decenas de miles, cabe decir que las presencias más numerosas eran de italianos, españoles, polacos, franceses y eslovenos.
Muchos eslovenos, sí, que además vestían trajes regionales y se les veía especialmente alegres y festivos. No es para menos pues Franc Rodé, el prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, es quizás el primer cardenal esloveno de la historia. Al menos, de lo que entendemos por Eslovenia como entidad estatal actual. Por otro lado, Eslovenia linda con Italia, lo que facilita la llegada de peregrinos de este país.
También había chinos y filipinos y venezolanos y norteamericanos y coreanos. El neo cardenal Ricard, arzobispo de Burdeos y presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, recibía las visitas en la llamada Sala Lapidaría, la misma estancia en la que se encontraba nuestro Don Antonio Cañizares. Y había mucho francés, un nuevo síntoma quizás de la recuperación de la vitalidad del catolicismo galo.
Don Stanislaw
Quizás el cardenal más popular, la "estrella" -por hablar en términos coloquiales- de este Consistorio ha sido el arzobispo de Cracovia, monseñor Stanislaw Dsiwisz, el fidelísimo secretario personal del Papa Juan Pablo II. Acceder a él durante las tres horas de las visitas de cortesía era poco menos que imposible. Y eso que había una sala sólo para él: la sala de los Pontífices. No podía ser otra.
Se palpaba emoción y gozo en quienes pacientemente hacían cola para poder entrar en el citado recinto y saludarle. Muchos de ellos llegaban con flores. La flor forma parte de la bandera nacional polaca. Se les veía emocionados, pero no nostálgicos. Lo cierto es que yo varias veces he pensado en él. Habría querido adivinar sus pensamientos y sus sentimientos. Me hubiera gustado saber las palabras de indisimulado afecto que intercambió con el Papa Benedicto XVI. Y saber también lo que le decían sus compatriotas polacos y otras tantos cientos de fieles que saludaron. Quizás todos pensarían en él y pensarían, como no, en Juan Pablo II.
Y estoy seguro que ayer, hoy y mañana el flamante cardenal Don Stanilaw habrá pasado y pasará largos ratos de oración y de coloquio ante la tumba de su amado y de nuestro amado Juan Pablo II.
Presencia y memoria de Africa
Otra escena enternecedora del día era la protogonizada por el cardenal ghanés Peter Poreku Dery. Tiene 88 años y está imposibilitado. Va en silla de ruedas. Cuando el Papa le impuso el capelo y le entregó el título cardenalicio correspondiente mereció uno de los aplausos más hermosos de la jornada y máxime cuando Benedicto XVI se levantó de su sede para abrazarle.
En las visitas de cortesía, la escena era igualmente admirable y significativa: emocionado y alegre, el neocardenal permanecía en su silla de rueda acompañado de familiares, típicamente ataviados. Era elocuente escena de sencillez, de familia y de Iglesia. Era presencia y memoria de África, siempre en el corazón.
Los Títulos
Os contaré, amigos, que ayer, en Barajas, escribí una crónica que no he podido recuperar. Se acabó la batería de mi ordenador portátil y perdí el trabajo realizado. ¿De qué iba? De Roma. Se titulaba "Todos los caminos conducen a Roma". Quizás intente volver a escribirla. Os diré, en cualquier caso, que allí os hablaba de mis "amores" por Roma y de cómo en Roma me siento como en mi propia casa, gracias, en buena medida, a la fraterna y constante acogida que me dispensan los sacerdotes operarios diocesanos del Pontificio Colegio Español "San Roma", del que fui alumno entre 1989 y 1992, tres los años más felices de mi vida, dicho sea de paso.
Todo este preámbulo -sí, todo este rollo- viene a cuento- de los títulos de las Iglesias o Diaconías que con el nombramiento cardenalicio se asigna a los cardenales. Ya hemos contado y comentado en esta misma página web que, en fidelidad a las raíces históricas del Colegio cardenalicio, a los cardenales se les vincula todavía hoy con la Iglesia local de Roma también mediante la asignación de estos títulos.
Y uno de los momentos más esperados de los Consistorios es cuando el Papa hace públicas dichas asignaciones. Un servidor además se pregunta entonces si sabe donde está esa Iglesia, si la ha visitado, si, al menos, tiene una idea de la zona donde se encuentra. Es, como veréis, amigos internautas, una manera de recorrer y visitar Roma siquiera con la imaginación, la memoria y el mapa...¡!
Entre las más bellas Iglesias de Roma
En numerosas ocasiones he estado en la Iglesia de Santa María in Domnica o Domenica, también llamada de la Navicela, por una nave de época romana que desde la segunda mitad del siglo XVI se halla junto a su atrio. Esta Iglesia está situada en el Monte Celio, uno de mis lugares preferidos de Roma. Además de esta Iglesia fue titular en el siglo XV un obispo de Sigüenza y también de Sevilla y de Toledo: el cardenal Pedro González de Mendoza. Sí, sí, el célebre cardenal Mendoza.
Santa María in Domnica es diaconía. Las diaconías son asignadas a los cardenales de Curia y a los que, al ser nombrados cardenales, ya sobrepasan los 80 años. Es el cardenal norteamericano William Joseph Levada, el sustituto de Joseph Ratzinger al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el nuevo cardenal del orden de los diáconos titular de esta hermosa Iglesia romana del medievo.
El italiano Carlo Caffarra, arzobispo de Bolonia, también buen teólogo -una de las características de los nombrados cardenales es su indiscutible categoría teológica-, tiene el título cardenalicio de la Iglesia de San Juan Bautista de los Florentinos, que se halla en unos de los lugares más conocidos de Roma: en un "capolinea", en la llegada y salida de los autobuses, junto al Tíber, al comienzo de la Vía Vittorio Enmanuelle. ¡Cuántas y cuántas veces habré estado en sus puertas!
Piaza del Popolo, Stazione Termini y Piaza Navonna
A Don Stasnilaw Dziwisz se le ha dado el título de Santa María del Popolo, la Iglesia renacentista de la plaza romana del mismo nombre, la Iglesia de los Agustinos, la Iglesia que alberga espléndidos cuadros, entre ellos dos extraordinarios Caravaggios.
También he estado muchas veces en la Iglesia de Santa María de la Victoria. Se halla junto a la Plaza Esedra o Plaza de la República, enfrente de la Estación Termini. En este templo se conserva una de las obras maestras de Miguel Ángel: la transverberación de Santa Teresa de Jesús. A esta Iglesia he acudido siempre que he estado en Roma el 15 de octubre, fiesta de la santa abulense. Y el título cardenalicio en cuestión ha recaído en la persona del capuchino Sean Patrick O´Malley, el valiente arzobispo de la compleja y condolida archidiócesis norteamericana de Boston.
También conozco la Iglesia de San Agustín. Está en Campo Marzio o Campo de Marte. Se halla detrás de Plaza Navonna, en uno de los recorridos entre la Plaza de la Rotonda -la plaza del Panteón- y la citada Plaza Navonna. Junto a la Iglesia de San Agustín está la Biblioteca Angélica. Es un hermoso templo, del que fue cardenal titular durante 31 años nuestro querido y recordado Don Marcelo González Martín. Su nuevo cardenal titular es el francés Jean Pierre Ricard.
La Basílica de San Pancracio
¿Y el título de Don Antonio Cañizares? Es también una hermosa Iglesia. Es además Basílica. Está emplazada en el Gianicolo, cerca del Vaticano. La rigen también los carmelitas, de cuya Facultad de Teología, el "Teresianum" está al lado mismo. Hace memoria de uno de los mártires más insignes del primer cristianismo. En ella fue bautizado Eugenio Pacelli, que, entre 1939 y 1958, sería el Papa Pío XII. Quiero recordar que he estado en ella un par de veces.
Nada más escuchar de labios del Papa que era el título asignado a Don Antonio Cañizares me pregunté y pregunté el por qué. Pronto me dijeron que seguro que la razón la sabía el carmelita descalzo español padre Jesús Castellano, valenciano al igual que nuestro flamante cardenal arzobispo de Toledo. La verdad es que no sabía que me encontraría con él. Y sí, en el fragor y en el calor de las visitas de cortesía, lo vi y hablé con él. Y acabé emplazándole a que escriba un artículo en la Revista ECCLESIA sobre esta Basílica y sus vinculaciones posibles con España y con el cardenal Cañizares. Ya me adelantó que es Iglesia teresiana y que Don Antonio nació el 15 de octubre y que además nuestro nuevo cardenal fue obispo de Ávila y que, sin duda, al ser Basílica, se ha querido asimismo realzar la asignación. Le pregunté que cómo, por qué y quién hace este reparto. Me respondió que el trabajo se lo presenta al Papa la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, cuyo titular es el querido y conocido arzobispo italiano monseñor Piero Marini, buen amigo de España y de nuestra Iglesia, siquiera porque trabajó con el cardenal Tavera y porque pasa algunos veranos en nuestras costas...
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