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La custodia de Tierra Santa

La custodia de Tierra Santa
En la actualidad, la Custodia franciscana en Tierra Santa está integrada por 300 frailes franciscanos procedentes de 37 países y de 65 provincias religiosas


Por: Jesús de las Heras Muela | Fuente: www.revistaecclesia.info



En el año de gracia de 1219 San Francisco de Asís, el hermano, el pobre, el cristiano que más se ha parecido a Jesucristo, peregrinó a Tierra Santa. Quería conocer el País de Jesús. Quería vivir en él.

Estar en sus ciudades, en sus montañas, en sus valles, en su lago y en su río. Y entre 1219 y 1220 permaneció en Palestina, Egipto y Siria. Y su peregrinación a Tierra Santa marcará el resto de su vida y marcará también a la Orden por él fundada y a quienes participan de su carisma.


Entonces, en 1219, Tierra Santa estaba bajo dominación musulmana. Francisco buscó a Sultán, quien no sólo lo recibió sino que quedó misteriosa pero inequívocamente prendado y fascinado por él. No por sus armas, ni por su grandeza, ni por su poder, sino por su pobreza, su sencillez, su pequeñez y por el luminoso testimonio que aportaba de Dios mismo.


1217/1342


Dos años antes, en 1217, se habían establecido ya en Tierra Santa los primeros franciscanos, seguidores de Francisco en el común, radical y apasionado seguimiento de Jesucristo. Nacía o mejor dicho se engendraba así la Custodia Franciscana en Tierra Santa.


Su alumbramiento formal y canónico llegaría un siglo después, concretamente el 21 de noviembre de 1342. En Aviñón (Francia), donde residieron los Papas durante sesenta años del siglo XIV, Clemente VI firmaba y promulgaba la bula de la constitución canónica de la Custodia de Tierra Santa.


Una Custodia que ha dado mártires, que ha sido testigo excepcional de la historia lejana y reciente -como durante el asedio a la Basílica de Belén en abril de 2002- y que es hontanar permanente de gracia y de vida cristiana en una Tierra Santa, encrucijada también de credos religiosos, de disputas, de guerras y de rencores.


Y tal es el servicio prestado por los franciscanos que podemos afirmar sin dudarlo que la Providencia de Dios a través de la Custodia franciscana conserva el cristianismo en el País de Jesús, el fundador del cristianismo.


300 frailes de una treintena de países


En la actualidad, la Custodia franciscana en Tierra Santa está integrada por 300 frailes franciscanos procedentes de 37 países y de 65 provincias religiosas. Numerosas religiosas colaboran también con la Custodia, muchas de ellas de carisma asimismo franciscano. La Custodia franciscana en Tierra Santa está presente en Israel, Palestina, Jordania, Siria, Líbano, Chipre y Rodas.


La Custodia franciscana cuida la memoria y la vida de 74 santos lugares, ejerce el ministerio en 34 parroquias y asiste a otros 19 templos. Regenta 15 escuelas con cerca de 7.000 alumnos y unos 500 profesores. Oferta 250 puestos de trabajo en Instituciones y talleres varios. Sirve 4 hospederías de peregrinos -las célebres "Casa Nova"- con medio millar de camas. Tiene 3 residencias para personas mayores y otras 3 casas para acoger a niños huérfanos. Ofrece en ayudas en becas de estudios, alojamientos y alquileres a familias necesitadas y desarrolla también una acción teológica, formativa y divulgativa a través de revistas, publicaciones, editoriales y centros de estudios superiores en Ciencias Eclesiásticas.


Todas estas actividades son costeadas por la generosidad de los fieles de todo el mundo católico a través de 84 comisarías de Tierra Santa presentes en 43 naciones y otros varios Centros de Tierra Santa, destinados a organizar peregrinaciones y a promover la oración, la solidaridad y la cercanía por el País del Señor. Como reconocimiento de esta ingente e impagable labor, la Iglesia organiza todos los viernes santos en todas las Iglesia del orbe católico una colecta de mandato pontificio en favor de los Santos Lugares de la Custodia Franciscana.


Un español, vicecustodio


El fraile franciscano español Artemio Vitores es desde la primavera de 2004 el vicecustodio de Tierra Santa. El custodio es un fraile italiano. Artemio Vitores es de origen palentino y lleva ya muchos años en Tierra Santa. Ha sido director del Centro de Estudios Eclesiásticos de los franciscanos en Jerusalén. Con él conversábamos en la tarde del viernes 2 de diciembre, tras el rezo itinerante del Vía Crucis a través de la Vía Dolorosa.


Nos recibió en la sala de invitados del Convento de San Salvador, en el barrio cristiano de la fascinante Jerusalén amurallada. Con tres cuadros nos explicó el sentido de la Custodia franciscana en Tierra.


El primero de ellos es un óleo que representa la soledad y el dolor de María. Es la soledad dolorida de la escasa y en penuria vida cristiana en que estaba Tierra Santa cuando Francisco decidió peregrinar al País del Señor.


El segundo cuadro muestra a los franciscanos en actitud pobre y samaritana, sirviendo a los necesitados -fueran quienes fueran- dentro de las murallas de Jerusalén. El tercer cuadro es el encuentro de San Francisco de Asís con el Sultán de Egipto, en la tienda de éste en la ciudad santa. Es la expresión de la actitud cristiana de diálogo y de la capacidad de Francisco de transmitir el espíritu de su misión en Tierra Santa: sin peleas ni disputas, sirviendo a todos y demostrando con las obras lo que significa ser cristiano.


Por sus obras, los conoceréis


La sala de visitas de la Custodia se completa con otros seis cuadros. Son representaciones del mismo San Francisco y de San Antonio de Padua, de los santos apóstoles Pedro y Pablo y del Rey y de la Reina de Nápoles que en corazón del siglo XIV pidieron al Papa la Custodia de Tierra Santa para los Franciscanos. Con anterioridad, desde 1217, era una provincia más. Pero el Papa quiso que esta presencia franciscana tuviera un carácter más universal y más católico e instituyó esta presencia interprovincial de la Custodia.


La opción por los pobres, la formación de los niños y de los jóvenes, el servicio litúrgico, la difusión del mensaje de los Santos Lugares, el servicio a los peregrinos, la espiritualidad franciscana, el diálogo ecuménico e interreligioso y el estudio teológico y bíblico son los quicios sobre los que ha girado y gira la Custodia de Tierra Santa, un maravilloso don de Dios a la Iglesia y a la humanidad.







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