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El lenguaje universal de la música para construir un mundo mejor

El lenguaje universal de la música para construir un mundo mejor
El Papa preside un concierto de música clásica en el Vaticano


Por: Jesús de las Heras Muela | Fuente: www.revistaecclesia.info



70 minutos de música clásica de la mejor fue el homenaje que la ciudad de Munich, capital de la sede episcopal que Joseph Ratzinger pastoreó entre 1977 y 1981, le tributó al Papa y a los padres sinodales en la tarde del jueves 20 de octubre de 2005.

La orquesta filarmónica de la capital de Baviera, dirigida por Christian Thielman, ofreció siete hermosas piezas de música sacra, más una de propina. Cantaron dos coros el Regensburger Domspatzen y el Athestis Chorus –el coro más antiguo del mundo-.


Un compositor entre el público

El concierto fue seguido en el Aula “Pablo VI” por más de seis mil personas. Entre ellas se encontraba uno de los autores de las composiciones ejecutadas e interpretadas, un autor bien singular: Georg Ratzinger, el hermano del Papa, sacerdote como él, director del Coro de la capilla de Berlín, octogenario y a quien este verano se le implantó un marcapasos. Suya fue la segunda pieza del repertorio: el “Sanctus” de la Misa del Año Santo.

Los otros autores eran músicos bien conocidos: Palestrina, Mendelssonhn, Mozart, Verdi y Wagner. Por cierto, cuándo habría pensado el nacionalista italiano Giuseppe Verdi que su música se iba a escuchar en el Vaticano… ¡! Las obras más aplaudidas fueron el bellísimo y delicadísimo “Ave verum corpus” de Mozart, el “Te Deum da Quatro Pezzi Sacri” de Verdi y la obertura –siempre hermosa y espectacular- de Wagner.


La música eleva el espíritu a Dios

Los setenta minutos de música fueron coronados por un breve discurso de Benedicto XVI, pronunciado, con calor y con rápida dicción, en italiano y en alemán. Definió la música sacra y clásica como elevación del espíritu a Dios y como lenguaje universal y común a creyentes y no creyentes, que representa una constante invitación, desde el lenguaje también universal del amor, para construir un mundo mejor.

Tras su discurso, el Papa saludó a representantes de la ciudad de Munich, con su alcalde a la cabeza, y a los organizadores del concierto, y recorrió sonriente, a buen ritmo, el pasillo del Aula “Pablo VI”, mientras los fieles le acercaban sus manos que se encontraban en saludo cordial y filial con las del Papa.

El concierto, de gran contenido de música “eucarística”, se inserta dentro de las jornadas ya finales del Sínodo. (Jesús de las Heras Muela – Enviado especial Síndo para ECCLESIA Digital)







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