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En la muerte de Juan Pablo II resonando su llamada: ¡NO TENGÁIS MIEDO!

En la muerte de Juan Pablo II resonando su llamada: ¡NO TENGÁIS MIEDO!
In memoriam agradecida a Juan Pablo II el Magno, el Papa de nuestras vidas


Por: Jesús de las Heras Muela | Fuente: www.revistaecclesia.info



Me iba a poner a escribir este artículo para NUEVA ALCARRIA a las 22 horas del sábado 2 de abril. Quería apurar al máximo los tiempos y los plazos. Me resistía a escribir de la muerte del Papa Juan Pablo II antes de que se produjera. A las 21:37 horas llegaba implacable la noticia de su muerte. Escribo con caligrafía del alma, en emoción contenida y en agradecimiento público a quien ha sido el Papa de nuestras vidas, el Papa de mi vida, el Papa que me ordenó sacerdote el 8 de noviembre de 1982, en Valencia, en el transcurso de su primera visita apostólica a España, el Papa para el que trabajé en los Sínodos de los años 1999 y 2001, el Papa que me invitó a almorzar en su comedor vaticano en octubre de 1999, el Papa al que acompañé en sus viajes a República Dominicana en 1992 y a Cuba en 1998, el Papa al que seguí en sus visitas a España en 1982, 1984, 1989 y 1993, el Papa de quien estuve tan cerca en su quinto y último viaje pastoral a España en mayo de 2003, del que fue responsable de comunicación, el Papa de los récords, el Papa de las encíclicas, el Papa de tantas cosas, el Papa de nuestras vidas.


El Papa de las coherencias

Su vida y su ministerio han sido como una profecía, como una parábola, como una historia de certezas y de congruencias. Aquel Papa atlético del sorprendente 16 de octubre de 1978; aquel Papa casi mortalmente herido del 13 de mayo de 1981; ese Papa del Gemelli de los pasados y recientes meses de febrero y marzo; este Papa de la cruz transfigurada, de la cruz florecida en pascua de los días 1 y 2 de abril de 2005 es el Papa de las coherencias, es el Papa ya de la esperanza iluminada y resplandeciente que no defrauda.

En otoño de 1994 Juan Pablo II publicó su primer libro como Papa. “Cruzando el umbral de la esperanza” era su título. Él, que nos dio tantas razones para la esperanza, ha cruzado esta noche el umbral de la Esperanza con mayúscula.

“¡No tengáis miedo!” fueron sus primeras palabras recién elegido Sucesor de Pedro. “¡No tengáis miedo!” han sido frases del alma, traducidas cotidianamente a vida, que él ha repetido una y otra vez. Y ahora, en estos momentos de dolor y de interrogantes, siguen siendo su mejor legado, su mayor certeza, su más espléndido testamento. “¡No tengáis miedo. Abrid las puertas a Cristo. Sólo Él es el Redentor del hombre!”.

Gracias, Juan Pablo II, gracias de corazón. No te olvidaremos porque has escrito páginas endebles en nuestras vidas. Quédate con nosotros desde las balconadas del cielo. Recuérdanos que no tengamos miedo y que crucemos todos los umbrales de las esperanzas terrenas, pastorales y eclesiales. Y muéstranos ya, de manos de María, de quien has sido “todo tuyo”, a Jesucristo, único Redentor del hombre, camino, verdad y vida, luz y sal, pan y vino nuevos, alegría y esperanza nuestra. Gracias, Juan Pablo II, Papa de nuestras vidas. (Jesús de las Heras Muela - ECCLESIA DIGITAL)







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