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2 (bis). Las primeras horas y los primeros días del nuevo Papa

2 (bis). Las primeras horas y los primeros días del nuevo Papa
Crónicas desde los umbrales del Cónclave: Martes 19 de abril de 2005 (2)


Por: Jesús de las Heras Muela | Fuente: Revista ECCLESIA



Las precisas y bien detalladas normas y rúbricas vaticanas para los ritos y celebraciones tras la muerte del Papa, los días de Sede Vacante y las jornadas electorales del Cónclave, apenas dicen o prescriben nada sobre las primeras horas y los primeros días del nuevo Papa.

Ni tan siquiera queda fijado calendario para su solemne toma de posesión, la llamada Eucaristía de comienzo o inauguración del ministerio apostólico, que ha de tener lugar "en tiempo oportuno, según lo que decida el Sumo Pontífice". ¿Cuándo, pues? Todo depende del día de la elección. ¿El domingo 24 de abril podría ser esta fecha? ¿El sábado 30 de abril o el domingo 1 de mayo?

Tras esta celebración de inauguración del Pontificado, el nuevo Vicario de Cristo, el nuevo Obispo de Roma, "dentro de un tiempo conveniente, tomará posesión después de la Patriarcal Archibasílica Lateranense, según el rito prescrito". Es la Basílica de San Juan de Letrán, la Iglesia cabeza y madre de todas las Iglesia, la Catedral de Roma.


Rápida mirada retrospectiva

El Papa Juan Pablo II fue elegido Papa en la tarde del 16 de octubre de 1978. Era lunes. Al domingo siguiente, día 22 de octubre, celebrará la Eucaristía solemne de comienzo de pontificado, en la Plaza de San Pedro. Este mismo escenario acogía en la mañana del domingo 3 de septiembre de 1978 la celebración idéntica del comienzo del pontificado de Juan Pablo I, elegido en la tarde del sábado 26 de agosto.

Pablo VI calzó las sandalias del pescador el 21 de junio de 1963 y ocho días después, el 29 de junio, solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, tomaba posesión solemne del servicio petrino al que había sido llamado. Fue en el interior de la Basílica Vaticana. Después, en el balcón o logia central de esta misma Basílica, recibía la tiara, la corona del Sumo Pontífice, donada por los fieles de su archidiócesis de Milán, que después sería fundida con destino a los pobres. Fue la última coronación pontificia.

Juan XXIII fue elegido Sucesor de San Pedro el 28 de octubre de 1958, festividad de los apóstoles San Simón y San Judas y la coronación y solemne comienzo de pontificado tuvo lugar el 4 de noviembre, festividad del gran italiano del siglo XVI, San Carlos Borromeo, uno de los santos protectores del Papa bueno, como él mismo escribió en su "Diario del alma".

¿Cómo transcurrieron los días que fueron desde la elección pontificia de los citados Papas hasta su toma de posesión o celebración de comienzo solemne de pontificado? Nada hay prescrito. Se trata de un silencio respetuoso de las normas y las rúbricas para no condicionar las eventuales decisiones de quien, al ser elegido Papa, se ha convertido, por esta razón, en el Legislador supremo de la Iglesia.

Juan XXIII, en el ya citado "Diario de un alma", relata sus primeras conversaciones con su emocionado, apabullado y tan nervioso, en aquellas horas vespertinas, secretario personal, monseñor Loris Capovilla, a quien, cuándo le preguntó "¿y ahora qué hacemos?", le respondió, con aquella inefable sabiduría del corazón y hasta socarronería, que "ahora vamos a rezar vísperas y completas en paz". Juan XIII evocaría su primera cena en soledad en los apartamentos pontificios, praxis que él mismo se encargó de modificar. La leyenda -con alas cinematográficas de "Las sandalias del pescador"- cuenta que el Papa Roncalli se fugó una de aquellas noches primeras para recorrer el Trastevere romano, historia que si "non é vera, é bene trovatta" ("si no es verdadera, está bien traída"), a tenor de la personalidad de Juan XXIII...

Consta documentalmente que en aquellos días de transición el Papa Wojtyla sí salió del Vaticano con destino a un Hospital romano, donde se hallaba ingresado el prelado polaco, que servía en la Curia, monseñor Andrej María Deskur, a quien después haría cardenal y quien todavía vive, impedido, con 81 años.


Papa desde la aceptación

Cuando un cardenal de este Cónclave de abril de 2005 obtenga 77 votos -los dos tercios- se habrá producido la elección. Al instante el último de los cardenales diáconos electores, ahora el italiano Attilio Nicora, abrirá las puertas cerradas y selladas de la capilla Sixtina, en que sólo habrán permanecido los 115 cardenales electores y los escrutadores y asistentes, y llamará al Secretario del Colegio de los Cardenales, Arzobispo Francesco Monterisi, y al Maestro de las Ceremonias Pontificias, Arzobispo Piero Marini, más dos ayudantes suyos.

Una vez llegados al aula y en su presencia testifical, el Cardenal Decano, el alemán Joseph Ratzinger, o, en su defecto o elección, el Cardenal Vicedecano, el italiano Angelo Sodano, preguntará al elegido: "- Acceptásne electiónem de te canónice factam de Summum Pontificem?". Apenas recibida la aceptación del elegido, de nuevo el Decano de los Cardenales, preguntará, de nuevo: "-Quo nómine vis vocári?" y éste responderá "-Vocábor...". En ese momento, el Maestro de las Ceremonias Pontificias tomará acta notarial de la aceptación y el elegido será ya, a todos los efectos, el nuevo Obispo de Roma, el nuevo Pastor de la Iglesia Universal.


Ritos posteriores

Tras la aceptación y la inmediata y automática -siempre que el elegido sea ya Obispo- plena posesión canónica del ministerio petrino, se queman las papeletas del escrutinio y demás apuntes y se prepara la "fumatta" blanca. El nuevo Papa, acompañado del Maestro de Ceremonias Pontificias, se dirigirá a la sacristía de la capilla Sixtina, donde le esperarán tres sotanas blancas para vestirse de la que le sea propia de su talla. Vestido también de la estola papal, regresará a la Capilla Sixtina, ocupará la Cátedra, hasta entonces vacante. El Cardenal Decano le invitará, mediante una monición, a la escucha de la palabra de Dios y a la plegaria, que se proclamarán ante los cardenales, quienes, seguidamente, por orden de precedencia caminarán hasta la Cátedra papal, ya cubierta, y prestarán al nuevo Pontífice la muestra de su obediencia y comunión mediante el abrazo de la paz, para concluir estos primeros minutos de la vida y ministerio del nuevo Papa con el canto del "Te Deum".

A continuación y mientras el cardenal protodiácono, el chileno Jorge Arturo Medina Estévez, acompañado de los ceremonieros, irá hacia el balcón central de la Basílica de San Pedro para anunciar a Roma, a la cristiandad y al mundo entero, el nombre del nuevo Papa, éste habrá recibido la felicitación del Sustituto de la Secretaría de Estado, del Secretario para las Relaciones con los Estados, del Prefecto de la Casa Pontificia y de otros posibles Prelados.

Por fin, en torno a quince minutos después del anuncio del nombre del nuevo Papa, éste, precedido de la cruz, los cirios y de los ceremonieros, y acompañado de tres cardenales -el primero del orden de los obispos, Gantin o Raztinger; el primero del orden de los presbíteros, Kim o Baum; y el primero del orden de los diáconos, el ya citado Medina-, desde la Logia externa de la Basílica de San Pedro, saludará y bendecirá al pueblo, impartiéndole su primera Bendición Apostólica "Urbi et Orbi". Y mientras las campanas repiquen a gloria y la noticia dé la vuelta al mundo, el orbe y la urbe sentirán el gozo inenarrable del "Habemuns Papam!".

Escrito por Jesús de las Heras Muela - Director de la Revista "ECCLESIA" (Enviado especial a Roma)


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