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El cántico de la viña: fuente de inspiración para Jesús

El cántico de la viña: fuente de inspiración para Jesús
Domingo 27 del tiempo Ordinario. Ciclo A. La viña fue entregada a la Iglesia para que produzca frutos.


Por: P. Jesús Martí Ballester |



Domingo 27 del tiempo Ordinario. Ciclo A.
2 de octubre de 2005


1. "Tú eres el dueño del universo" Ester 13, 9. Tu eres grande en poder, pero también en amor y misericordia. La omnipotencia puesta al servicio del amor y, como lo propio del amor es dar y darse, podemos pedir a Dios, que con amor generoso desborda los méritos y los deseos de los que le suplican, que nos conceda aun aquello que no nos atrevemos a pedir: Oración Colecta.

2. En una lectura atenta del Evangelio percibimos cómo se va dibujando gradualmente la tristeza en el rostro de Jesús y reflejando en sus expresiones. Cuando comenzó su ministerio de predicar, brotaban de sus labios las parábolas bucólicas, como églogas campestres, apacibles y serenas de ovejas, de rebaños, y de pastores. De tesoros escondidos, de luces sobre el candelero, de la ciudad construida en lo alto, de granos de mostaza que crecen y puñados de levadura que se multiplican. De lirios del campo fragantes, y de pájaros cuidados por el Padre del cielo. Por el contrario las imágenes últimas de su vida de predicador ambulante, expresadas en parábolas, son dramáticas y violentas. El fracaso evidente de su predicación entre la jerarquía religiosa, que rechazaba su enseñanza por orgullo herido, intereses perjudicados, desplazamiento de sus puestos y cargos honoríficos que tanto buscaban y les gustaban y apetecían, como les exigía un cambio radical, motiva la parábola de la viña, dirigida a los sumos sacerdotes y a los senadores del pueblo, que no estaban dispuestos a cambiar su mentalidad, ni querían renunciar a su situación de privilegio.

3. Jesús se inspira en el bellísimo cántico de la viña de Isaías. Los dos textos son complementarios. "Un propietario plantó una viña. La rodeó, la cuidó". Isaías personifica la viña: "La viña del Señor es la casa de Israel". La viña son los hombres. Concretamente aquel Israel histórico, aquellos hombres que le rechazan, que no quieren aceptar su Palabra, que se experimentan engañados y chasqueados por él. Esperó racimos de uvas y cosechó agrazones. "¿Qué más pude hacer por ti? Yo te planté como viña mía, escogida y hermosa. ¡Qué amarga te has vuelto conmigo! Para mi sed me diste vinagre, con la lanza traspasaste el costado a tu Salvador!". Isaías 5,1.

Dios plantó la viña del género humano al crear a Adán y al elegir a los patriarcas, todos hebreos. Después la confió a unos labradores, con el don de la ley mosaica, todos judíos. La rodeó con una cerca, determinando la tierra que debían habitar. Construyó una torre, eligió a Jerusalén, ciudad bien construida, donde están los tribunales de justicia. Excavó un lagar, para el espíritu profético. Después envió algunos profetas, antes del exilio de Babilonia, y después de éste envió a otros, para exigir sus frutos. Pero, como no les hacían caso, envió a su propio hijo, nuestro Señor Jesucristo, al que aquellos labradores malvados mataron y arrojaron fuera de la viña. La viña de Israel. La viña elegida y amada, por la que Jesús llorará profetizando su destrucción: “No quedará piedra sobre piedra”. Este fue el motivo por el que Dios confió su viña extendida al mundo entero, a otros agricultores, que le entregaran los frutos a su tiempo. Ahora la torre de la elección se yergue por todo el mundo, pues por todas partes resplandece la Iglesia. Y en todas partes se ha excavado el lagar, pues en todo lugar hay quienes acogen al Espíritu de Dios. Uno y el mismo es el Dios Padre, que plantó la viña, que envió a los profetas, que mandó a su propio Hijo, que dio la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo. (San Ireneo).

4. Jesús, se presenta como el Hijo, a quien "agarran, lo empujan fuera de la viña y lo matan" Mateo 21,23. Habían matado a los Profetas, al último, Juan Bautista. Tendrán respeto a mi Hijo. Pero los sumos sacerdotes y senadores del pueblo no le aceptan. Si no le matan ya, es porque temen al pueblo que cree en El. "Este es el heredero. Lo matamos y nos quedamos con la heredad". Se repite la historia de Adán. El espíritu diabólico que viene inoculado desde la derrota del paraíso en el corazón de los hombres. El orgullo de no someterse. Es lo que hace el hombre que quiere construir la vida por sí mismo, con autonomía absoluta y total, eliminando toda injerencia externa o exterior a sí mismo, incluso la de Dios, a quien relega de origen, raíz y creador, a usurpador y competidor: “Seréis como dioses”.

5. La parábola resulta plenamente actual. Se da hoy una corrupción de la idea de libertad, considerada como una fuerza autónoma de autoafirmación insolidaria, para conseguir el propio bienestar egoísta y no como la capacidad de realizar la verdad del proyecto de Dios sobre el hombre y el mundo. Se exalta la libertad del individuo desligada de cualquier obligación, fidelidad y compromiso. Aquellos representantes del pueblo religioso que rechazaban el evangelio, se consideraban oráculos de la verdad. Ni por un momento se cuestionaban, a pesar de los milagros de Jesús, que El pudiera ser la Verdad. Estaban seguros de sí mismos. No dudaban.

Es lo que hoy acontece: Se considera al hombre autor de la bondad de las cosas y creador de las normas éticas. Se piensa y se actúa como si el hombre o la cultura que él fabrica, pudiera determinar lo que está bien y lo que está mal, tentación a la que sucumbió el primer hombre. Y se cae en el subjetivismo moral, en el relativismo que niega la universalidad de las leyes morales y de los valores. Se actúa como si las leyes dependieran de la voluntad de cada uno, de la opinión y de los votos de la mayoría, y de la evolución de las situaciones históricas.

6. "Se os quitará la viña y será entregada a un pueblo que produzca frutos". La viña ha sido entregada a la Iglesia. Cada uno debe cultivarla y procurar con todas sus fuerzas permanecer en la Vid, que es Cristo, para producir buenas obras, justicia y caridad. Santidad. “Rema remar hacia adentro”. Construye el hombre interior. No construyas torres desmochadas sin cúpula gloriosa, extiende tu tienda hacia horizontes más altos, que la razón y el racionalismo que proviene de su ejercicio necesariamente tienen un límite. Sumérgete en la contemplación. Ten en cuenta las tres edades de la vida cristiana y no te quedes en el catecismo de la primera comunión y en su traje infantil. "Derecho y justicia".

7. "Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo; no permitas que la cepa que tu diestra plantó, sea pisoteada por los jabalíes, y se la coman las alimañas. Ven a visitar tu viña, y haz que crezca vigorosa" con tu bendición Salmo 79. Existen hoy tantas alimañas que nos roban el tesoro que llevamos en vasijas de barro… Y se da tal desconocimiento de la profundidad de nuestra fe….

8. Las tribus del Norte de Palestina, Benjamín, Efraín y Manasés, han sido deportadas por Asiria. Como José es el hermano de Benjamín, el salmista apela a la predilección del Señor por él, a quien ha conducido siempre como un Pastor, con un cuidado y una providencia especiales, para que, por consideración a él, se apiade de las tribus de sus sobrinos, Efraín y Manasés, hijos de Benjamín, a quienes les ha tocado el Norte en el reparto de la tierra. A punto de desaparecer por la invasión de los asirios, le recuerda el salmista, la liberación de Israel de Egipto, que no tiene viñas, y de donde fue trasplantado a Canaán o Palestina. Si hiciste tanto por tu pueblo, ¿cómo ahora has abandonado tu viña que tan amorosamente plantó tu diestra? La parábola, la de "los viñadores homicidas", pone al descubierto la mala disposición de los jefes de Israel, reacios desde antiguo a reformarse, desoyendo a los profetas y, últimamente, a Jesús. Se creían los dueños de la religión y del pueblo elegido. El amor de Dios fue correspondido con los frutos amargos de la injusticia. Los dirigentes de Israel reaccionan siempre de la misma manera: los profetas y el Hijo vienen a desmontar el esquema de poder y de organización religiosa y social del pueblo del que se sienten dueños absolutos, por ello la conclusión es clara: Este es el heredero, venid, lo matamos y nos quedamos con la herencia (Mt 21, 38). Así es cómo Cristo fue muerto fuera de la ciudad, (fuera de la viña).

9. La parábola se dirige ahora al nuevo pueblo de Dios al que interpela para que descubra que puede haber caído en la misma deformación moral que el antiguo. Nosotros somos ahora ese nuevo pueblo, la viña elegida de Dios, en la que Cristo es la cepa de la que brotan los sarmientos injertados en él por el bautismo: "Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador.

Todo sarmiento que en mí no lleve fruto, lo cortará; y todo el que dé fruto, lo podará, para que dé más fruto" (Jn 15,1). La poda es la prueba, no la maldición. La prueba es la gracia del crecimiento, de la plusmarca. El Padre espera de nosotros que creamos en su Hijo y no nos adaptemos a los criterios de este mundo aceptando su palabra, que cambiemos de vida y guardemos el derecho y la justicia (Is 5,7) y seamos perfectos como él es perfecto. Y que vivamos con él, en su presencia y con los ojos pendientes de su cariño y atención. A Dios no le gusta verse rodeado de un culto externo mientras claman a él los gritos de los oprimidos (7). Las acciones más espirituales deben edificarse sobre el derecho y la justicia, sobre todo hacia los más débiles, como ya había denunciado Jesús: "Dejáis de lado lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la lealtad" (Mat 23,23).

10. Sobre este cimiento se levanta la conducta cristiana, que deben vivir los hombres como imágenes de Dios, conforme al Hijo, el hombre perfecto. Es lo que nos dice San Pablo "todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable; todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta" (Fll 4,8).

11. Con la fuerza del Señor muerto y resucitado, piedra desechada y ahora convertida por el Padre celeste e inmortal en piedra angular. En pan vivo y en sangre pisada en el lagar de la cruz, inmolada otra vez sobre el ara del altar para alimentar la viña, que tanto ama.


Jesús Martí Ballester
jmarti@ciberia.es







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