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Sra. Ángela de Ruvalcaba (Cancún, México)

Sra. Ángela de Ruvalcaba (Cancún, México)
Un dolor alegre


Por: Sra. Ángela de Ruvalcaba | Fuente: www.buenas-noticias.org



El día de hoy presentamos a nuestros lectores un caso ejemplar: el de la mamá de unos futuros sacerdotes.

La Sra. Ángela de Ruvalcaba, de Cancún (México), nos ofrece su testimonio de madre, cuyos dos hijos se consagraron a Dios siguiendo la vocación sacerdotal en la Legión de Cristo. Estamos seguros que estas breves pero intensas líneas serán de mucho provecho para todos.

Y aprovechando el mensaje de la Sra. Ángela, quisiéramos invitar desde Buenas Noticias a que también aquellos lectores que sean familiares de sacerdotes nos envíen su testimonio. ¡Cuánto bendice Dios a través de la vocación de un hijo, hermano, primo o pariente! Por ello, si desea compartir con nosotros su experiencia, envíe un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org

Muchas gracias


Un dolor alegre

En verdad no tengo palabras para expresarle mi agradecimiento a Dios –aunque no alcance a ver en su totalidad la bondad del Señor– por la gracia tan grande de haber puesto su mirada en mis hijos, en mi familia.

Mis hijos, ahora, son muy jóvenes. El mayor tiene 24 y le sigue el de 22. Y les faltan muchos años por recorrer en su vocación sacerdotal. Pero el hecho de haberse dado la oportunidad de considerar este camino ya es toda una decisión. Algunas veces nos duele el hecho de no tener a los hijos cerca, en casa, la distancia no es fácil y creo que nos hubiera gustado compartir más tiempo su juventud. Esto lo digo porque mi hijo menor entró al centro vocacional de la Legión de Cristo con 14 años, y un año después se fue mi primogénito al noviciado de los legionarios de Cristo a sus 17 años.

Sin embargo, me iluminó mucho una de las homilías de Mons. Pedro Pablo Elizondo, L.C., nuestro obispo, en una misa de tantas, que dijo: «Hay felicidades que dan tristeza y hay tristezas que dan felicidad». Hasta ese momento supe cómo expresar mi sentimiento hacia la vocación de mis hijos. Tener una vocación en la familia es una alegría dolorosa o, mejor, un dolor alegre. Duele el tenerlos lejos, pero la alegría es grande cuando los ves tan felices. La felicidad mayor nace de saber que ellos están haciendo la voluntad de Dios; que el Señor los llamó por su nombre y que están siendo generosos con El.

¿Cuántas veces hemos dicho que daríamos la vida por nuestros hijos? Comencemos ahora dando con gusto nuestro apoyo a su vocación. El camino al sacerdocio está lleno de gracias y bendiciones como de piedras y espinas. No seamos nosotros la piedra mayor en el camino de nuestros hijos. Como papás, sólo nos queda apoyarles de palabra, con hechos y con mucha oración. Conviene ayudarles o por lo menos no estorbarles a tomar su decisión. Vale la pena ser generosos con Dios y con nuestros hijos; sabiendo que a Dios nadie le gana en generosidad.

Hoy vivimos agradecidos con el Señor por la gracia tan grande de tener vocaciones religiosas en la familia. Les invito a que roguemos al dueño de la mies que sean muchas, muchas las familias bendecidas de igual manera.

Testimonio tomado de www.regnumchristi.org


Si usted es sacerdote o conoce el testimonio de algún sacerdote que desee compartir, envíe un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org

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