También te puede interesar
200 jubilados voluntarios para ir al infierno de Fukushima, ¡hurra por los abuelos!
200 jubilados voluntarios para ir al infierno de Fukushima, ¡hurra por los abuelos!
Nosotros vamos a volver. Tenemos que trabajar pero morir nunca.
Por: Juanjo Romero | Fuente: www.buenas-noticias.org
Por: Juanjo Romero | Fuente: www.buenas-noticias.org
Decía San Francisco Javier, respecto a la evangelización, que «no hay entre los infieles ningún pueblo más bien dotado que el japonés». Experiencia tenía y no es que lo agasajasen precisamente.
Las virtudes humanas sobreabundan. Es una pena que alguno de sus pastores actuales les consideren incapaces de recibir con plenitud el evangelio y les den sucedáneos insulsos, adaptaciones cursis y edulcoradas de la Buena Nueva. No se lo merecen.
Ayer leí en la BBC, la iniciativa de un grupo de 200 ingenieros y técnicos japoneses retirados, que se han ofrecido al gobierno para ser ellos, y no los jóvenes, los que procuren terminar de solucionar el problema de la central nuclear de Fukusima. Porque aunque ya no salga en los telediarios, aquella desgracia continúa.
Como aclara Yasuteru Yamada, promotor de la idea:
«Tengo 72 años y la probabilidad de vivir entre trece y quince años más. En el caso de que la radiación me afecte, el cáncer tardaría entre veinte y treinta años en aparecer».
A primera vista da la sensación de una frialdad estremecedora, digna de Hugh Laurie en la serie House. Pero que a Yamada se le hayan unido más de 200 personas altamente cualificadas, y todas mayores de 60 años, me parece asombroso y fuera de toda lógica; hay algo más.
Por si a alguno le quedan dudas de que sea un tema cultural, descartan que se les consideren kamikaze:
«No somos kamikaze. Los kamikaze fueron algo extraño, no hacían ninguna evaluación del riesgo. Iban a morir. Pero nosotros vamos a volver. Tenemos que trabajar pero morir nunca».
Saben que sus vidas corren peligro y las ofrecen por sus hermanos.
Creo que es fácil imaginarse a San Francisco Javier consumido por las ganas de hablarles del Señor; del mismo modo que es incomprensible que hoy en día sea el único país de misión en el que disminuyen los católicos.
Y, sin cambiar de tema, hago extensible esta pequeñita laudatio a todos esos abuelos que renuncian a su merecido descanso y cargan sobre sí a los nietos para ayudar a sus hijos. Es menos espectacular, y probablemente no les dediquen un reportaje de la BBC, pero son igualmente heroicos, aunque no sean ingenieros. No exagero si digo que el modo de vida moderno no se puede entender sin ellos, y tampoco la transmisión de la fe.
San Joaquín y Santa Ana, interceded por ellos.
Síguenos en Facebook: Buenas Noticias en Facebook
Si quieres comunicarte con el autor, envía un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org
Regala una suscripción totalmente gratis http://es.catholic.net/buenasnoticias/regalo.php
Suscríbete por primera vez a nuestros servicios
http://es.catholic.net/buenasnoticias
Las virtudes humanas sobreabundan. Es una pena que alguno de sus pastores actuales les consideren incapaces de recibir con plenitud el evangelio y les den sucedáneos insulsos, adaptaciones cursis y edulcoradas de la Buena Nueva. No se lo merecen.
Ayer leí en la BBC, la iniciativa de un grupo de 200 ingenieros y técnicos japoneses retirados, que se han ofrecido al gobierno para ser ellos, y no los jóvenes, los que procuren terminar de solucionar el problema de la central nuclear de Fukusima. Porque aunque ya no salga en los telediarios, aquella desgracia continúa.
Como aclara Yasuteru Yamada, promotor de la idea:
«Tengo 72 años y la probabilidad de vivir entre trece y quince años más. En el caso de que la radiación me afecte, el cáncer tardaría entre veinte y treinta años en aparecer».
A primera vista da la sensación de una frialdad estremecedora, digna de Hugh Laurie en la serie House. Pero que a Yamada se le hayan unido más de 200 personas altamente cualificadas, y todas mayores de 60 años, me parece asombroso y fuera de toda lógica; hay algo más.
Por si a alguno le quedan dudas de que sea un tema cultural, descartan que se les consideren kamikaze:
«No somos kamikaze. Los kamikaze fueron algo extraño, no hacían ninguna evaluación del riesgo. Iban a morir. Pero nosotros vamos a volver. Tenemos que trabajar pero morir nunca».
Saben que sus vidas corren peligro y las ofrecen por sus hermanos.
Creo que es fácil imaginarse a San Francisco Javier consumido por las ganas de hablarles del Señor; del mismo modo que es incomprensible que hoy en día sea el único país de misión en el que disminuyen los católicos.
Y, sin cambiar de tema, hago extensible esta pequeñita laudatio a todos esos abuelos que renuncian a su merecido descanso y cargan sobre sí a los nietos para ayudar a sus hijos. Es menos espectacular, y probablemente no les dediquen un reportaje de la BBC, pero son igualmente heroicos, aunque no sean ingenieros. No exagero si digo que el modo de vida moderno no se puede entender sin ellos, y tampoco la transmisión de la fe.
San Joaquín y Santa Ana, interceded por ellos.
Síguenos en Facebook: Buenas Noticias en Facebook
Si quieres comunicarte con el autor, envía un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org
Regala una suscripción totalmente gratis http://es.catholic.net/buenasnoticias/regalo.php
Suscríbete por primera vez a nuestros servicios
http://es.catholic.net/buenasnoticias
Consultorios