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La historia de Annie, nos deja claro que los límites los pone nuestra mente...

Annie Clark: la caligrafía es más bella sin manos
Siete años, una gran sonrisa… y sin manos.


Por: Juan Antonio Ruiz, L.C | Fuente: www.buenas-noticias.org



Siete años, una gran sonrisa… y sin manos. Es la perfecta descripción de Annie Clark, una niña norteamericana de Pittsburgh, Pennsylvania (EEUU). Aunque aquello que más le caracteriza en realidad su carácter decisivo: cualidad que le llevó a ganar la 21ª edición de la Competencia Anual de Caligrafía de los Estados Unidos (2012) para discapacitados. Un logro que ha conmovido al país entero…

Su padre, Tom, dice con una sonrisa: «Mi hija siempre ha sido muy, muy autosuficiente. Es capaz de ir en bicicleta, de nadar, de abrir una lata de refresco o incluso de pintarse las uñas de los pies». Y claro, también puede vestirse y comer sola… circunstancia que ayuda mucho a su numerosa familia: Tom y Mary Ellen Clark tienen nueve hijos, tres biológicos y seis adoptados de China (Annie entre ellos).

De hecho, si uno visita a la familia Clark, se da cuenta de dónde le viene a Annie esa fortaleza de ánimo. De los seis hijos adoptados, cuatro tienen una discapacidad, entre las que están Alyssa de 18 años y Abbey de 21 –ésta última hija biológica– que tienen Síndrome de Down.

«No es que buscásemos adoptar siempre a niños con necesidades especiales, pero así es como surgió todo», dice Mary Ellen. Y mirando a su hija Annie, dice: «es una niña maravillosa. De mayor quiere ser escritora de libros sobre animales». Una meta a la que el padre está seguro que llegará: «tiene tanta determinación que no hay nada que se le resista».

Esta sana tozudez también ha sido comprobada por los profesores. Dicen que Annie a veces puede ser un poco tímida, pero que es siempre tenaz y diligente: «Cuando escribe, quiere asegurarse que lo está haciendo en forma clara y concisa y realmente se enorgullece de su trabajo», dice Laura Erb, la maestra de Annie de la Academia Wilson Christian. «Sostiene el lápiz entre sus antebrazos y en ocasiones tiene que pararse para permanecer dentro de los renglones. A pesar de su discapacidad, Annie nunca se queda atrás en las clases y aprende rápidamente».

Suceda lo que suceda en el futuro, lo cierto es que hoy Annie se ha llevado a casa el trofeo Nicholas Maxim para niños con discapacidad, además de mil dólares dados por la editorial Zaner–Bloser, patrocinadora del concurso. ¿Está feliz? Es Mary Ellen, la orgullosísima madre, la que responde: «Este premio le ha dado una gran confianza en sí misma. Está orgullosa de ser quien es y como madre estoy absolutamente feliz por eso».

 

 

 



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