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Bailando para Dios

Bailando para Dios
Dios llama a quien quiere y como quiere.


Por: Antonio Aldrette | Fuente: Buenas Noticias





«Comencé a frecuentar las discotecas a los 19 años. Iba todas las noches y me quedaba hasta las ocho de la mañana. Desde la medianoche hasta las 4 de la madrugada me exhibía en “el cubo”». Su vida degeneró poco a poco a causa del vertiginoso tren de vida: «Buscaba las discotecas más frecuentadas, de ahí mis relaciones poco dignas con los hombres y el abuso de alcohol. Fueron años muy intensos, durante los cuales perdí totalmente la cabeza».

Las palabras que acabamos de transcribir podrían tener poco de llamativo para el lector. El ambiente de hoy es tan difícil y agresivo que ya nos podría resultar "normal" esta declaración. Sin embargo la cosa cambia radicalmente si se añade -como es en realidad- que la muchacha que da este testimonio es hoy una monja.

Efectivamente, esta joven se llama "Sor" Anna Nobili y forma parte de la congregación de las Hermanas Operarias de la Sagrada Familia. Es verdad que tuvo un pasado algo o bastante tormentoso pero, como ella misma comenta, «Dios lo sabe "todo" pero igual nos quiere a pesar de que lo ofendamos».

¿El cambio? Ni la misma hermana Anna lo sabe describir bien: «No sé bien por qué, pero llegada a un cierto punto me sentí cerca de la Iglesia. Comencé a ir a misa los domingos, y allí lloraba continuamente, sintiendo dentro de mí una presencia diversa a lo que había experimentado hasta entonces¬. Veía a los jóvenes que se querían de manera muy sencilla y eran serenos. Un mundo auténtico, no falso como el que yo frecuentaba».

Poco tiempo después un retiro espiritual: «Recé largas meditaciones y hacía oración». Hasta que una tarde «contemplando el cielo y la naturaleza, sentí en el corazón un gozo indescriptible. Y me puse a bailar» esta vez no para conquistar a los hombres, sino «para agradecer y alabar a Dios».

Y no es que sor Anna esté en contra de ir a las discotecas y de una sana diversión entre los jóvenes, sino que como ella misma dice «el problema está en dejarse envolver en relaciones humanas insatisfactorias. ¡Vayamos a la discoteca, pero con Jesús!», concluye.

La hermana Anna parece haber revivido la experiencia de todo pecador arrepentido y, que en su caso, se podría identificar de manera especial con la María Magdalena del Evangelio, a la cual Jesús perdonó muchos pecados. La hermana Nobili, con su propio testimonio de vida demuestra que las personas a quienes mucho se les ha perdonado son capaces de un mayor amor.

En pocas palabras: no hay santo sin pasado ni pecador sin porvenir.

Si quieres comunicarte con el autor, envía un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org

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