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Benedicencia

Benedicencia
La caridad tiene una de sus manifestaciones más hermosas precisamente en hablar bien de los demás.


Por: Adolfo Güémez, L.C. | Fuente: www.buenas-noticias.org






Me encontraba viendo las noticias con un amigo. Acababan de terminar las elecciones nacionales del país donde estaba, y había ganado un candidato con el cual no me identificaba. Estaba descorazonado.

Mi amigo, después de escuchar mis quejas, me dijo: «¿Te has fijado qué buen diplomático es? Seguramente reforzará las relaciones internacionales». La verdad, no me esperaba este comentario, pero puedo asegurar que me sacó de mi amargura.

¡Cuánto bien hace un comentario positivo! A todos, sin embargo, nos resulta más fácil hablar de los aspectos negativos de las cosas o de las personas. Pero no, lo normal en un cristiano debería ser precisamente lo opuesto. Ser discípulo de Cristo y hablar bien de los demás tendrían que ser sinónimos.

Por ello, creo que es una muy buena noticia la carta que el P. Álvaro Corcuera, L.C., director general del Movimiento Regnum Christi, escribió el 19 de julio pasado. Toda ella gira en torno a la benedicencia, que es la virtud que nos ayuda a hablar bien del prójimo. Virtud muy rara, pero sumamente cristiana.

Cambiar el mundo inicia por mí
A veces no sabemos qué hacer para influir en nuestra sociedad. Los problemas son tan grandes que nos hacen sentir impotentes.

Se nos olvida que la principal misión de un verdadero cristiano consiste en la caridad. Y esta caridad tiene una de sus manifestaciones más hermosas precisamente en hablar bien de los demás.

El autor recuerda en este escrito que «la benedicencia es una forma de apostolado que todos podemos realizar, es un modo concreto de pasar por el mundo, como Jesucristo, “haciendo el bien” y de edificar y servir a la Iglesia».

No se trata simplemente de silenciar los defectos, ni mucho menos adular falsamente a los demás. La benedicencia es sincera y va más allá, «busca difundir el buen nombre de los demás, valorando sus cualidades, señalando sus virtudes, destacando sus aciertos, sus logros y éxitos, alabando cuanto de bueno y virtuoso descubramos en ellos.»

¿Quién no se siente a gusto cuando trata con alguien que sólo comenta cosas positivas? A su lado nos sentimos animados y muchas veces rejuvenecidos.

Practiquemos la benedicencia. Hagamos que por aquí y por allá se enciendan pequeñas chispas de amor. Comencemos por nuestra familia, luego nuestros amigos, el trabajo, la escuela. Todos juntos, así, podremos hacer un cambio. No seremos ya una chispa, sino una hoguera inmensa que ilumina y calienta a un mundo a veces frío y gris.


Para leer la carta completa: Carta sobre la benedicencia




Si quieres comunicarte con el autor, envía un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org

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