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Comentario de nuestros lectores

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Comentario 6


Por: Redacción | Fuente: www.buenas-noticias.org




Tengo doce años. Siempre sentí un gran cariño por el Papa, su muerte me hizo llorar; siempre lo recuerdo con cariño y para mí no habrá otro como él.
Llevo su imagen en el bulto que llevo a mi colegio. Su imagen y su recuerdo me dan paz.
Mijael Mora Cuadra
Edad: 12 años
Costa Rica


Hay tantas cosas que decir de Su Santidad. Realmente es testigo del amor de Dios aquí en la tierra. Tenía un especial carisma que conquistaba a la conversión del corazón. Yo, como muchos jóvenes, participé en la jornada mundial juvenil en Canadá, y era una paz inmensa lo que se sentía cuando estaba cerca, sus palabras de aliento siempre hacia la juventud, que a pesar de tantas cosas que hoy se repudian de ella; él confiaba en que somos luz del mundo. Recuerdo que en una de sus pláticas en la jornada, decía que no es lo mismo 23 que 83, que quizás en la próxima ya no iba a estar con nosotros, y así fue. Fue como si él ya presintiera el momento de estar junto a Dios. Hay muchas palabras que quedan en la mente de las personas, en la mía es "no tengan miedo", cuando oía esas palabras mi corazón descansaba y confiaba en que Jesucristo está con nosotros hasta el fin del mundo.
Martina Rodríguez Vega
25 años
México



Cuando pienso en Juan Pablo II me enternezco. Él mostró que la verdadera estatura del hombre es ilimitada, y fue capaz de hacerlo a través de los medios de comunicación. Al igual que un montañero (mejor aún, como el buen montañero que era) escaló las cumbres más altas, mostrándonos que quien quiere, puede llegar, no importa cuán arriba esté la cima. En cada uno de sus viajes asumió retos que mucha gente joven habría declinado. No se aceptó limitado, porque quiso entregarse ilimitadamente a los demás. Él sabía que esta entrega tenía sentido y que sería útil para muchos, y lo asumía con alegría, comprometiéndose en todo y con todos. Su vida está formada por una amplísima colección de estampas que, cada una de ellas es, en sí misma, un tratado de teología aplicada. Me impresionan especialmente las fotos de su encuentro con Alí Agca: parece que perdonar así no está a nuestro alcance. Pero él lo desmiente, nos da su testimonio de que sí lo está. No puede pasarse por alto el coraje con que defendió sus puntos de vista, y la solidez de sus principios. Jamás aceptó transacciones con ellos y rescató el verdadero valor de la tradición cristiana, mostrándonos su belleza y haciéndonos sentir orgullosos de ella. Recuerdo, por último, la humildad con la que se asomó a la ventana, a despedirse de toda la gente acongojada que había ido a acompañarle en sus últimos días, traqueotomizado, hablando con tanta dificultad... pero no hacía falta entender lo que apenas balbuceaba para comprenderle: era un manantial de Amor y Cariño. Un cuerpo exhausto que contenía un alma preciosísima. ¡Daban ganas de ir allí a abrazarle y ayudarle! Si supiera dibujar, pintaría a Juan Pablo II acercando su mano hacia Dios tanto como Él la acercó a Adán, en la suprema representación que concibió Miguel Ángel para la Capilla Sixtina. Juan Pablo II ha sido una Gloria para la Iglesia Católica y para el mundo. Estará siempre en lo más preciado de nuestro recuerdo.
Fernando J. Marcos Alba
Edad: 41 años
Madrid (España)



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