Desde esta orilla
Desde esta orilla
Por: Eduardo Girón, L.C. | Fuente: www.buenas-noticias.org
Hay héroes en nuestro mundo que nunca son llevados a las pantallas. Quizás se deba a que cuentan en su naturaleza con todos los elementos que parecen un requisito indispensable para lucir en nuestro mundo: un apuesto rostro, un cuerpo gimnástico, un coche último modelo, etc. Pero, ¿cuán reales son? ¿Qué dejan al final de su vida?
Déjame contarte algo que sí es real, que no es fantasía. Hace un par de semanas recibí una llamada telefónica que me dejó impactado: del otro lado del teléfono, una voz que en tono triste me contaba algo sobre un amigo; de este lado yo, que me quedaba en silencio.
Alberto Selvas era un joven sacerdote en la diócesis de San Marcos, Guatemala. Hacía un año y medio que había sido ordenado sacerdote, a sus veintinueve años. Sintió un llamado especial de Dios para servir a los pueblos de misión en ese país. Yo le conocí cuando era seminarista. Siempre me impresionó su alegría, su amabilidad, su fuerza al predicar, su consejo y ayuda a los jóvenes.
Desde el momento de su ordenación, se entregó a anunciar el mensaje de Cristo con más pasión y con más fuerza que antes. Vivía hasta el límite; era ese tipo de personas que con sólo verlas te infunden la ilusión por vivir. Iba de una comunidad a otra sin importar la lejanía de las aldeas en la sierras de Guatemala. No le importaba cuán lejos estuvieran sus comunidades: su corazón ardía por llevar el mensaje de Cristo a los hombres.
Pero parece que a Dios le urgía tenerlo a su lado, sin duda para hacer más bien allá que aquí. En uno de esos viajes los frenos del automóvil no funcionaron y él coche se salió de la carretera. Murió. ¿Su legado? Cientos de almas que encontraron en él un padre, amigo, hermano y compañero de lucha. ¿Su recuerdo? Hombre de Dios y Apóstol infatigable.
Estos son la clase de sacerdotes de los que las noticias no nos hablan, quizás porque no llenan los requisitos exigentes del amarillismo o del escándalo. ¡Claro! Porque esta clase de hombres son verdaderos héroes que no son fugaces, sino que trascienden más allá de esta vida.
El ejemplo del P. Alberto martillea nuestra conciencia: ¿qué clase de hombre eres? ¿Qué legado piensas dejar?
Estas son algunas de las cosas que me pregunté cuando terminé la conversación telefónica que me refería la noticia, porque cada uno de nosotros somos posibles héroes en el corazón. Solamente hace falta descubrir para qué sirve este don y para quiénes. Esto es ser un verdadero héroe.
Ahora, el P. Alberto está en la otra orilla, desde donde todo se ve mejor y donde los esfuerzos y fatigas son compensados de la mejor manera. Un saludo, querido amigo, desde esta orilla
un fuerte saludo.
Si quieres comunicarte con el autor, envía un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org
Regala una suscripción totalmente gratis http://es.catholic.net/buenasnoticias/regalo.php
Suscríbete por primera vez a nuestros servicios
http://es.catholic.net/buenasnoticias