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Edición especial: La medicina de mamá

Edición especial: La medicina de mamá
El amor es más fuerte que la enfermedad.


Por: Juan Antonio Ruiz | Fuente: Buenas Noticias




La ciencia ha bajado la cabeza. Como un perrillo herido, se ha retirado con el rabo entre las patas y las orejas gachas. Ha tenido que reconocer su impotencia y asombro ante una medicina que no conocía o que había recomendado poco -aunque hay médicos que sí la tienen muy en cuenta, gracias a Dios-.

Me refiero a lo que pasó en Turín, Italia. Un adolescente de dieciséis años quedó en coma terminal tras un accidente en su jardín. Y los doctores, después de analizarlo, dieron su sentencia: vegetal de por vida. El destino parecía cubrir con invierno esta primavera que apenas empezaba a florear.

No obstante, la madre del chico no se rindió. Día y noche acompañó a su hijo hablándole, dándole caricias, cantándole y rezando con él. Las enfermeras que pasaban se conmovían, pero negaban con la cabeza; el esfuerzo era inútil. Pasaron los días, los meses, un año y medio, hasta que…

Un ligero pero claro movimiento de la mano hizo retroceder de emoción a la madre. No puede ser, sería una alucinación… Pero de pronto se repitió otra vez y otra y otra. El chico daba señales de vida. La madre gritó, los médicos llegaron y alguna que otra enfermera se desmayó. Nicola, el chico vegetal, volvía a la vida.

En seguida llegaron los medios de comunicación y preguntaron a la madre qué había hecho. Ella sonrió a las cámaras y sólo dijo: «Ser madre y dar amor». De hecho, el médico que los atendía sólo dio una explicación: «Nicola ha reaccionado a los estímulos que su madre ha ido repitiendo uno y otro día con constancia; ha sido, sin duda, el amor lo que lo ha curado. Es una medicina inusual pero muy potente».

Existen almas en nuestro planeta que, amando, cambian este mundo que finge ser cada vez más inhumano. Utilizan esta medicina inusual y la aplican con el corazón abierto. No soy yo el que lo dice solamente. Cuando nuestro querido Juan Pablo II ingresó por primera vez este año en el Hospital Gemelli el portavoz vaticano, Joaquín Navarro-Valls, comentó que había existido una medicina que había sentado muy bien al Santo Padre: la cercanía de la gente, en especial un grupo de jóvenes que cantaron a su ventana y una visita de un niño, así como todos los mensajes y oraciones que recibió en esos días.

Muchas almas vegetan en este mundo y necesitan de tu amor y cariño. Hoy más que nunca está en tus manos sanar la sociedad de un mal, tal vez el peor de todos los que arrugan nuestra alma: el desamor. Esta “mamá-coraje”, como muchas otras mamás en el mundo, te grita la solución: ama a manos llenas. Haz la experiencia; verás qué bien sabe la medicina de mamá.

¡Felicidades, queridas mamás! ¡Gracias por enseñarnos a amar!


Si quieres comunicarte con el autor, envía un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org

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