Menu



El bumerang de la generosidad

El bumerang de la generosidad
La ayuda a los más necesitados pasa por su superación personal.


Por: Hubert Reiner | Fuente: Buenas Noticias




Ya en los años 60, mi amigo James quiso levantar el nivel social de los suburbios en la Ciudad de México. Para ello, se involucró en un método bastante revolucionario. Su lema era: No para que lo tengan todo, sino para que no les falte nada.

Comenzó dando educación a niños y jóvenes de escasos recursos. Las escuelas para pobres donde trabajaba, estaban integradas a una cadena de colegios de pago. Así se podía ofrecer la misma educación a los diversos estratos sociales. Por esta unión entre “rico” y “pobre”, el proyecto se llamó Mano Amiga.

Pero su labor no se acababa con enseñarles a sus chicos algo de matemáticas. Él quería formarles hombres enteros, capaces de salir adelante. Los llevó a fines de semana de formación integral, les enseñó valores de solidaridad, de superación, de honestidad, les formó en la autenticidad, la sinceridad y la auténtica caridad.

La obra creció, y hoy, además de la enseñanza y la educación, esta red lleva a cabo una intensa y amplia labor social: talleres de capacitación técnica para hombres y mujeres, atención médica para adultos y niños, despensas mensuales de comida y de ropa, cursos de superación personal y de promoción humana para padres de familia, etc. Los proyectos de Mano Amiga se extienden por México, Colombia, Venezuela, Chile, El Salvador, Argentina, España y Estados Unidos.

Claro que no fue fácil, y James lo pagó con su salud. Hace tres semanas tuvo un infarto cardíaco grave, que puso su vida en peligro. Hacía falta una microcirugía con una técnica sólo en manos de los mejores expertos. Enseguida, lo llevaron al principal hospital de la ciudad, donde el médico empezó la lucha contra reloj.

Cuando James se despertó de la anestesia, el médico le preguntó: «¿No se acuerda me mí?». James se puso a pensar: «No, no me acuerdo haberle visto jamás, lo siento doctor». «Piense un poco, fue hace muchos años, aquí en México. Soy de los primeros grupos de niños que Ud. llevó fuera de la miseria. Ud. hizo posible mi carera de médico. Por ello, esta operación fue para mí algo especial, una oportunidad para agradecerle…»

James recibió la remuneración más preciosa: la satisfacción de ver los frutos de su trabajo.

Cuarenta años después de iniciar Mano Amiga, aún se discute sobre las mejores maneras de eliminar la pobreza. Algunos llegan a planteamientos espantosos, que se podrían resumir en «eliminar la pobreza eliminando los pobres». Se promueven programas de control de la natalidad a base de esterilizaciones forzadas, abortos y otros métodos indignos.

Hay también un alarmismo por una supuesta escasez de alimentos y de recursos naturales: petróleo, agua... Creo que en todo esto olvidamos el recurso más valioso en nuestras manos: la inteligencia humana, siempre capaz de encontrar nuevas soluciones a los problemas. Y para esto, a veces basta con brindarles a las personas una oportunidad, una Mano Amiga.



Si quieres comunicarte con el autor, envía un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org

Regala una suscripción totalmente gratis http://es.catholic.net/buenasnoticias/regalo.php

Suscríbete por primera vez a nuestros servicios
http://es.catholic.net/buenasnoticias










Compartir en Google+




Reportar anuncio inapropiado |