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El Huracán Wojtyla

El Huracán Wojtyla
Frutos del viaje del Papa Juan Pablo II a España.


Por: Rodolfo Caballero | Fuente: Buenas Noticias



Como de costumbre, los huracanes hacen acto de presencia por estas fechas en las costas de varios países. Este año, por España ya se pasado uno. Le han llamado “Huracán Wojtyla”. Por lo general, estos fenómenos meteorológicos aparecen en los titulares por los daños y muertes que causan; pero éste que menciono, sólo ha llevado “Buenas Noticias”. Se trata de la reciente visita de Juan Pablo II los días 3 y 4 de mayo de este año a Madrid, la capital española.

Dos días fueron suficientes para crear “estragos”: arrasó con los temores de algunos; echó por tierra las pusilanimidades de otros y arrancó de varios miles de católicos -sobre todo de los jóvenes- un vibrante entusiasmo por la fe. Invitó a la Iglesia que peregrina en España a ser testigo de Jesucristo.

El sábado 3 de mayo, el papa polaco se encontró con la juventud española en el aeródromo militar de “Cuatro Vientos”. Los organizadores barajaban la asistencia a este mega-evento de 700,000 jóvenes. Y no digamos la misa de canonización de 5 beatos españoles que se tuvo en la céntrica plaza de Colón el 4 de mayo: acudieron más de 1,000,000 de fieles. Tanto en uno como en otro, la gente no dejó de aplaudir, aclamar y gritar con entusiasmo : "Juan Pablo II, te quiere todo el mundo","Esta es la juventud del Papa", "Juan Pablo, torero, te quiere el mundo entero", "Juan Pablo campeón, molas un montón", "Juan Pablo, amigo, los jóvenes contigo", "Juan Pablo, amigo, seremos tus testigos".

El entusiasmo multitudinario que suscitan los encuentros del obispo de Roma, hacen que cejas y hombros se levanten de sorpresa y que muchos se pregunten por el secreto de tal éxito: ¿Qué hay en él que le hace tan atractivo a la gente? ¿Por qué un anciano puede cautivar a tantos jóvenes?

La respuesta parece encontrarse en el contenido de sus mismos discursos. Prácticamente se pueden resumir en una palabra: Jesucristo. En su primera homilía como pontífice de aquel lejano 1978 exhortaba “Abrid las puertas a Cristo”. Y en sus palabras del 3 de mayo de 2003 recordaba a la juventud española “Se puede ser moderno y ser fiel a Jesucristo”. Desde hace ya casi 25 años viene diciendo lo mismo. Queda claro que los matices van cambiando según las circunstancias.

Se trata, pues, de un Jesucristo muy vivo y que lo lleva en su interior. Y lo saca a relucir en sus discursos y en su misma vida. Es el mismo que le ha dado la fuerza para superar la orfandad prematura de su juventud, para vivir sin temor los terribles años de la segunda guerra mundial, para hacer frente y vencer al totalitarismo comunista, para llevar con paciencia los achaques de la vejez.

Por ello, Carol Wojtyla se ha convertido, como bien lo definía uno de sus biógrafos, testigo de esperanza.



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buenasnoticias@arcol.org








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