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El Padre Patera

El Padre Patera
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos


Por: Noel Lozano | Fuente: Buenas Noticias




Su nombre es “Isidoro Macías Martín”; su profesión: atender y ayudar a los inmigrantes que llegan a España. Nació hace 50 años, en una familia humilde y religiosa, ingresó en la orden de los hermanos franciscanos siendo muy joven, para dedicarse por el resto de su vida a atender a los más necesitados.

Su labor es poco conocida entre los españoles de a pie; pero el padre Patera es ya célebre entre los inmigrantes que llegan sin documentos, hambrientos y maltratados por el viaje en una pequeña barca -o mejor dicho, patera- que les ha llevado desde las costas africanas hasta el sur de España.

Antes de los años 80, su labor consistía en recoger personas de la calle: darles un techo, alimentarlas, y ayudarles a solucionar sus problemas buscándoles un trabajo. Luego, su apostolado se ha centrado en la acogida de los muchos inmigrantes ilegales que cruzan el estrecho de Gibraltar todos los días.

Frutos, frutos, frutos
Las ayudas del padre son muchas. Recordamos aquí a las más de 200 mujeres subsaharianas embarazadas que han sido atendidas en su albergue. A todas ellas se les ha ayudado a dar a luz, a buscar un trabajo y a legalizar su situación en la Península.

Muchos de los inmigrantes llegan a España traídos por mafias clandestinas. A cambio de hasta 400 euros, reciben la promesa de llegar a Europa y conseguir trabajo, para posteriormente emprender una aventura que puede llevarles a una situación sin salida. Eso sí, al pisar las costas, algunos muestran a la policía un nombre escrito en un papel: Padre Patera. La guardia llama al padre y él siempre tiene las puertas abiertas para recibir a nuevos huéspedes.

El sacerdote comenta que el primer problema que tienen al acoger a estas personas es el idioma. Ni él ni la guardia civil les entienden. Pero con un poco de inglés, señas y una sonrisa, logran comunicarse. Muchos la única palabra que saben es catholic, pues temen que no se les acepte por no ser católicos. Pero el religioso les responde «tú catholic o no catholic, tú comer».

Una labor reconocida…pero desinteresada
Hace no mucho el nombre del P. Isidoro comenzó a sonar entre los candidatos al premio Príncipe de Asturias. Desde ese momento el padre había decidido que si ganaba dedicaría los 50 mil euros a la construcción de una nueva casa de acogida. Una muestra más de que su trabajo no lo hace por la fama sino por la salvación de las almas.

El ejemplo de este religioso nos recuerda la actualidad y fuerza de aquellas hermosas palabras: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos».


Si quieres comunicarte con el autor, envía un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org

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