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Inquietud creativa: jóvenes ayudando jóvenes

Inquietud creativa: jóvenes ayudando jóvenes
Jóvenes empresarios.


Por: César Ignacio Truqui | Fuente: Buenas Noticias




Hoy lanzo una mirada, más que a una persona, a un proyecto. Pero antes, a la realidad que lo suscitó: en México, un alto porcentaje de jóvenes están desempleados. El Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve) ofrece sus cifras: al menos 8 millones de ellos están en busca de empleo.

La respuesta al problema está surgiendo de los jóvenes mismos. Una de ellas es la llamada «Incubadora de empresas». Su objetivo es capacitar y ofrecer recursos técnicos a proyectos empresariales. La “incubadora” busca sembrar entre los jóvenes estudiantes la cultura empresarial.

Estos programas se realizan en lugares físicos -oficinas o locales comerciales-, en donde se brinda capacitación, asesoría o tutoría, además de prestar sus instalaciones como salas de juntas y de acceso a Internet. Actualmente, este proyecto alberga a 280 empresas. No importa el tipo: pueden ser de servicios o tecnológicas, de comercio o manufactura.

Esto no es una ilusión. Catorce empresas han logrado romper el cascarón y se han instalado ya en sus propias oficinas. Su desarrollo es tal, que durante el primer año algunas de ellas han generado entre uno o dos millones de pesos mexicanos (cerca de cien o doscientos mil dólares americanos).

Leticia Díaz, subdirectora del empleo de Injuve, se encarga de impulsar diversos programas de autoempleo juvenil. En un artículo del diario “El Heraldo”, dijo:

«Normalmente, el 80 por ciento de las empresas desaparecen antes de cumplir tres años y la función de la incubadora es disminuir hasta el 60 por ciento el riesgo de que desaparezcan, por eso durante el primer año se les ofrece asesoría, capacitación e instalaciones de primera para que una vez consolidadas puedan tener sus propias instalaciones.»

Leticia ofrece una simpática fórmula para iniciar un negocio que asegure el éxito de los nuevos empresarios: «32 por ciento de conocimiento, 64 por ciento “de ganas” y 4 por ciento de recursos».

Los jóvenes son capaces de hacer su propio negocio en lugar de tocar puertas. Tienen talento, vida y fuerzas. Lo que se necesita son proyectos que los apoyen. Y las «incubadoras de empresas» es uno de ellos. Y no sólo eso. También hay quienes están dispuestos a apoyarles con créditos de entre cinco y 10 mil pesos (Usd. 500 o 1,000).

«En vosotros está la esperanza -escribió Juan Pablo II a los jóvenes del mundo-, porque pertenecéis al futuro, y el futuro os pertenece. (...) Y contemporáneamente esta esperanza, en cuanto virtud cristiana y humana a la vez, es la espera de los bienes que el hombre se construirá utilizando los talentos que le ha dado la Providencia» (carta apostólica a los jóvenes del mundo, Roma, 31 marzo de 1985).

La inquietud colma el corazón de los jóvenes. Ella es capaz de llevarlos por el camino -muchas veces recorrido- del placer, del dinero o del egoísmo sin sentido. Senderos que no llenan el corazón. Pero también los puede encaminar por el itinerario del amor, de la generosidad y de la entrega. Entonces esa inquietud se vuelve verdaderamente creativa. En tal caso, ellos son capaces, no sólo de salir adelante, sino también de ayudar a otros a hacerlo. Efectivamente, los jóvenes son la esperanza del mañana.


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