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JC

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Jim Caviziel y su testimonio


Por: Rodolfo Caballero | Fuente: Buenas Noticias




JC abrevia su nombre. Tiene 33 años. No, no se trata de Jesucristo, pero bien puede pasar por Jesús. Y lo ha hecho. Interpretó a Jesús en el taquillerísmo filme The Passion of the Christ, dirigida por Mel Gibson. Muchos que lo vieron en maquillaje mientras se rodaba la película en el pueblo italiano de Sassi di Mattera han quedado perplejos: ¿ilusión óptica? ¿visión extática? ¿demencia senil? ¿todo a la vez?¡Hasta habla en arameo! «Gesù, sei veramente tu?» -le habrá interpelado un pueblerino.

Quien lo viera en la pantalla, no puede negar que Jim Caveziel tiene un aire de Jesucristo. El papel le ha venido de perlas, si bien no todo ha sido miel sobre hojuelas. Es verdad, ha requerido seis horas de maquillaje para transformar el rostro del protagonista de La Delgada línea Roja y El Conde de Montecristo. Eso, en lo que se refiere a la preparación decorativa.

Si pasamos a la filmación en cuanto tal, Jim ha tenido su pasión. Cuenta él que había momentos en el episodio de la crucifixión (realizada a la intemperie y en invierno), en que lo postraba una hipotermia acuciante. Apenas podía hablar. De vez en cuando soplaba un viento gélido que le envolvía completamente y sentía que le rasgaba en pedazos.

Ni qué decir tiene la flagelación. El actor tenía en la espalda una tabla, de modo que no hubiera contacto con la piel. Pero la protección no pudo impedir que el soldado romano fallara golpear la tablita. Dos veces cayó de lleno el fustigo sobre la verdadera carne de su espalda. Tal era el dolor, que no podía siquiera ni gritar ni respirar. Gracias a esa experiencia, The Passion quedará impresa en la carne con una cicatriz de unas catorce pulgadas.

La oferta de protagonizar una película de este género implicaba el riesgo de poner fin a su carrera de actor. Jim lo sabía. Se le advirtió del peligro y no obstante, él aceptó sin pestañear. A partir de ese momento, comenzó su via crucis. Enlosaría un camino de fe y de sacrificio que jamás se hubiera imaginado. Así acometió el reto de convertirse en otro Cristo.

De la experiencia que ha tenido, Caviezel afirma: «le amo [a Jesús] más de lo que nunca creí posible. Le amo más que a mi esposa, que a mi familia». «No quiero que la gente me mire. Todo lo que quiero es que ellos vean a Jesucristo».Y de película dirá: «La película trata de amor. De sacrificio. De perdón y esperanza». Cuando se le pregunta sobre sí mismo, responderá sin ambages: «no amo lo suficiente».

También 20 mil participantes del 8º Congreso Eucarístico de la Arquidiócesis de Atlanta escucharon de él: «¡Todos los católicos somos un modelo y debemos vivir testimoniando a Jesús, mostrando nuestra fe en la vida pública! ¡Hermanos y hermanas en el catolicismo, éste, es una llamada a luchar! ¡Una llamada a manifestar nuestra fe en público de un modo radical, dando a conocer a Jesucristo con fuerza, sin temor! De ese modo combatiremos la maldad en este mundo, y mandaremos al diablo al infierno, que es donde le corresponde estar».


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