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La buena “hortografía"

La buena “hortografía"
La formación gramatical y estilística en Internet.


Por: Marco Antonio Batta | Fuente: Buenas Noticias




Hace unas semanas el periódico New York Times publicaba un interesante artículo titulado: «Lo que las compañías americanas no pueden producir: una oración gramatical». Craig Hogan, profesor de redacción, explicaba cómo para muchas compañías la deficiente capacidad de sus empleados para expresarse por escrito les estaba causando serios problemas.

Con la irrupción de internet, muchas personas han sustituido la comunicación oral vía telefónica por el correo electrónico, mucho más barato y que ofrece ventajas como la posibilidad de enviar un mismo mensaje a varias personas con una sola acción. Antes de internet, las personas no sentían tanto la necesidad de saber escribir bien.

En términos económicos el problema no es irrelevante. Según un estudio, las compañías están invirtiendo alrededor de 3100 millones de dólares al año en cursos de redacción para sus empleados. La ejecutiva Susan Traiman comenta: «No es que las compañías quieran contratar a un Shakespeare; pero necesitan gente que sepa escribir con claridad y muchos empleados están por debajo del mínimo indispensable».

Las empresas ven obstaculizada su gestión por miles de correos electrónicos que van y vienen pidiendo aclaraciones o por el tiempo que los empleados deben dedicar a descifrar el nebuloso pensamiento de sus compañeros. Al parecer, el problema no se reduce a los Estados Unidos. Es más, posiblemente ni siquiera es el país más afectado.

Se ha hablado mucho de los efectos negativos de internet: pérdida de tiempo, evasión, pornografía, etc.; pero también puede tener efectos positivos. Puede contribuir a formar personas con capacidades intelectuales más afinadas.

La comunicación escrita, la correcta comunicación escrita, puede ser muy formativa: al escribir un “E-mail” el usuario debe primero -al menos en principio- depurar y ordenar su pensamiento, y después elegir un vocabulario preciso y asequible para hacerse entender. Todo ello exige reflexión y ayuda a formar una inteligencia más clara y precisa en sus conceptos.

Por otra parte, escribir correctamente contribuye a formar el sentido crítico. Es decir, la capacidad para reflexionar atentamente sobre lo que se ve y se escucha sin dejarse “engatusar”. Cuando escribo y me detengo a reflexionar si el animal que produce la leche se escribe “vaca” o “baca”, se crea en mí el hábito de ponderar y juzgar las cosas con detenimiento. Este rictus mental se traslada insensiblemente a otros campos de la vida. Puede contribuir, por ejemplo, a una lectura más crítica de la prensa.

Escribir correctamente, con ortografía y sintaxis, es un medio excelente para ejercitarse en el hábito de hacer bien las cosas. Es lo que en otros campos se llama profesionalidad. Algunos dicen: “¿Qué más da? ¿Me entendiste, sí o no?” Y se podría responder: “Sí, te entendí, pero con dificultad”. Hay en la buena escritura algo de cortesía.

Podríamos decir que escribir con buena ortografía y sintaxis equivale a comer sin subir los codos a la mesa o a no hablar con comida en la boca. No basta con comer, hay que hacerlo con educación. Ésta sería la buena noticia: internet, bien aprovechado, puede convertirse también en una valiosa herramienta de crecimiento intelectual y humano.


Si quieres comunicarte con el autor, envía un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org

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