Menu



Mad Max y las Carmelitas

Mad Max y las Carmelitas
Mel Gibson y las carmelitas


Por: Marco Antonio Batta | Fuente: Buenas Noticias



En la Cuaresma de 2004, las carmelitas de Coimbra (Portugal) quisieron, como muchos otros, ver la película The Passion. Este convento de clausura es importante porque a él pertenece Sor Lucía, una de las videntes de la Virgen de Fátima.

Al parecer, los conventos de clausura no están aislados del mundo, sino más bien en el corazón del mundo. Ya lo decía un obispo: «cuando quiero saber qué está pasando en mi diócesis, me voy a un convento de clausura». Claro, como allí no hay ni periódicos ni televisión, por eso están tan bien informadas…

La noticia de la nueva película también se coló por el torno. Pidieron verla y les dijeron que, desgraciadamente, aún no existía ni en vídeo ni en DVD. Sin embargo, una amiga de las religiosas que tenía un conocido en Icon Productions, preguntó si no se podría encontrar otra solución, dado que las carmelitas no pueden ir al cine. Y la encontraron.

Sin saber cómo, Mad Max, perdón, Mel Gibson, tuvo noticia del interés de las religiosas y decidió hacerles realidad su sueño: envió una pantalla, un proyector y un equipo de técnicos para improvisar una sala de cine en el mismo convento. Todo pagado de su bolsillo. ¿Las religiosas? Por los cielos de contentas.

Meses más tarde visitó el convento. Según comentó la priora, la Madre Celina, durante la charla que tuvieron en el locutorio, el famoso director de cine respondió con amabilidad a todas las preguntas que le formularon las hermanas.

La noticia se conoce hasta ahora porque Mel Gibson no quiso que se le diera publicidad en aquel momento, pues lo podían acusar de estar utilizando a la vidente de Fátima para promover su película…

Hace 25 años, Gibson era “sólo” un famoso artista de cine. Pocos habrían imaginado el cambio espiritual que se daría en la vida de este ídolo de Hollywood. Después de todo, sabemos que el mundo del espectáculo, por desgracia, no es el lugar más apto para vivir las virtudes cristinas. Y sin embargo, hasta en climas tan adversos, la gracia divina produce sus frutos.

¿No es esto motivo de esperanza? El hombre no es una realidad estática, cerrada, “irreparable”. Puede cambiar y, con la gracia divina, puede hasta transformarse. Ese compañero de trabajo, ese familiar, ese amigo a quien quizás consideramos un “caso perdido”, con la ayuda de Dios, tiene solución.

Y no sólo ellos, también nosotros, a pesar de nuestros defectos, limitaciones y continuas reincidencias, podemos cambiar. ¿Por qué no desempolvar aquella “vieja idea” de que con Dios todo lo podemos y que por nosotros mismos nada podemos? Si de un artista de cine hizo un cristiano convencido, ¿no podrá hacer con nosotros algo semejante?

Con información de Aciprensa


Si quieres comunicarte con el autor, envía un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org

Regala una suscripción totalmente gratis http://es.catholic.net/buenasnoticias/regalo.php

Suscríbete por primera vez a nuestros servicios
http://es.catholic.net/buenasnoticias








Compartir en Google+




Reportar anuncio inapropiado |