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Mercadona

Mercadona
La ética y los negocios.


Por: Marco Antonio Batta | Fuente: Buenas Noticias




No es un jugador de fútbol. Se trata, más bien, de una exitosa cadena de supermercados de España. Mercadona cuenta actualmente con 862 tiendas en la Península Ibérica y, en el año 2004, sus ventas ascendieron a 8.870 millones de euros, un 21% más que el año anterior. Hasta aquí, nada de extraordinario. Existen otras cadenas con mejores resultados.

Lo que hace especial a Mercadona es su filosofía de trabajo. Uno de sus principios fundamentales es: “un trabajador feliz es más productivo”. Siguiendo esta idea, Juan Roig, valenciano y director ejecutivo de la cadena, procura dar a sus empleados las mejores condiciones laborales. Así, por ejemplo, los 50.000 empleados de Mercadona tienen un contrato fijo. No existen contratos “a prueba”. Los salarios, además, se sitúan considerablemente por encima del tope mínimo.

Por otra parte, cabe destacar que el 65% de los empleados son mujeres. Éste es un dato importante pues las compañías, por lo general, suelen ser reticentes a la hora de contratar mujeres, sobre todo, si están en edad fértil. ¿Por qué? Por que si la mujer va a tener un hijo –cosa abominable para unos y extraordinaria para nosotros– la compañía pierde una empleada durante ese tiempo.

Otra particularidad es que, para respetar la vida familiar y religiosa de sus empleados, los supermercados no abren los domingos. Si usted trabaja en Mercadona “trabajará para vivir y no vivirá para trabajar”.

En cuanto al servicio a los clientes, se tiene la política comercial PSB (precios siempre bajos) que consiste en eliminar las “ofertas” de ocasión manteniendo, por el contrario, precios bajos y estables fundados en un margen razonable de utilidad.

Mercadona, como lo revelan los números, es una empresa floreciente. Lo curioso es que su fidelidad a principios éticos no la ha llevado a la quiebra. Se demuestra cómo es falsa la alternativa: si eres honrado, no progresas; si robas, avanzas. O dicho de otro modo, el comercio no es sólo para delincuentes. También pueden dedicarse a él los que quieran salvar su alma.

Obviamente, tampoco debemos ser ingenuos. Nada dice que la gestión ética de una empresa vaya a conducir, de modo indefectible, a mayores ganancias. Pero el fin de una empresa no es sólo ganar dinero –aunque necesario e indispensable–, sino también ofrecer un buen servicio a la sociedad y procurar a las personas un modo digno de ganarse la vida.

Es posible que Mercadona no sea –al menos por el momento– la cadena de supermercados más grande del mundo. Pero lo que sí es verdad, es que tanto sus directivos como sus empleados son personas honestas que no necesitan traicionar su conciencia para ganarse el pan de cada día. ¿No es esto también una excelente “ganancia”?

Para mayor información: www.mercadona.es


Si quieres comunicarte con el autor, envía un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org

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