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Siempre hay esperanza

Siempre hay esperanza
De prostituta a católica.


Por: Juan Zesati Ibargüengoytia | Fuente: Buenas Noticias




En nuestro mundo suceden constantemente historias increíbles. La de Lek, una chica tailandesa, es una de ésas.

A sus 14 años fue vendida por 1000 dólares a una mafia de Bangkok. Al inicio la muchacha pensó que la llevarían a trabajar a esa gran ciudad. Pero como estaba indefensa y sin trabajo, la obligaron a prostituirse. Fue así como, de repente, se encontró dentro de una espiral que parecía imposible de romper: mientras más la explotaban por falta de dinero, más subían sus “deudas” por su supuesta manutención y hospedaje.

Cuando la puerta de su libertad parecía cerrada para siempre, encontró una pequeña ventana que transformó su vida. Por medio de su hermana, conoció un centro de formación profesional, dirigido por una comunidad de religiosas. Empezó a frecuentarlo. Era el hogar "Baan Marina", donde se enseña un oficio a chicas en condiciones similares a la suya.

Todavía estaba pendiente un problema que parecía imposible de resolver: la deuda. En esos momentos, otra luz llegó: las religiosas se enteraron del apuro y, poco a poco, quitándose incluso el pan de la boca, fueron pagando el adeudo hasta que lograron emanciparla de esa situación infame. Además, en el centro de las religiosas comenzó a aprender una labor digna.

En la cabeza de la chica volvían con frecuencia las experiencias por las que había atravesado, desde la terrible humillación hasta su increíble liberación. Ella no era cristiana, pero sabía que las personas que colaboraban con el centro sí lo eran; especialmente aquellas monjas que habían pagado su liberación. De ahí que no pudiera apartar de sí las preguntas: ¿por qué estas monjas han pagado mi deuda?; ¿por qué se interesan por mí?; ¿por qué me tratan bien?

Con el paso del tiempo, descubrió que detrás de estas acciones de sus benefactores había una realidad para ella casi desconocida: el amor. En efecto, había sido ayudada porque había sido querida por lo que era. Y la golpeó tan fuerte el hecho de sentirse amada que comenzó a interesarse por conocer cada vez mejor la fe de esas religiosas. Poco tiempo después recibió el bautismo.

Las sorpresas no terminan aquí, pues Lek comenzó a ayudar a las religiosas en la instrucción de otras chicas y en diversas tareas de evangelización. Y a raíz de esta nueva experiencia sucedió algo que nos podría parecer increíble: decidió hacerse monja católica.

Como ella, son ya más de 2000 las chicas que han sido rescatadas de la prostitución por el hogar "Baan Marina", gracias a personas que buscan sólo amar desinteresadamente. Todo un motivo de aliento para descubrir que detrás de las sombras puede brillar la esperanza.

Fuente: La Razón


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