Tatuajes indelebles
Tatuajes indelebles
Por: Felipe de Jesús Rodríguez, L.C. | Fuente: www.buenas-noticias.org
Hace algunos días conocí en Guadalajara, México, a un taxista llamado Toño García. El miedo se dilató por todo mi cuerpo cuando se detuvo ante mi gesto de llamada. Mi imaginación me recordó a uno de esos toros, enormes y macizos, que sacan en las corridas.
- ¡Buenos días! musité al mismo tiempo que resbalaba una sonrisa temblorosa.
- ¡Buenos días, amigo! me contestó con una felicidad tan cristalina como una gota de agua.
- ¿Me puede llevar a la colonia De la Rosa?
- ¡Con todo gusto, amigo!
Su alegría espantó el cosquilleo medroso del inicio. Mientras me colocaba en el asiento mis ojos se entretuvieron mirando los tatuajes de su hombro derecho: un cráneo, bien delineado, perforado por una daga y una serpiente oscura estrangulando un cuchillo. El miedo se me filtró de nuevo.
- ¿Le gustan?
Con un movimiento de cabeza respondí que sí.
- Me los hicieron en la penal
No dije más. La lengua de Toño se soltó y me contó sus experiencias
¡Qué vida la del pobre! Cárcel, fiestas, amigos, borracheras, peleas, amoríos y hasta droga. «¿Qué más se puede esperar de un tatuado?» cavilé.
- ¿Pero sabe qué? me dijo sonriendo, como si hubiera leído mi pensamiento todo eso se acabó hace cinco años, amigo. Si no fuera por los rezos de mi madrecita, yo creo que estaría muerto
Se quedó en silencio.
- ¿Y no está casado?-pregunté interesado.
- Sí. Y ya tenemos un niño. ¡Viera qué muchachito me regaló Dios! Desde que nació, otro aire me da en la cara, ¿sabe?
Los minutos y las calles pasaron con rapidez. Los primeros barrios de la colonia se asomaron. Me despedí de Toño, le pagué y le dejé para su refresco.
¡Cuánto recuerdo los tatuajes de Toño! Pero no el cráneo agrietado ni la serpiente parda que, a muchos, seguirán causando miedo y desconfianza. Lo que más evoco de Toño son los dos tatuajes indelebles que cambiaron su vida y que ni el más avezado cirujano podrá quitárselos: la oración paciente y fervorosa de su madre, y la ilusión de su primer hijo.
Si quieres comunicarte con el autor, envía un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org
Regala una suscripción totalmente gratis http://es.catholic.net/buenasnoticias/regalo.php
Suscríbete por primera vez a nuestros servicios
http://es.catholic.net/buenasnoticias