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Una receta saludable

Una receta saludable
Médicos que hacen verdaderamente “carrera”, pero hacia la eternidad.


Por: José María Moriano, L.C. | Fuente: www.buenas-noticias.org



Son muchos. Trabajan sin horario fijo y ofrecen lo mejor de sus personas y de su ciencia al servicio de los demás. Sí, de nuevo sacamos a la luz otro médico que a todos nos llena de santo orgullo. Sus mejores medicinas contra el dolor y la tristeza son muchas dosis de fe y de bondad. ¡Y vaya si curan! Que se lo pregunten si no a muchos de los habitantes de Neuquén, Argentina, en donde ejerce su profesión el Dr. Luis Aostri.

¿Cuál es su terapia que tanto éxito curativo tiene con sus pacientes? Ante todo las “vitaminas” de la oración: camino a su trabajo reza el Ángelus, y ofrece cada uno de los pacientes al Señor. Cuando hace guardia con una médica que pertenece a una iglesia evangélica, se turnan para bendecir la mesa; uno bendice al medio día y el otro por la noche, a su modo, claro.

Si tiene poco tiempo y ha atendido a algún paciente muy grave, llama por teléfono a su esposa para que rece por el alma de tal o cual persona (trabajo en equipo). Bendice a sus pacientes: Si el paciente está mal y es católico le da la bendición en voz alta; y si es de otra religión se la da igualmente pero en voz baja, y ¡con qué gusto la reciben; es más: la piden!

A todos les habla de Dios con sencillez y naturalidad, sin que suene a sermón; los pacientes le hacen preguntas sobre los sacramentos, de la confesión, de casarse por la Iglesia, si pueden… Reza por la conversión de los pecadores y por sus colegas pro-aborto, pro- pastilla, “pro” de todo lo que es opuesto a la ley de Dios y, por lo tanto, al verdadero bien del hombre.

La oración, cuando es auténtica, prende el corazón de amor por los demás. La bondad y la caridad de “El médico”, como es conocido por todos va incluida en la receta. No pocas veces algún paciente sale del consultorio con una bolsa de ropa y mejor calzado; o con dinero para que pueda sacarse unas placas radiográficas; o con alguna medicina para aliviar y curar sus dolores.

El Dr. Aostri sabe que ciertas “patologías” o tristezas profundas del alma tienen su raíz en la debilidad humana, en el miedo, en la soledad… Llevan su tiempo y su esfuerzo. Con paciencia y bondad acoge, escucha y propone un buen consejo, providencial muchas veces.

Así sucedió con aquellos novios a los que hablaba del valor de la vida cuando acudían, temerosos, a buscar la “píldora del día después”, para abortar al posible hijo concebido; tras la consulta vuelven a mirarse con un amor puro, sereno, de los que se aceptan y acogen con esperanza el don fecundo de su amor.

En invierno, quién más quién menos suele enfermarse. Se comienza con una tos, un estornudo, después dos, tres… fiebre, cara de circunstancias y al médico. A veces junto con los virus llegamos a la consulta con “otros” más profundos y difíciles de erradicar. Lo llevamos en nuestra condición humana. ¿A quién de nosotros sin embargo no le gustaría “caer” en manos de un doctor así?

Estos médicos son conscientes de su tarea dignísima en favor de la vida y en su labor van más allá de la curación del cuerpo, proponiendo a los enfermos los valores del espíritu y el encuentro con Aquel que no vino a curar a los sanos sino a los enfermos. Sí, son médicos que hacen verdaderamente “carrera”, pero hacia el cielo, hacia la eternidad ¡Muchas gracias DOCTOR!

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