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La bolsa de valores, a la alza

La bolsa de valores, a la alza
La grandeza de una persona siempre se descubre en los detalles.


Por: Marco Antonio Batta, L.C. | Fuente: www.buenas-noticias.org



La Bolsa de Valores Humanos y Cristianos (BVHC), nombre ficticio pero que hace referencia a una realidad concreta, está a la alza. Algo insólito, pues como todos sabemos, nos encontramos en medio de una tremenda crisis financiera.

Alguien dijo que las crisis no son del todo negativas, porque nos ayudan a conocer qué es lo que no está funcionando y así corregirlo. Son una oportunidad para superarse. Esto se puede aplicar no sólo a las finanzas, sino también a esas otras crisis de nuestro “microcosmos”, es decir, las personales.

En las últimas semanas han llegado dos noticias desde España que han hecho posible un cierre a la alza de nuestra imaginaria BVHC.

En Madrid, un bienhechor donó 100.000 euros a los comedores gratuitos que dirige la arquidiócesis. El donante prefirió que su nombre no se diera a conocer, para seguir la máxima del Evangelio que nos invita a que nuestra mano izquierda no sepa lo que hace la derecha.

Aunque no sabemos el nombre, sin duda se trata de una persona con recursos más que medianos, pero que, como buen cristiano, no ha perdido la sensibilidad por las necesidades de sus hermanos menos afortunados. En otras palabras, un millonario en dinero y en caridad.

España, como la mayor parte de los países, esta pasando por una dura crisis económica. Los índices de desocupación han crecido considerablemente en las últimas semanas. A esos comedores acudían sólo los inmigrantes; ahora, según declaran responsables de Caritas, también acuden familias de clase media. Seguramente, la contemplación de este panorama fue la que movió al donante anónimo.

La segunda noticia tuvo lugar en Huelva, al sur de España, y su protagonista se llama Patrocinio Mora (un nombre muy apropiado, como se verá).

Patrocinio tiene un hotel y en 2007 ofreció una cena de Navidad para 90 inmigrantes; en 2008 ofreció otra cena, pero en esta ocasión para 200 inmigrantes. ¿El menú? Pollo, papas, queso, camarones, langostinos, champiñones, fruta, vino y pan.

Patrocinio no tenía intención de aumentar el número de comensales, pero al ver la “demanda” y la felicidad que podía dar a las personas, decidió hacer una cena más grande. Las matemáticas de la caridad.

Lo bueno de la BVHC es que todos somos accionistas desde el día de nuestro nacimiento y de nuestro bautismo. Está en nuestras manos hacer que cada día cierre a la alza o a la baja.

La caridad a veces puede exigir algo más costoso que dar dinero, es decir, que nos demos a nosotros mismos: una sonrisa en medio de la dificultad, una escucha atenta y cordial del otro y de sus problemas (por enésima vez, quizás), o algo tan cursi y ridículo como una flor en el momento menos esperado. La grandeza de una persona siempre se descubre en los detalles.

Con información de Libertad Digital, 24 de diciembre de 2008 y 23 de enero de 2009.

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