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Los vencedores de la Guerra

Los vencedores de la Guerra
La guerra mundial y los signos de paz.


Por: Juan Carlos Zesati | Fuente: Buenas Noticias




Cuando pensamos en la Segunda Guerra Mundial, lo primero que nos viene a la mente son las imágenes de los campos de concentración, los bombardeos, los muertos... Es una de las consecuencias trágicas de un fenómeno que marcó la historia y, con ella, al mismo hombre.

Por eso, me ha sorprendido encontrar en el corazón de este drama, una historia increíble de solidaridad y amor. Una serie de hechos que me han hecho valorar cuántos hombres de paz había también por entonces.

El lugar: Roma en los últimos meses de la ocupación nazi. Hitler ordena detener a los 10,000 judíos que vivían en la capital italiana. ¿Dónde pararía esa pobre gente?

Aunque no era de dominio público, el pueblo intuía a dónde estaban dirigidos esos trenes con los deportados de la estrella de David. Los vagones salían de la estación repletos de rostros tristes, y siempre regresaban semivacíos y sin ningún judío en ellos.

La población romana no buscó más explicaciones. Se movilizó de inmediato, aunque con la máxima discreción para no levantar sospechas de las tropas nazis.

Pío XII -el Papa de la época- estaba virtualmente prisionero en el Vaticano; aún así, logró que se distribuyeran en muchos edificios eclesiásticos carteles con la leyenda "Este edificio sirve a fines religiosos y depende del Estado Vaticano". Con esto, esperaba que los soldados nazis se detuvieran ante ellos, o al menos, que postergaran la pesquisa en esos sitios.

De un momento a otro, el “personal” de monasterios, conventos e iglesias aumentó; los hospitales llenaron sus camas de enfermos sanos; los seminarios se llenaron de nuevos “seminaristas” y hasta el Papa incrementó su pequeña guardia personal a varios centenares. Fue así como 159 instituciones prestaron su apoyo para salvar a 4239 judíos romanos, evadiendo la dinámica insensata de la muerte y del odio.

A uno le ofrecieron como refugio la cúpula de una parroquia; en un convento, unas monjas cosieron en poco tiempo varios hábitos para disfrazar a judías "novicias"; en los hospitales se fingía una operación de emergencia cuando el peligro de ser descubiertos era inminente. Y aunque conocemos bastantes ejemplos, ¿cuántos pequeños actos heroicos de esta gesta solidaria permanecerán escondidos detrás de la Historia? Muchos más de los que creemos.

Los perseguidores intuyeron que algo estaba pasando. Por ello, ofrecieron recompensas por cada judío delatado. Mas los que escondían a esos hombres sabían que una persona vale más que todo el oro del mundo y no se dejaron seducir.

Esta gente -en medio de días llenos de sangre y violencia- luchó con las armas más potentes del amor. Vencieron al mal con el bien. Fueron héroes que, sin dejarnos sus nombres, pintaron una estela imborrable en el largo camino de la humanidad.


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