Otro diez al Profe... y a sus alumnos
Otro diez al Profe... y a sus alumnos
Por: Manuel Cevallos Alcocer, L.C. | Fuente: www.buenas-noticias.org
Esta vez también fue a través de un correo electrónico de la misma amiga de la prepa. Ahora me contaba la última clase de nuestro excelente profesor de Literatura Universal y Literatura Hispanoamericana, Gerardo Cabrera, Cabrerita.
Dejó su biblioteca con sus más de 4000 libros. Ya no tendrá más sesiones de literatura ni podrá seguir transmitiéndonos parte de su espíritu como lo hizo hasta el 13 de febrero. Cabrerita se fue a tener un encuentro personal con la verdadera Sabiduría, con la persona a quien más amó él en toda su vida: Dios.
Nuestro querido profesor había estado los últimos años de su vida clavado a su cama a causa de una rara enfermedad que poco a poco fue destruyendo su cuerpo y apagando su vida. Pero su espíritu no se apagó, sigue vivo también hoy en sus exalumnos. No solo lo recordamos con cariño y gratitud, sino que nos hemos unido para rendirle el último homenaje, cada uno desde su lugar que la vida y la Providencia le han asignado.
Y hay de todo: somos 5 sacerdotes y por lo menos 8 religiosos y mujeres consagradas que, de una u otra manera, fuimos ayudados por su testimonio cristiano y apoyados por él para consagrar nuestra vida al Señor. El resto de nuestros compañeros que siguieron sus clases en el Instituto San Javier de Querétaro son ingenieros, médicos, arquitectos, contadores, psicólogos y abogados, entre otras profesiones.
Al igual que cuando inició su penosa enfermedad, varios de sus exalumnos se organizaron para ayudar económicamente a su hermana con todos los gastos médicos -y esta vez también con los de su funeral-. Repasaron la lección de la gratitud y la generosidad
y han vuelto a sacar diez.
¡Cuánto le debemos a Cabrerita! La lección magistral de su vida fue la esperanza: sólo quien ama y cree es capaz de caminar en la vida a pesar de la adversidad de las circunstancias. La vida del Prof. Cabrera fue dura, acrisolada en el dolor, pero qué enseñanza tan grande nos legó al hacernos ver con ese modo tan particular suyo que sólo Dios basta. Sólo creyendo en Él y amándolo se puede ser verdaderamente feliz y pleno en esta vida
para llegar a la otra, la eterna.
Aunque era profesor, también tuvo que presentarse al último examen y sin duda que lo aprobó con nota de excelencia. Definitivamente, otro diez para el profesor Cabrera por su vida
y otro diez a los exalumnos por reconocer con gratitud el don de Dios que recibimos en Cabrerita.
Hace tiempo un par de jóvenes admirados preguntaron a Alguien: «Maestro, ¿dónde moras?». Y les respondieron: «Venid y veréis». Profesor, allá nos vemos. Descanse en paz.
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