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Rachel Beckwith y el milagro de Etiopía

Rachel Beckwith y el milagro de Etiopía
«Para la niñita del gran corazón»


Por: Roberto Taboada, LC | Fuente: www.buenas-noticias.org




Rachel Beckwith es una niña que murió poco después de cumplir sus 9 años. Samantha, su madre, unos cuantos meses después del funeral de su hija decía: «siempre he estado increíblemente orgullosa de ella, de las decisiones que hizo a lo largo de su vida». Hablaba de Rachel como si fuera un adulto. Una niña de nueve años, ¿qué decisiones pudo haber tomado para que su madre estuviera “increíblemente orgullosa”?

Este es el punto de la historia: en una vida tan corta, Rachel tomó decisiones sorprendentes. Hace algunos años, cuando apenas contaba cinco, Rachel pidió a su mamá que le cortara el cabello, pues lo entregaría a Locks of Love, una fundación que dona cabelleras postizas a niños que por tratamientos médicos han perdido su cabello. Unos años más tarde, Rachel repitió el mismo gesto: cuando se acercaba su cumpleaños número nueve, Rachel decidió seguir haciendo la diferencia.

¿Y qué le motivó a ello? En su iglesia –una pequeña comunidad cristiana en Washington (USA)- escuchó que mucha gente en África carecía de agua potable, y que hacían falta sólo veinte dólares para llevar el agua a una persona. Y su corazón, siempre generoso, no pudo quedarse sin actuar.

La pequeña comenzó a contactar a sus amigos y familiares pidiéndoles como regalo de cumpleaños un donativo de 9 dólares para la fundación Charity:wáter, la organización que construía pozos en países subdesarrollados. Su meta: recaudar 300 dólares para llevar agua limpia a 15 personas en África.

El día 12 de junio las cosas no pintaron como Rachel esperaba. Era su cumpleaños, la fecha límite para conseguir los 300 dólares, y su cuenta se quedó corta: faltaron 80 dólares para alcanzar su meta. La página de internet que había creado para recaudar el dinero se mantuvo en línea por varias semanas más, pero no llegaron nuevos donativos. Al menos Rachel no los pudo ver.

El 23 de julio, apenas seis semanas después de su cumpleaños, Rachel sufrió un accidente de automóvil. Durante el coma que duró varios días, amigos y familiares atestiguaron la lucha de esta pequeña, que trataba de aferrarse a la vida. El hecho conmovió a la ciudad y muy pronto la página de internet que Rachel había montado comenzó de nuevo a recibir donativos.

En un momento de conciencia, Rachel escuchó de su mamá que la cuenta de donativos había superado los 47 mil dólares, cifra que meses atrás el famoso Justin Bieber había recaudado para donar a otra fundación.

Días más tarde, Rachel falleció, pero su historia siguió contagiando a miles de personas. Para el 12 de agosto, la cuenta ya había superado el millón de dólares y con donadores de lugares tan lejanos como Brasil, Tailandia o Noruega. Un donante anónimo escribía junto a su cheque por 25 dólares: «Para la niñita del gran corazón».

El sueño que Rachel tenía de ayudar a 15 personas se multiplicó por tres mil: el próximo año, 50 mil personas en Etiopía tendrán agua limpia, y su madre estará ahí para atestiguar el milagro: «En medio de un dolor inexplicable surge una esperanza que es innegable» dice Samantha, su madre. Y sentencia: «Yo sé que Rachel está sonriendo».


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