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Secuestradores de sonrisas

Secuestradores de sonrisas
Un grupo de jóvenes secuestran sonrisas a numerosas personas


Por: Carlos Padilla, L.C. | Fuente: www.buenas-noticias.org





Muy estimado lector:

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Esperamos que en esta Navidad Dios les colme de bendiciones.

Atentamente,

Juan Antonio Ruiz, L.C.
Coordinador




¡Gracias! Porque sois emprendedores, originales, laboriosos y realistamente soñadores. ¡Gracias! Porque fuisteis capaces de conseguir un helicóptero y una docena de jugadores con tal de lograr una sonrisa.

Gracias al grupo Arlequín cuenta cuentos, porque nos grita hoy esta buena noticia: “Cuando se trata de hacer el bien no tenemos límites”.

Son apenas una treintena de jóvenes y se dedican a secuestrar sonrisas. Les da lo mismo realizar la fechoría a los pies de una cama de hospital, que en un asilo de ancianos. Ir vestidos de payasos, de vaqueros o astronautas. Conseguir un hipódromo o un salón de fiestas. Pero con Joel… se pasaron.

Joel es un adolescente mexicano de 14 años, los últimos 24 meses de su vida los ha pasado en el Hospital General de la ciudad de Querétaro, ciudad a una hora y media en coche de la ciudad de México. Joel tenía un sueño, como quien tiene un imposible. Su extracción humilde, su “absurda” idea y la enfermedad que lo encadenaba, hacían ilógico pensar en que un día…

- Joel y ¿a qué equipo le vas?- preguntó Ana, miembro de Arlequín desde hace 3 años.

- A las Águilas por supuesto…

Ana, que desprecia a las mencionadas “Águilas”, equipo de fútbol capitalino, pasó el trago amargo y le tomo del brazo para decirle:

- Sabes, Joel, ya sabía, por eso te traje esta playera. Sería genial que te la firmaran todos los jugadores ¿no?

Joel se levantó de la cama como impulsado por la ilusión de sus ojos. Abrazó a Ana con tanta fuerza que ya no se sabe de dónde sacaría más para lo siguiente.

- Oye, Joel, y te imaginas jugando en el campo de entrenamiento de tu equipo y que después todos los jugadores vienen a saludarte y…

- Pero no tengo ni como ir - interrumpió Joel.

- Entonces la única opción sería que un helicóptero te llevara ¿verdad?

El grupo movió cielo y tierra para conseguirlo y si fue inmensa la alegría cuando se lo contaban habría que imaginar lo ocurrido cuando esto se hizo realidad.

El helicóptero aterrizó sobre el campo de fútbol. Descendió de él Joel con su playera amarilla y su gorra de Arlequín. Los jugadores: Memo Ochoa, “El More”, Cuhautemoc Blanco, entre otros le salieron al encuentro durante el entrenamiento. Lo saludaron, le regalaron autógrafos, balones, guantes de portero, un consejo y sobre todo su cariño.

Ellos le hicieron el día inmortalizándole una sonrisa. Joel recodará para siempre el día en que fue profundamente amado, aquel recuerdo no será solo una anécdota futbolística o un instante bonito en medio de su leucemia. El fruto se extiende a todos los que participaron en esta audacia, a esos valientes que aún piensan en la esperanza y creen en la caridad. Este momento de cielo que Joel vivió perdurará eternamente en la liga de las sonrisas.

Por ello otra vez ¡gracias a Arlequín! ¡Gracias por ser secuestradores de sonrisas!


Si quieres comunicarte con el autor, envía un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org

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