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Tocando las estrellas

Tocando las estrellas
El futuro de José Hernández no era muy prometedor. Su familia era inmigrante, vivía cultivando el campo. Pero él tenía un sueño: Ser astronauta.


Por: José Alberto Lesso, L.C. | Fuente: www.buenas-noticias.org



- Amá, yo quiero ser astronauta.
- Sí, mi’jo, sí puedes ser astronauta – le respondía su madre mientras en su interior pensaba «pobrecito, nunca lo va a lograr, pero hay que animarlo».

Sinceramente, el futuro de José Hernández no era muy prometedor. Los años de su infancia tenía que dividirlos en dos: de noviembre a marzo vivía trabajando en el campo en La Piedad, Michoacán, México, de donde es originario; de abril a octubre, en Estados Unidos dedicado a las cosechas.

Sus padres querían que estudiara, ya que ellos sólo habían estudiado hasta el tercer año de primaria y se daban cuenta de la importancia de los estudios. Así es que a partir de los doce años dejó de viajar a México para poder estudiar.

Desde pequeño tuvo un sueño: ser astronauta. Sus ilusiones se remontan a las misiones de Apolo.

«La última misión es la que yo recuerdo. Nosotros teníamos en ese tiempo una televisión a blanco y negro con una antena que le dicen “orejas de conejo”. Era una televisión muy borrosa, con mala señal. Uno a veces le tenía que pegar a un lado para que dejara de tener unas líneas horizontales. Entonces, recuerdo que como era el más pequeño de la familia me mandaban a ajustar la antena para mejorar la recepción. Allí me tenían haciendo maniobras mientras veíamos a los astronautas caminar en la luna. Yo era el que estaba más cerca a la televisión viendo las imágenes. Creo que eso fue lo que me inspiró más, viendo a los astronautas caminar en la luna».

Fue un sueño que guardó en su interior. Un día se lo dijo a su familia: «Mi mamá decía, “No, sí, pobre… sí, mi’jo, sí puedes ser astronauta” y yo veía en sus ojos que decía “pobrecito, nunca lo va a lograr, pero hay que animarlo”. Mis hermanos me hacían la burla también. Entonces, con eso, cuando vi esa reacción dije, “no, mangos, yo no le digo a mis amigos” porque me van a hacer la burla, entonces fue algo muy personal, un sueño muy personal que no compartí con mis amigos».

Su camino fue duro. Sus papás siempre lo apoyaron. No sólo le dieron ánimo, sino que siempre estuvieron a su lado. «A pesar de que mis papás nada más tienen la educación hasta tercer grado de primaria, siempre se sentaban con nosotros a hacer las tareas en la cocina. Y aunque muchas veces no tenían idea de nuestras tareas, siempre estuvieron allí. Eso fue un mensaje muy importante para nosotros».

Dentro de poco, tocará las estrellas. José Hernández hoy tiene 47 años y es el Especialista Número 2 de la Misión STS 128 que partirá el 25 de agosto hacia la Estación espacial.

Batalló mucho, tuvo que superar infinidad de obstáculos. Presentó hasta doce veces su examen para ingresarse como astronauta, pero lo logró. «Doce veces, doce años duré en tratar de ingresarme. Por eso digo que la perseverancia es algo fundamental. Para mi es algo indescriptible, un sueño que se va a realizar, que espero pueda motivar a toda la juventud, demostrarles que sí es posible con esfuerzo y con estudio. También a nuestra comunidad latina, porque yo he estado en sus zapatos. Uno piensa que no hay salida de la situación económica en la que uno está, pero yo estoy aquí para decirles que el estudio y la perseverancia es la salida para esa situación económica en que, tal vez, se puedan encontrar».


Nota del Editor de Catholic.net:
Nos alegra mucho que José, por su perseverancia, vaya a realizar su sueño de llegar al espacio, pero lo más importante es que sepa usarla también para llegar al cielo. ¿De que le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?

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