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Un buen café

Un buen café
Un buen café


Por: Marco Antonio Batta, L.C. | Fuente: www.buenas-noticias.com




El café, bien administrado, además de ayudarnos a mantenernos despiertos, puede ser fuente de desarrollo. Es el caso del Fideicomiso Walter A. Soundy de El Salvador.

Walter A. Soundy nació el 12 de enero de 1896 en El Salvador. Su padre Arthur era inglés y su madre Mary, alemana. Este singular personaje, además de amar la arqueología y la botánica, poseía una gran hacienda cafetalera en el estado salvadoreño de La Libertad.

Quienes conocieron a “Don Walter”, lo recuerdan como una persona amable y sensible a las necesidades de los pobres. Antes de morir, en 1975, dejó escrito en un testamento su última voluntad: que su hacienda “Quequeisque” se convirtiera en un fideicomiso para ayudar a las personas más necesitadas.

Un fideicomiso es un conjunto de bienes confiados a una institución para que los gestione y haga productivos. “Quequeisque” fue confiada al Banco Salvadoreño, el banco más antiguo del país, que se encarga de dirigirla y destinar las ganancias a proyectos de promoción humana.

Walter Soundy escribió en su testamento: “El fiduciario tiene autoridad completa –según crea conveniente– para hacer la distribución de los fondos a las instituciones de beneficencia que prefiera, asegurándose de que el dinero donado se usa efectivamente en beneficio de los habitantes del estado de La Libertad”.

Gracias a Dios, la hacienda se gestiona correctamente y en la actualidad produce un excelente café, apreciado en muchos países. Las bolsas en que se vende, de color rojo metálico, llevan escrita esta leyenda: “Un buen café, para una buena causa”; y se explica al consumidor que “cada vez que usted toma una taza de café «Quequeisque» está contribuyendo al desarrollo de miles de personas necesitadas en El Salvador”.

Pero no bastan las buenas intenciones, hacen falta obras. Pues bien, el fideicomiso, además de preservar el empleo de los campesinos que trabajaban en el Quequeisque, ha financiado más obras de beneficencia. Citamos dos ejemplos: la Clínica de la Inmaculada Concepción en Santa Tecla y el asilo de ancianos “Hermano San Pedro de Betancourt”.

También ha construido orfanatos y pagado sistemas de agua potable para poblaciones marginadas. En total, ha donado más de 6 millones de dólares a proyectos de beneficencia y desarrollo.

El fideicomiso Walter A. Soundy es un ejemplo de cómo el buen corazón de un hombre, unido al trabajo honesto y metódico de otros, puede contribuir eficazmente a combatir la pobreza. No basta con denunciar abusos y desigualdades sociales. Lo más importante es crear efectivamente fuentes de riqueza para todos.

Para mayor información www.soundytrust.org.


Si quieres comunicarte con el autor, envía un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org

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