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Un sí al amor

Un sí al amor
Amar la vida.


Por: Fernando Pascual | Fuente: Buenas Noticias




Habían nacido ya dos hijos. La salud de la esposa era frágil. Los médicos aconsejaron, con palabras serias, sin vacilaciones, que era peligroso iniciar un nuevo embarazo, acoger la llegada de otro hijo.

En el otoño de 1956 era evidente que una nueva vida había iniciado. Los esposos fueron al médico, que constató lo grave que era ese embarazo. Les aconsejó, con mucho respeto, que no arriesgasen, que tomasen el camino “más seguro”, que hiciesen un aborto.

La esposa y el esposo pidieron consejo a un sacerdote. Luego fueron a rezar a una iglesia. La decisión no era fácil. Tal vez podrían morir juntos madre e hijo. Abortar parecía una solución fácil. Pero...

Pero esa nueva vida merecía respeto y cariño, pedía un poco de ayuda y de confianza. Agarrados de su fe cristiana, y por amor a ese hijo, los esposos decidieron dar una oportunidad a la vida. Aceptaron el riesgo, y pusieron en marcha lo mejor de la medicina para salvar a madre e hijo.

En julio de 1957 nacía, en la ciudad de México, un niño lleno de vida, con un peso nada desdeñable: ¡4 kilos! La mamá sobrevivió al embarazo y al parto, y pudo abrazar, con un gozo intenso, al nuevo hijo.

Un nuevo hijo que, con el pasar de los años, descubrió que Dios lo llamaba al sacerdocio. Un hijo que ahora enseña el Evangelio, lleva esperanza a los corazones, sostiene al que cae, ofrece una palabra de consuelo a quien sufre por las heridas de la vida.

Un hijo que se desgasta por los demás porque sus padres le enseñaron que ese es el secreto de la vida: dar sin medida, dar por amor, dar incluso cuando a veces los riesgos parecen muchos y los beneficios pocos.

Su madre vive todavía, feliz, orgullosa de su familia, de sus hijos. También experimenta un gozo especial por ese hijo (¡también por los otros dos que nacieron luego!) que cumple ya 20 años de sacerdote en diciembre de 2005. Ella se fió de Dios. Dios acogió su gesto de amor, y la bendijo con el sacerdocio de aquel hijo que, según el parecer de alguno, no debería haber nacido.

Así es la vida: un milagro de amor que explica mil sacrificios, que permite el nacimiento de cada ser humano, que hace que este mundo, entre tanta herida, sea ahora un poco más humano, un poco más feliz, un poco más bueno...



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