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Unidos para ayudar

Unidos para ayudar
La unión hace la fuerza.


Por: Fernando Pascual | Fuente: Buenas Noticias




Es noticia que un niño muera ahogado en un lago artificial ante la mirada de cientos de turistas. O que un adulto se desangre en la carretera después de un accidente sin haber sido asistido por los automovilistas que pasaban por allí. O que un anciano caiga al cruzar una calle porque nadie ha sabido estar a su lado para darle una mano.

No son noticia los mil gestos de generosidad, grandes y pequeños, de millones de inquilinos de nuestro planeta. Como éste que nos narran desde Uruguay.

Hacia mediodía del 21 de enero de 2005, en el balneario Las Toscas (a unos 40 kilómetros al este de Montevideo, en las playas del Río de la Plata), la corriente empieza a arrastrar a una mujer de unos 30 años. La impaciencia, la angustia, la impotencia, dominan a la joven, que no consigue sobreponerse a la fuerza de las aguas.

Alguno da la voz de alarma. Como primer intento de ayuda arrojan una cuerda para rescatarla, pero no es lo suficientemente larga como para llegar hasta la mujer. Luego dos jóvenes que trabajan como socorristas se lanzan al agua. Pronto se dan cuenta de que su esfuerzo sería vano: la corriente es demasiado fuerte y podría arrastrarles también a ellos.

La gente de la playa no se queda sin hacer nada. Unos 15 ó 20 bañistas se introducen en el mar, cogidos de la mano unos a otros. La acción es peligrosa (más de alguno habrá pensado que incluso es imprudente), pero vale la pena hacer un intento, ofrecer una ayuda solidaria.

Poco a poco la cadena, zarandeada por la corriente, pero bien unida, avanza hasta llegar a la chica y engancharla. Con mucho cuidado y energía, traen a la joven hacia la orilla: está salvada.

Se trata de una anécdota sencilla. Seguramente habrán ocurrido hechos similares en muchas otras playas. La “noticia” es que no solemos contar historias como ésta, no suelen aparecer en la televisión o en los periódicos. Quizá por aquello de que “el mal hace noticia y el bien es silencioso”.

Para eso existe Buenas Noticias: para que también el bien aparezca, sea divulgado. Para que tantos ejemplos de hombres y mujeres generosos nos hagan comprender la fuerza transformadora de la generosidad y del servicio a los demás. Existe, sí, mucha gente buena y decidida, capaz de arriesgarse un poco (o un mucho) para ayudar a quien necesita una mano o un consuelo. Como lo hicieron en un día de descanso aquellos bañistas de una playa de nuestra querida América.



Si quieres comunicarte con el autor, envía un mensaje a: buenasnoticias@arcol.org

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