Carta abierta a las chicas
Carta abierta a las chicas
Por: Felipe Santos |
Sois el sol. Si hace un día en día en el que podamos caminar, crecer, sonreír, es el día en que podemos encontrarnos. Vuestras miradas dirigidas a nosotros, nos enrojecer. Y nos sentimos ridículos, aunque tengamos poco de ridículos. Alzamos nuestros pechos y damos un golpe para ocultar el estremecimiento que nos levanta la piel. Representamos el papel de hombres insensibles.
Y sin embargo, ¡si vuestros ojos pudieran intuir lo que nos pasa por dentro! Lo habéis adivinado. Hay ondas que hablan sin necesidad de palabras.
Algunas de entre vosotras se ponen a representar nuestro juego estúpido. Somos los duros y vosotras las frágiles. Pero hay algo misterioso que sentimos tan hondo que no queremos romper.
Estas chicas que matan el tiempo cuidando su piel, nos gustan cuando se muestran tal y como son. Si pensarais, nuestro papel de machos duros y sólidos como una roca, se rompería en seguida.
Otras nos habéis prometido jardines de delicias...Nosotros nos hemos dejado llevar por los frutos, creyendo que todas las promesas de paraísos terrenales estaban en vuestro jardín. Chicas manzanas.
Espejos de azul y rojo, perfumes de corazón, muñecas...
Somos conscientes de que para vender lo que cuenta es la presentación de lo que se vende, aunque a veces el envoltorio esté vacío.
¿Nada en la cabeza? Bueno sí, quizá mucho maquillaje.
Ciertamente que diréis que no toda la culpa es vuestra. Los roles que os han atribuido en la sociedad, hacen que aparezcáis como seres para la publicidad, el trabajo y la familia.
Y sin embargo, si supierais los sueños qte tenemos de vosotras en nuestro interior! No los que se dicen a voz en grito. Esos son falsos y buscan sólo hacerse colegas del mundo superficial o para tener el aire chulo en tantos que miran aparentar en lugar de ser jóvenes auténticos.
No se piensa bien lo que se dice de vosotras. Nada de chicas-hombres, despreciables, unisexo, uniformes como si no se viviera ya un tiempo de tanta y tan grave uniformización. Bobadas. Esterilidad.
Si conocéis a la chica ideal que os lance hacia vuestra propia interioridad, seríais muy distintos. Ellas son bellas, es verdad, son la regla vida de la belleza. Pero no sólo de una belleza de sus únicos dones externos, sino sobre todo y ante todo por su transparencia, su luz, su sol amarillo como una naranja que os hará gustar las delicias de la sonrisa en los días grises y tristones.
De este modo, ellas serán para el chico no solamente modelitos para admirar sino personas con las que compartir el sentido de una auténtica amistad y una amistad en grupos que nos prepare a ellas y a nosotros para una verdadera maduración en el fascinante mundo de los afectos, tema nada fácil hoy en día en que se corre tanto. Y en esta especialidad- está ya más que comprobado- quien más corre menos gana.
Ellas deben ser nuestros faros que nos permitan ver la hermosura de las cosas, de las personas y no simplemente objetos bonitos de deseo.
Sí que os pedimos sinceridad en vuestro trato y, aunque comprendemos vuestra sicología más cambiante que la nuestra, sabed decirlo para que nos hagamos chicos más comprensivos y menos brutos.
Sois el espejo en el que nos reflejamos. Los chicos sensatos buscamos no sólo un buen tipo- que no está mal- sino un ser lleno de valores.
Quizá, a simple vista no os caigamos muy bien. No importa. Algún día- a la hora de elegir- dejaréis a los macarras para buscar personas en los que resplandezca la virtud, la honestidad y la honradez.
Lo demás es tener buena fachada, que en seguida, la estropea el viento dañino de lo que respiran.
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