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Hablemos claro de homosexualidad
Todo acerca de la homosexualidad y las cuestiones que plantea


Por: Juan García Inza | Fuente: Catholic.net



Una de nuestras comunicantes de mercabá nos ha planteado un tema de gran importancia, de rabiosa actualidad, y que preocupa a los expertos ya que el problema de la homosexualidad está afectando a un considerable sector de nuestra sociedad y, lo que es más grave, parece que esta situación tiende a agravarse por distintas razones. Intentaremos aclarar algunas ideas, ya que con frecuencia recibimos preguntas sobre el particular.

La revista PALABRA acaba de publicar un número monográfico dedicado a la castidad en los distintos estados y situaciones del hombre. Uno de los capítulos lo dedica a la homosexualidad, y publica una entrevista con uno de los expertos europeos más destacado en el tema de terapia de la homosexualidad. Se trata del Gerard J.M. van den Aardweg, holandés, Doctor en Psicología por la Universidad de Amsterdan. Ha impartido cursos por América y Europa, y se dedica a tratar de ayudar a las personas afectadas de esta anomalía llamada homosexualidad. Trataré de recoger lo esencial de esta interesante entrevista.

Ha publicado un libro llamado "Homosexualidad y Esperanza", y dice que esperanza hace referencia a la actitud interior de quien se enfrenta con sentimientos homosexuales. Aunque digan que se aceptan como son, etc., el autor afirma que felices, de verdad, no lo son nunca.

Aclara que gay significa originariamente alegre, animado, pero que ha perdido este significado desde que se usa para el estilo de vida homosexual. Ahora el valor de la palabra ha pasado a ser alegría afectada, artificial; limita casi con exhibicionismo. La alegría del gay es parecida, en parte, a la del alcohólico.

El homosexual cae en una sexualidad neurótica. El diseñador de alta costura alemán Wolfgang Joop, homosexual, afirma en un tono cínico en una entrevista concedida a una revista: “Esto es un estilo de vida que crea adicción y, a la vez, una especie de frigidez. Como no estás satisfecho aumentas la dosis y, en consecuencia, se multiplican las frustraciones”.

Quien acepta y se identifica con su condición de homosexual, puede sentir algún alivio, pero cae preso de una sexualidad neurótica. Por eso, el camino contrario, la búsqueda de la verdad sobre sí mismo sin dejarse arrastrar por un derrotismo de “yo soy así”, es camino de esperanza.

Generalmente los deseos homosexuales arrancan de situaciones depresivas que se padecen en la juventud debido a complejos, soledad, frustraciones, inseguridad en la identidad sexual. Y todo ello se opone a la esperanza. La esperanza se pierde cuando se piensa que uno es fatalmente así y no tiene remedio. No puede caer el homosexual en un pesimismo pensando que su caso no tiene solución. Hay esperanza cuando se intenta superar las dificultades, los complejos y se huye de las ofertas que una sociedad depravada hace continuamente en este campo, en el que quedan atrapados tantos niños y jóvenes por culpa de viejos verdes sin conciencia, o enfermos crónicos del sentimiento.

Dice nuestro experto que la homosexualidad no es hereditaria. Hay situaciones familiares y hábitos educativos que favorecen la tendencia homosexual. A los chicos les influye muy negativamente la conocida madre superprotectora y dominante; o un padre distante o poco viril, o que le dedica más tiempo y afecto a los otros hermanos. No favorece en nada una educación afectiva adecuada en este sentido: el que la madre o el padre no se sientan contentos con sus propias condiciones de mujer o de hombre. También se da el caso de los padres que tratan a las hijas como si fueran chicos porque eso es lo que deseaban tener, o al contrario.

Aparte de la familia, que es muy importante, influye mucho también el trato con los compañeros del mismo sexo. Muchos homosexuales confiesan haber llegado a esa situación tras haberse visto marginados o minusvalorados por los mismos compañeros. Se trata de un complejo de marginación al no haberse visto aceptados. La mayoría de los científicos consideran la homosexualidad como un trastorno, aunque por influencia de los distintos colectivos o corrientes de opinión que están involucrados en este mundo se trate de considerar mas bien como condición.

Y al ser tratada socialmente la homosexualidad como una condición, ya casi no se habla de corrección o de terapia de tratamiento. Todo eso ha pasado a ser un tabú. Hoy, como afirma Aardweg la homosexualidad se ha politizado. En algunos programas de educación sexual se incluye la homosexualidad como algo normal. La epidemia del Sida podría haberse paliado en gran parte en Occidente, si se hubiese seguido considerando la promiscuidad homosexual como algo patológico, afirma el experto que citamos.

En algunas telenovelas de las que muchos son aficionados se llega a la aberración de presentar a parejas heterosexuales cargadas de problemas y de infidelidades, mientras que una parejita de homosexuales es presentada como modelo de felicidad, a los que hay que envidiar, y a los que acuden muchos a pedir consejo. Pero la realidad es todo lo contrario. Las parejas de homosexuales son muy frágiles, y se rompen con facilidad. Según un estudio alemán, el 60% de esas parejas duran un año, y sólo el 7% superan los cinco años.

Nuestro experto afirma rotundamente que la imagen de la pareja de homosexuales feliz, como espejo del matrimonio, es una mentira con fines propagandísticos. Entre ellos no son excepción la infidelidad, los celos, la soledad y las depresiones.