Jesucristo fundó una sola Iglesia
Jesucristo fundó una sola Iglesia
Por: P. Jorge Loring |

3. Jesucristo fundó una sola Iglesia: «Habrá un solo rebaño y un solo Pastor»32
Esta Iglesia es la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
Todas las demás Iglesias y religiones están equivocadas.
Unas, porque no reconocen al verdadero Dios -como el Budismo-; otras, porque se separaron de la Iglesia verdadera -como el Protestantismo-.
Debemos rezar por los no católicos, para que se conviertan, y ellos y nosotros nos unamos en la única y verdadera Iglesia de Cristo que es la Católica.
En el decreto del Concilio Vaticano II sobre el ecumenismo, en el que se dan normas a los católicos para que traten con comprensión y cordialidad a los hermanos separados, se dice que el deseo de unión no debe llevarnos a callar o disimular las discrepancias:
«Es totalmente necesario que se exponga con claridad toda la doctrina.
Nada es tan ajeno al ecumenismo como el falso irenismo que pretendiera desvirtuar la pureza de la doctrina católica, y oscurecer su genuino y verdadero sentido»33.
Por eso vamos a ver aquí las razones por las cuales creemos que la Iglesia Católica es la que Cristo fundó, mientras que las Iglesias Protestantes no reúnen las condiciones necesarias para ello. No con ánimo de ofender a los que son protestantes, sino con el deseo de exponer a todos la verdad.
Según el Primer Concilio de Constantinopla, celebrado el año 381, la Iglesia, tal como la fundó Jesucristo, tiene cuatro notas características, es decir, cuatro señales distintivas, que son cuatro propiedades esenciales que, todas juntas, son exclusivas y manifestativas de la verdadera Iglesia de Jesucristo.
Estas señales distintivas, estos atributos, son: unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad34.
4. Es decir, según la mente de Cristo, su Iglesia debe ser:
UNA: Jesucristo no fundó más Iglesia, que la que fundó sobre San Pedro: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra (San Pedro) edificaré mi Iglesia»35. Jesucristo habla en singular, es decir, de una sola Iglesia.
En la lengua aramea, que Jesús hablaba, Pedro y piedra se dicen con la misma palabra: Kefá.
Jesús hace un juego de palabras para expresar que Pedro es la piedra fundamental de su única Iglesia.
Como dice San Jerónimo, Mateo escribió en arameo, y en arameo Kefá significa roca. Se trata, naturalmente, de una piedra grande, de una roca; pues sobre una piedrecita no se puede edificar nada.
La autenticidad de estas palabras ha sido negada de diversas maneras por críticos protestantes. Pero recientemente el célebre teólogo protestante Oscar Cullmann, la ha confirmado de la manera más convincente36.
«Nadie acepta hoy la teoría de la interpolación posterior, por su carácter semítico y porque aparece en todos los códices»37.
Cristo cambió a Pedro su nombre de Simón por el de Pedro, piedra, roca (kefá) porque lo iba a hacer fundamento de su Iglesia. Cuando en la Biblia Dios cambia el nombre de alguien es porque esta mutación es efectiva de lo que el nombre significa38.
Jesucristo quiere ser el único Pastor del único rebaño que es su Iglesia39.
Este rebaño se lo entregó a San Pedro antes de partir de este mundo40.
Y ya nos advirtió Él que todo reino desunido no subsistirá, se arruinará41; es decir, que si la Iglesia debe permanecer hasta el final de los siglos, debe permanecer una.
SANTA: Santificar -o dar la vida de gracia- fue el primer objetivo de la venida de Cristo42, y por lo tanto santificar es el primer objetivo de la Iglesia43, que lo hace por medio de los sacramentos.
Dice San Pablo que «Cristo amó a su Iglesia y se sacrificó por ella para santificarla..., para hacerla santa»44.
«Cristo nos eligió para que seamos santos»45.
«Ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación»46.
El mismo Jesucristo dijo que Él había venido «para que el mundo se salve»47.
«He venido, dice el Señor, no para juzgar al mundo, sino para salvarlo»48.
Al enviar a sus Apóstoles por el mundo les dijo: «Id y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todas las cosas que Yo os he mandado»49.
«Predicad a todas las criaturas: el que creyere y se bautizare, se salvará; pero el que no creyere, será condenado»50.
La Iglesia fundada para llevar los hombres a la gloria debe ser santa, porque el camino de la salvación es la santificación.
CATÓLICA: El nombre de católica se remonta a principios del siglo II51.
La empleó San Ignacio de Antioquía, discípulo del apóstol San Juan.
«Católica» significa «universal»52: Jesucristo fundó su Iglesia para todos los hombres y para todos los tiempos: «Predicad a todas las gentes»53, «por todo el mundo»54, «Yo estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos»55.
Esto evidentemente supone que los Apóstoles tendrían sucesores, pues ellos, en su corta vida, ni podían predicar por todo el mundo y a todas las criaturas, ni iban a vivir hasta el fin del mundo.
APOSTÓLICA: La Iglesia verdadera tiene que entroncar con los Apóstoles, en quienes Cristo fundó su Iglesia56.
A ellos dio su potestad: «Yo os envío a vosotros»57, «quien a vosotros oye a Mí me oye»58.
5. Evidentemente Jesucristo fundó su Iglesia para que permaneciera hasta el fin de los tiempos: «Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos»59
Esto quiere decir que la Iglesia fundada por Cristo es indefectible.
Durará hasta el último día, y permanecerá tal como fue constituida por Cristo. Si ella llegara a desaparecer, o si se transformara en otra distinta, la asistencia de Cristo habría faltado, o Cristo habría sido impotente.
Pues, bien, la Iglesia Católica es la única que tiene las cuatro señales distintivas que Cristo puso en su Iglesia.
6. La Iglesia Católica es UNA en su doctrina, en su gobierno y en sus sacramentos60.
Unidad de fe: nuestro Credo es el mismo desde hace dos mil años.
Unidad de doctrina, creída unánimemente por los mil millones de católicos, de todas las razas, culturas, lenguas y regiones del mundo entero.
Unidad de gobierno, con una Cabeza Universal: el Romano Pontífice.
Unidad de sacramentos, que son exactamente los mismos para los católicos de todo el mundo.
Unidad de doctrina de todos los Obispos unidos al Papa.
Esta unidad no se rompe aunque algunos la abandonen.
La unidad está en los unidos a la Cátedra de Pedro.
La unidad en lo esencial no impide la variedad en lo accidental.
«Los hermanos separados, sin embargo, ya particularmente, ya sus comunidades y sus Iglesias, no gozan de aquella unidad que Cristo quiso dar a los que regeneró y convivificó en un cuerpo y en una vida nueva»61.
«Estas Iglesias y comunidades eclesiales, por la diversidad de su origen, de su doctrina y de su vida espiritual, discrepan bastante, y no solamente de nosotros, sino también entre sí»62.
La libre interpretación de la Biblia de los protestantes, lleva naturalmente a multitud de errores, herejías y a la desunión. De ahí que haya más de 2.000 denominaciones protestantes, catalogadas en el Oxford University Press World Christian Encyclopedia63.
La interpretación individual de la Biblia lleva a un subjetivismo arbitrario que hace prácticamente imposible la unidad de doctrina.
Entre ellos reina un tremendo desbarajuste doctrinal sobre lo que hay que creer o no creer64.
En cambio, el Magisterio de la Iglesia, lleva a la unión.
Esta unión de doctrina se lleva a cabo mediante la autoridad infalible del Papa y de los Concilios. Todos los Concilios son doctrina de la Iglesia; pero el Concilio Vaticano II es especialmente el Concilio de la Iglesia, porque hizo de la Iglesia el objeto central de sus deliberaciones.
Por lo mismo el Concilio Vaticano I fue el Concilio del Papa, Trento el de la Contrarreforma, Éfeso el de la Virgen y Calcedonia el de Cristo.
Las denominaciones protestantes son independientes unas de otras.
Los Testigos de Jehová se separaron de los Adventistas, y éstos de los Bautistas, y éstos de los Anglicanos.
Las Iglesias Protestantes de hoy vienen de Lutero, Enrique VIII y Calvino65
Hay muchísimas divisiones en la determinación de cuáles son los puntos fundamentales que hay que creer.
No se ponen de acuerdo ni en el número de los sacramentos, ni en la eternidad del infierno , ni siquiera en la divinidad de Jesucristo66.
Recientemente se ha despertado en el protestantismo un movimiento de unión, pues comprenden que Cristo estableció la unidad de su Iglesia.
Ha surgido en ambientes protestantes el deseo de un Magisterio que unifique la enorme disparidad de opiniones entre los protestantes.
Así se lo oí en una conferencia en El Puerto de Santa María, el 10 de Enero de 1998 al P. Eduardo López Azpitarte, S.I. Profesor de la Facultad Teológica de Granada.
Este movimiento suscitado en el protestantismo hay que agradecerlo a Dios, porque puede ser el camino eficaz para llegar a la unidad que Cristo pidió al Padre para su Iglesia67.
El Concilio ha reconocido que es un movimiento «inspirado por el Espíritu Santo»68
Debemos orar mucho para que pronto sea una realidad el deseo de Jesús: que todos los que creemos en Él formemos «un solo rebaño con un solo pastor»69.
En la Alta Iglesia Anglicana se cree que la Santísima Virgen es Madre de Dios, tienen imágenes de Ella en sus iglesias, y se le canta la misma Salve que los católicos.
Recientemente ha habido una aproximación entre católicos y luteranos.
El día 2 de noviembre de 1999 firmaron en Augsburgo, el Cardenal Edward Cassidy, en nombre de la Iglesia católica, y el obispo luterano Christian Krause, en nombre de la Federación Luterana Mundial, un documento conjunto sobre la doctrina de la justificación.
En él se dice en ANEXO, 2, c:
«c) La justificación tiene lugar sólo por gracia». Pero: «La obra de la gracia de Dios no excluye la acción humana».
Y en el texto de la DECLARACIÓN:
»27. En la interpretación católica también se considera que la fe es fundamental en la justificación. Porque sin fe no puede haber justificación.
»37. Juntos confesamos que las buenas obras, una vida cristiana de fe, esperanza y amor, surgen después de la justificación y son fruto de ella. (...) Tanto Jesús como los escritos apostólicos amonestan al cristiano a producir las obras del amor.
»38. Según la interpretación católica, las buenas obras, posibilitadas por obra y gracia del Espíritu Santo, contribuyen a crecer en gracia para que la justicia de Dios sea preservada y se ahonde la comunión en Cristo.
Cuando los católicos afirman el carácter "meritorio" de las buenas obras, por ello entienden que, conforme al testimonio bíblico, se les promete una recompensa en el cielo.
Su intención no es cuestionar la índole de esas obras en cuanto don, ni mucho menos negar que la justificación siempre es un don inmerecido de la gracia, sino poner el énfasis en la responsabilidad del ser humano por sus actos.
»40. La interpretación de la doctrina de la justificación expuesta en la presente declaración demuestra que entre luteranos y católicos hay consenso respecto a los postulados fundamentales de dicha doctrina»70
El Papa Juan Pablo II, en su tradicional cita dominical con los miles de peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro, dijo de este documento:
«Si bien la declaración no resuelve todas las cuestiones relativas a la enseñanza de la doctrina de la justificación, expresa un consenso sobre verdades fundamentales de esta doctrina»71.
«La unidad de la Iglesia no excluye en ella una legítima diferenciación»72.
«Dentro de la comunión eclesiástica existen, legítimamente, Iglesias particulares que gozan de tradiciones propias»73, permaneciendo fieles al Magisterio de la Iglesia; pues ha habido algunas disensiones en el seno de la Iglesia que han producido rupturas de la comunión eclesial. «Los fieles deberían apartarse de los pastores que se desviaran»74.
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