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La Libertad de Información
Fundamentos de la libertad de opinión y prensa y enseñanzas de la Iglesia acerca de las responsabilidades éticas


Por: Unión Católica Internacional de la Prensa (UCIP) | Fuente: Ucip.ch



Introducción

Los medios de comunicación han comenzado a jugar un papel en la vida de la sociedad a partir del siglo XVIII cuando fue reconocida la libertad de opinión y de prensa. Esta libertad a conocido luego un creciente interés durante el siglo XIX, y fue inscrita como principio fundamental en las constituciones de los Estados modernos; también fue el caso en el siglo XX cuando un cierto número de nuevos Estados se declararon independientes.

Estas declaraciones nacionales fueron confirmadas después de la última guerra a través de declaraciones internacionales. La Declaración Universal de los Derechos humanos, proclamada en 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoce esta libertad en su artículo 19, y la Convención europea de salvaguarda de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales se expresa de la misma manera en 1950 en su artículo 10. Estos artículos implican para el firmante una obligación jurídica.

El Concilio Vaticano II hablaba de esta libertad cuando subrayaba en el artículo 5 del Decreto "Inter Mirifica" el derecho a la información que fue luego desarrollado y eleborado en la Instrucción pastoral "Communio et Progressio" en 1971 en diversos artículos (13, 33, 34, 44, 86, 87 y 116).

El interés por la libertad de información ha adquirido cada vez mayor importancia en los países en vías de desarrollo cuando se ha ido cayendo en la cuenta que la emancipación política, económica, social y cultural estaba esencialmente vinculada al desarrollo de los medios de comunicación, junto con la liberación y la libertad en el campo de la información. Todo ello está subrayado en el artículo 92 de "Communio et Progressio" como también en el informe McBride de la UNESCO. Esta coherencia ha sido señalada durante los Congresos precedentes de la UCIP (Viena 1977, Roma 1980).

Los acontecimientos en Europa central y Europa del Este han puesto en evidencia la libertad de información. Publicaciones clandestinas aparecen hoy públicamente y expresan las ideas, deseos, opiniones de los pueblos oprimidos. Estás publicaciones ponen en valor la relación esencial entre la libertad de expresión, la libertad de información y entre los derechos correspondientes.

Cuando leemos los boletines del instituto internacional de prensa (Londres), las publicaciones de CPJ Update (Committee to Protect journalists, New York), las ediciones de "Article 19", organización internacional para la defensa de la libertad de opinión y expresión (Londres), las estadísticas publicadas por el Observatorio francés de Información (Asociación de defensa de la libertad de la información, Montpellier), los comunicados de "Reporter sans frontières", organización para la defensa de la libertad de prensa (París), y muchos otras, nos sentimos consternados del número de periodistas muertos, encarcelados en tantos países, a cusa de las convicciones profundas que no pueden expresar con toda libertad.

Hay además en los diversos países, situaciones donde los poderes económicos y financieros tienen una influencia sobre los medios de comunicación a consecuencia de concentraciones exageradas, que se convierten en una amenaza o en un peligro por la libertad de información.

La UCIP tiene hoy razones imperiosas para atraer la atención sobre el problema de la libertad de información. Primero porque es de gran actualidad y lo seguirá siendo en los próximos años si queremos construir una comunidad humana más libre. Luego, porque es propio de los periodistas católicos, alimentados de las fuentes de una fe viva, de aportar a los comunicadores, ciertos elementos de reflexión sobre sus responsabilidades como informadores.

Tesis

1. La libertad de información es un aspecto de la libertad del ser humano, dotado de inteligencia y viviendo en comunidad. Esta inteligencia comporta la posibilidad de elegir, no de modo arbitrario, sino responsable, luego de haber hecho una evaluación según la propia conciencia. La libertad está esencialmente vinculada a la responsabilidad. Hay además valores primordiales como la verdad, la justicia, la solidaridad que han de ser respectados en las relaciones entre personas.

El ser humano es una persona creada por Dios a su imagen, llamado a realizar su vida, su misión personal y social, en li-bertad, en un mundo que sea cada vez más digno de la criatura humana. El mensaje evangélico es para el cristiano el fundamento de orientación de sus actos.

2. En el mundo actual los medios de comunicación juegan cada vez más un papel primordial. Vivimos en una sociedad de comunicación y el progreso permanente en el campo de la técnica y de la electrónica ha creado un mundo de comunicaciones que es aún más difícil de dominar. Por otro lado el hombre va siendo cada vez más consciente de sus derechos, y tiene un mayor deseo de estar informado y de acceder al conocimiento.

3. La libertad de información es la respuesta al deseo y al derecho de estar informado. Toda persona necesita una información honesta, coherente, completa y precisa para comprender el mundo y los acontecimientos que descubre, para adaptarse a las circunstancias cambiantes de cada día, para desempeñar un papel activo y responsable de su medio, para tomar parte en la vida económica, política, social, cultural y religiosa de su tiempo. Por eso se necesita que haya medios suficientes a su disposición para hacer una opción libre en función de sus necesidades personales y sociales. De no ser así su derecho a la información no estará asegurado (Communio el Progressio n° 34).

4. Esta libertad de información no es arbitraria. No ha de estar sometida a ninguna ideología. Como se dice en "Inter Mirifica" hay que tomar en cuenta el contenido de la información y del efecto que puede tener sobre el público (n.4). Hay que respetar los derechos de las personas y la dignidad humana (n.5). El ser humano tiene derecho a su honor personal y al respeto de su vida privada. Hay que evitar presentar escenas de violencia y pornografía sobre todo en los medios destinados a los niños, cuidando el lenguaje de la imagen que puede ser más agresivo que un texto violento.

5. La libertad de la información está esencialmente viculada a la responsabilidad. Esta es una aplicación de la libertad de conciencia. La responsabilidad es la expresión más auténtica de la libertad. Esta libertad no es un fin en sí misma ni el criterio supremo de evaluación ni la justificación de todos los métodos sino que en primer lugar es la condición normal de una información verdadera. Podemos hacer un buen o mal uso de ella. (E. Gabel; Communio et Progressio 13). Una li-bertad ilimitada y absoluta lleva al caos, una libertad, digamos, dirigida lleva a la servidumbre. Una libertad responsable, respetuosa de la persona en todas sus dimensiones está relacionada con los valores concernientes a la persona y la sociedad (Inter Mirifica 5).

6. Hay una alianza reciproca entre la libertad, la verdad y la sinceridad. La libertad es necesaria para captar lo más posible toda la verdad de un hecho. Las informaciones obtenidas han de ser comunicadas con toda sinceridad y rectificadas en caso de error. El derecho de réplica ha de ser reconocido y respetado. De esta manera los medios de comunicación cumplen su función social. El público pone su confianza en los medios de comunicación, sabiendo que la objetividad absoluta no existe, pero que la veracidad subjetiva surge de la investigación competente y honesta. El público considera los medios como una prologación de su oido y su ojo.

7. Una información libre es indispensable para la formación de una sana y auténtica opinión pública. La ausencia de ésta es un vicio, une enfermedad, un malestar de la vida social (Pio XII, mensaje en el III Congreso mundial de la UCIP). La opinión pública es una consecuencia de la naturaleza social del ser humano. La libre expresión de sus ideas es la contribución necesaria para la realisación de la opinión pública (Inter Mirifica, 8; Communio et Progressio 24-28). A través de esta libertad, la información libre ejerce también la función indispensable de crítica y de control en la sociedad.

8. El estado en primer lugar ha de promover y proteger la libertad de los ciudadanos y garantizar la libertad de información así como el derecho de estar informado (Communio et Progressio 86-87). De esta manera se establece un diálogo y se expresa una diversidad de opiniones, una confrontación de ideas que contribuyen a una verdadera comunicación, a la que el público se ha de asociar. Ya que "comunicar es dar y recibir" (Communio et Progressio). De esta manera la comunicación entre los hombres aparece como la finalidad profunda de la información. El pluralismo de opinión y la comunicación son elementos fundamentales de una verdadera democracia.

9. No sólo el poder político sino también la presión económica e ideológica puede hacer difícil o impedir el ejercicio de la libertad de información (Communio et Progressio, 87). Las concentraciones demasiado grandes o los monopolios en el campo de los medios significan una amenaza o dominación. Las manipulaciones a través de los poderes económicos, financieros, políticos, son inaceptables. La información no es una mercancía, ni un medio de propaganda sino un bien social en beneficio de la persona y la sociedad. La responsabilidad del poder político está ligada a la garantía del pluralismo de prensa. Compete a la colectidad nacional a través del estado o de instancias ad hoc, de crear las condiciones jurídicas y económicas capaces de compensar las desigualdades, nacidas del juego brutal de las leyes del mercado.

10. El desarrollo económico, social, político y cultural está esencialmente vinculado al desarrollo de los medios y a una información suficiente (Inter Mirifica, 92). Es de una importancia primordial para los países en vías de desarrollo, como para los países que se liberaron en los últimos tiempos de un sistema autoritario. La libertad de información es un elemento esencial para la participación de todos los ciudadanos a la emancipación total y al progreso auténtico de la sociedad.

11. A pesar de la Declaración universal de los derechos humanos que proclama la libertad de opinión todavía hay cada año periodistas asesinados, encarcelados y torturados a cause de esta libertad. Muchas veces los periodistas católicos son perseguidos porque defienden con convicción la verdad. Se han de condenar estas manifestaciones de violencia porque quieren establecer con todo tipo de presiones, une información dirigida y mutilada, lo que significa un atentado a los derechos fundamentales del ser humano. Estamos convencidos que es la verdad la que libera a la persona.

12. La libertad de información también incluye que se realicen las condiciones necesarias para la libertad de religión pueda expresarse en los medios (Communio et Progressio, 87). Este derecho está además proclamado en la Declaración universal de los derechos humanos, y el Concilio Vaticano II lo ha señalado en el Decreto Inter Mirifica 3.

Asimismo la instrucción pastoral Communio et Progressio proclama la necesidad de una opinión pública en la Iglesia, y la necesidad para sus miembros que tengan conciencia de la libertad para expresar sus ideas, una libertad basada en el sentido de la fe ("Sensus fidei") y en el amor. Esta libertad incluye la libertad de información. Esta ha de ejercerse en diálogo junto con quienes no pertenecen a la Iglesia. La autoridad responsable ha de cuidar que el intercambio de opiniones legítimas se realice con libertad de pensamiento y de palabra. La iglesia debe conocer como reaccionan los contemporáneos, sean éstos católicos o no católicos, ante los acontecimientos o ante el pensamiento moderno (Communio et Progressio, 115, 116, 122).

La instrucción pastoral hace una distinción bien clara entre las verdades de la fe y la iglesia como parte de la historia humana. La instrucción agrega que es un campo casi ilimitado par un diálogo en la iglesia (117). Esta libertad significa, en el campo mencionado, que el periodista católico ha de tomar la responsabilidad con conocimiento de causa y en conciencia, con objeto de construir y no destruir. Hacerse eco de las diversas opiniones en el pueblo cristiano es una manera normal de informar hoy, teniendo en cuenta del "sentido de Iglesia". Es un compromiso personal en su propio compo (E. Gabel).

En la Constitución sobre la Iglesia, el capítulo que trata sobre la relación de los laicos con sus pastores dice "manifiéstenles sus necesidades y sus deseos, con aquella libertad y confianza que conviene a los hijos de Dios y a los hermanos en Cristo. Conforme a la ciencia, la competencia y el prestigio que poseen, tienen la facultad, más aún a veces el deber de exponer su parecer acerca de los asuntos concernientes al bien de la Iglesia" (37). Es la explicitación del pensamiento de Pio XII que decía que el periodista católico, como todo fiel, ha de guardarse tanto de un servilismo callado como de una crítica son control. En esta área la confianza recíproca ha de jugar un rol preponderante. En este espíritu la prensa católica puede ejercer sus funciones de profetismo, de contestación y de crítica prudente con amor auténtico por la Iglesia. (E. Gabel)

Conclusión

Vivimos un período excepcional de la historia donde la libertad y la información juega un papel primordial. El periodista aporta al gran público los acontecimientos y las corrientes de ideas de cada día, que van siendo cada vez más numerosas a medida que se intensifica la libertad de información. Con relación a la persona y la sociedad el periodista tiene una gran responsabilidad, y más aún el periodista católico ha de darse cuenta de ello como miembro que es de la sociedad humana y de la Iglesia. La libertad de la información en verdad y en sinceridad es un derecho universal, inviolable e inalienable, un derecho natural. (c.f. encíclica Pacem in Terris). Es un bien precioso y un factor de progreso para el ser humano.

Esta batalla de la liertad no conoce el final (E Mounier, Obras completas III, p. 483). Y reclama tantos inventores como defensores para construir un mundo de personas libres (Cardenal R. Etchegaray, "L´Evangile aux couleurs de la vie, p. 207).

16 de mayo 1990, Baar, Suiza







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