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Los Mitos de Cthulhu y el Necronomicon
Leyendas perdidas, dioses perversos de locura y de muerte. Todos los ingredientes para cortarle la respiración a cualquier lector...


Por: Catholic,net | Fuente: Catholic.net



1. ¿Qué son los Mitos de Cthulhu?

Constituyen un ciclo de literatura de terror fantástico ideado por Howard Phillips Lovecraft durante los años 1920 y años 1930, y continuado por varias generaciones de escritores de terror y ciencia ficción. Convierte el horror clásico de fantasmas y seres inmateriales en un terror materialista. Así, las divinidades de pueblos casi desaparecidos resultan ser entidades alienígenas blasfemas y habitualmente irracionales que luchan y compiten en ciclos de destrucción frente al hombre, el cual se eleva cual humillado mosquito atrapado en melaza sólo pudiendo ser espectador de su propia muerte.

2. Necronomicon

El Necronomicón (Libro de los nombres muertos) es el libro ficticio más famoso del canon de la mitología de H. P. Lovecraft. Es mencionado como un libro de saberes arcanos y de magia ritual que conduce a la locura con sólo leerlo. Forma parte de gran parte de sus escritos.
El libro, según los mitos, fue escrito alrededor del año 730 d. C. por el árabe Abdul Alhazred (un loco poeta de Sanaá, Yemen), siendo su título Al Azif. Se dice que Alhazred murió en las garras de una bestia invisible en plena luz del día. Hacia el año 950 es traducido al griego y comienza a tener una rápida difusión entre los filósofos y hombres de ciencia de la época, lo que lo lleva a ser condenado por la Iglesia en el año 1050. Pero es en el año 1228 cuando Olaus Wormius traduce el libro al latín, quedando su título como la traducción Necronomicón (libro de los nombres muertos). Sin lugar a dudas, este libro tiene la fama de dar pie a las más grandes confusiones.

¿Gregorio IV lo condenó?

Obviamente el libro es ficticio, ya que Lovecraft en repetidas ocasiones lo afirma en correspondencia que sostuvo con su círculo de amigos. De hecho, el famoso árabe loco Abdul Alhazred no es más que un apodo que él mismo se puso en la infancia, inspirado en la reciente lectura de Las mil y una noches.
Según la cronología del “libro de los nombres muertos” en el año 1232 la edición latina y griega fueron prohibidas por el Papa Gregorio IX, haciendo referencia a la inquisición romana. Datos que no son históricamente comprobados.


Qué piensa un católico ante este tipo de literaturas

El catecismo de la iglesia católica nos ofrece algunas guías....
1. La fe y la inteligencia

El #157 del catecismo de la Iglesia católica, nos recuerda que La fe es cierta, más cierta que todo conocimiento humano, porque se funda en la Palabra misma de Dios, que no puede mentir. Ciertamente las verdades reveladas pueden parecer oscuras a la razón y a la experiencia humanas, pero "la certeza que da la luz divina es mayor que la que da la luz de la razón natural" (S. Tomás de Aquino, s.th. 2-2, 171,5, obj.3). "Diez mil dificultades no hacen una sola duda" (J.H. Newman, apol.)

2. La idolatría

El primer mandamiento condena el politeísmo. Exige al hombre no creer en otros dioses que el Dios verdadero. Y no venerar otras divinidades que al único Dios. La Escritura recuerda constantemente este rechazo de los ‘ídolos, oro y plata, obra de las manos de los hombres’, que ‘tienen boca y no hablan, ojos y no ven...’ Estos ídolos vanos hacen vano al que les da culto: ‘Como ellos serán los que los hacen, cuantos en ellos ponen su confianza’ (Sal 115, 4-5.8; cf. Is 44, 9-20; Jr 10, 1-16; Dn 14, 1-30; Ba 6; Sb 13, 1-15,19). Dios, por el contrario, es el ‘Dios vivo’ (Jos 3, 10; Sal 42, 3, etc.), que da vida e interviene en la historia.
( CIC #2112)

La idolatría no se refiere sólo a los cultos falsos del paganismo. Es una tentación constante de la fe. Consiste en divinizar lo que no es Dios. Hay idolatría desde el momento en que el hombre honra y reverencia a una criatura en lugar de Dios. Trátese de dioses o de demonios (por ejemplo, el satanismo), de poder, de placer, de la raza, de los antepasados, del Estado, del dinero, etc. ‘No podéis servir a Dios y al dinero’, dice Jesús (Mt 6, 24). Numerosos mártires han muerto por no adorar a ‘la Bestia’ (cf Ap 13-14), negándose incluso a simular su culto. La idolatría rechaza el único Señorío de Dios; es, por tanto, incompatible con la comunión divina divina(cf Gál 5, 20; Ef 5, 5).


3.Nuestra fe en Jesucristo:

Sabemos que él nos protege de la monstruosidad de Satanás y los demonios. Da sentido al sufrimiento con su Cruz. Sale vencedor del horror y de la muerte.


4.Ante las verdades futuras:

La segunda venida de Cristo en gloria y majestad es inminente aunque nadie sabe el día ni la hora. Llegaremos a la plenitud del Reino no necesariamente mediante un triunfo histórico de la Iglesia ante el mundo, sino por una victoria de Dios sobre el mal.

Entonces Jesucristo vendrá con gloria y majestad para llevar a cabo el triunfo del bien sobre el mal que, como el trigo y la paja, habrán crecido juntos en el curso de la historia. Cristo vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.
 







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