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Comunicar: El poder de la lengua y las palabras
Hay que prestar mucha atención qué decimos, cómo lo decimos y a quién lo decimos


Por: P.Arnaldo Alvarado | Fuente: Catholic.net



Todos queremos comunicar algo y lo hacemos por palabras b?camente. Una palabra cuyo contenido sea bueno edifica. Una palabra mala, falsa y negativa puede destruir una persona. Siempre tenemos que resaltar las cualidades de los dem? jam?divulgar las cosas negativas. Si es el caso, consultamos con quienes nos puedan ayudar para intervenir. De igual modo las cosas confiadas por otros no se ventilan. Debe cuidarse el secreto profesional. Las cosas personales no se pueden arreglar desde lo p?co. La Radio, la televisi?internet en sus diversas formas, el peri?o no pueden convertirse en jueces. El fin es formar e informar. Los lectores y oyentes merecemos respeto y buenos productos.

La biblia nos dice “Si ponemos frenos en la boca a los caballos para que nos obedezcan, dirigimos todo su cuerpo. Mirad tambi?las naves: aunque sean tan grandes y las empujen vientos fuertes, un peque?im?as dirige adonde quiere la voluntad del piloto. Del mismo modo, la lengua es un miembro peque?pero va presumiendo de grandes cosas. ¡Mirad qu?oco fuego basta para quemar un gran bosque! As?ambi?la lengua es un fuego...” (Sant 3,3-6). Hay que prestar mucha atenci?u?ecimos, c?lo decimos y a qui?lo decimos.

Hablar con la verdad y de la verdad edifica. Enriquece a la persona misma. Mantenerse en el camino de la verdad puede ser dif?l, pero al fin la verdad triunfa.

Narremos una historia. Se cuenta que un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las dem?ranas se reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos pr?icos, se deb? dar por muertas.

Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras ranas segu? insistiendo que sus esfuerzos serian in?es. Finalmente, una de las ranas puso atenci? lo que las dem?dec? y se rindi?lla se desplomo y muri?a otra rana contin?altando tan fuerte como le era posible.

Una vez m? la multitud de ranas le grit?e dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir. Pero la rana salt?da vez con m?fuerza hasta que finalmente sali?l hoyo. Cuando sali?as otras ranas le preguntaron: "¿No escuchaste lo que te dec?os?" La rana les explic?e era sorda. Ella pens?e las dem?la estaban animando a esforzarse mas para salir del hoyo.

Esta historia contiene dos lecciones: La lengua tiene poder de vida y muerte. Una palabra de aliento dirigida a alguien que se siente desanimado puede ayudarle y superarse. Una palabra destructiva a alguien que se encuentre en dificultades puede acabar con ? Al parecer que nos olvidamos de la solidaridad. Ante una persona en dificultades lanzamos nuestros pareceres y la sepultamos m?bajo el escombro de las cr?cas, chismes e iron?

Tengamos cuidado con lo que decimos. Hoy se habla mucho pero no se sabe de qu?e habla. Todos quieren opinar, pero sin valorar los efectos. Los comentarios hirientes, las cr?cas negativas, las palabras desalentadoras, los falsos testimonios, calumnias y mentiras destruyen. Basta decir algo negativo de una persona para destruirla. Peor a?i se trata de difusi?e mentiras, ideolog? o decir cosas para buscar intereses personales.

Mas grave todav?si aquello que se dice es falso. La difamaci?s una injusticia y causa un grave da? la persona e instituciones. Un secreto para ser leales: pensemos las cosas antes de hablar. Tambi?conviene saber con qui? cu?o y c?hablar. No podemos hablar de temas delicados con cualquiera. Hay que buscar buenos consejos. No significa p?ida de libertad, mas bien fortalecimiento y seguridad. Un ciego no puede guiar a otro ciego. La Iglesia tiene un medio y es la direcci?spiritual. All?e juegan muchas cosas buenas y positivas.

Aprovechemos esta ocasi?Pues “M?vale el reproche de un sabio que la alabanza de un necio”.
Atte,

P.Arnaldo Alvarado
Jr. Unanue, 300 (Ca?-Lima)
arnaldo.alvar@gmail.com







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