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Yo golpeadora
Cuando era pequeña, mi madre me corregía a golpes y gritos...


Por: Alejandra Moreno |




Cuando era pequeña y mi madre me corregía a golpes y gritos , o me amenazaba con darme "una pela de perro bailarín " me sentía tan indignada y desvalida, que me juraba a mí misma que nunca haría lo mismo con mis hijos.

Desgraciadamente, no cumplí mi promesa. No se trata de culpar a nadie, pero es bien sabido que los padres golpeadores, han sido a su vez, hijos maltratados y sabrá Dios cuantas generaciones de maltratadores pesaban sobre mí.

Por mas que me hacía el propósito de cumplir mi promesa, la ira que algunas travesuras de mis hijos despertaban en mí, se me iba pronto de control. Tal vez porque veía ante mí más trabajo cuando tiraban algo y estaba cansada, o porque me abrumaba el trabajo en mi empleo aparte del de mi casa o simplemente por repetir un patrón. Cuando acordaba, era porque ya estaba tras ellos espumeando de una ira que no podía controlar. Después de cada episodio ( que afortunadamente no eran muy frecuentes ) me sentía tan mal , que hubiera querido morirme.Al oír el llanto de mis hijos y ver sus ojitos, lloraba junto con ellos y les pedía perdón, mismo que ellos, con su alma noble, me concedían sin mas. Es curioso éste círculo vicioso de golpear y pedir perdón.

Cuando le comentaba a mi esposo de mi falla, el me respondía " Algo habrán hecho " Creo que nunca pensó que no estaba exagerando, tal vez porque a lo mucho, el les había dado una nalgada.

Pronto , mis hijos aprendieron a salir despavoridos en cuanto escuchaban mi voz llena de ira, pero los perseguía y entre más me tardaba en hallarlos, peor me ponía y cuando los encontraba, hubiera querido comérmelos. Nunca los lesioné, ni los moretee, pero siento que abusaba con las nalgadas, los gritos y los insultos. Tenía tal capacidad verbal para insultar, que aún sin golpearlos, los hería profundamente. Por años vivimos ésta desagradable situación hasta que una frase cambió mi vida.

Estando en mi centro de trabajo charlando alegremente con algunas de mis alumnas me dijeron : "¡ Ay maestra , qué linda es usted, qué carácter tan bonito tiene! Por supuesto que me sentí muy halagada.

Ese mismo día, cuando regresé por la noche a mi hogar, me puse de malas al ver la casa en desorden y que mis hijos aún no habían cenado, porque la persona que los cuidaba se había indispuesto y no había podido hacer nada. Inmediatamente empecé a alterarme . Lo único que hubiera deseado en ése momento era recostarme y descansar. Hasta la cocina me llegó por enésima vez el grito de: ¡Mamaaá mira a...!

Arrojé lo que tenía en la mano y me dejé ir como león hacia donde estaban. Ya había levantado la mano y la voz, cuando resonó en mí la frase de mis alumnas "¡ Ay maestra , qué linda es usted, qué carácter tan bonito tiene! Y en seguida recordé aquella vez que después de un agradable paseo, mi hija Raquel exclamó :

" ¡ Ay mamá, a veces eres tan linda, pero a veces te pareces a la bruja de Blanca Nieves ¡

¡Candil de la calle y obscuridad en mi casa ¡ me dije parafraseando a mi tía Lupeches. Avergonzada , abracé a mis hijos y conteniendo mi ira les reconvine lo mas tranquila posible. Me miraron asombrados.

Una vez mas hablé con mi esposo y llena de vergüenza le confesé abiertamente mi conducta sin eufemismos. El me abrazó comprensivo y lloré de arrepentimiento y vergüenza en sus brazos. Esa noche, durante mi sueño, resonó la frase "Solo por hoy" Al día siguiente, medité al respecto y decidí adoptarla como divisa de ahí en adelante y la apliqué a mi propósito de no golpear a mis hijos.

La siguiente vez que ellos hicieron algo que antes hubiera terminado en golpes y yo me mantuve serena, salieron de su escondite asombradísimos y Edy se atrevió a preguntar :

"¿Hoy no nos vas a pegar?

" No, les dije, ya no les voy a pegar " Acto seguido les expliqué mi decisión , una vez mas lloré y les pedí perdón y que me ayudaran en mi propósito portándose bien.

Sería mentirosa si dijera que cambié de la noche a la mañana; pero poco a poco mi reacción ante sus travesuras fue mas moderada. En mi caso, me dí cuenta que no tenía capacidad para trabajar todo el día y aparte criar a mis hijos y atender un hogar, por lo que decidí dejar mi empleo, situación que también contribuyó a tranquilizarme.

Hace ya mas de 17 años de éstos sucesos y la frase de alcohólicos anónimos me ha servido para superar muchas cosas en mi vida. Solo lamento no haber conocido a Dios en aquel entonces, hubiera sido mas fácil para mí decir:

“Sólo por hoy y en tu nombre Señor”

Ojalá y mi testimonio les sea útil para siempre, y no Sólo por hoy.
 







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