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Segundo Concilio de Lyon. Año 1274
XIV concilio ecuménico. Papa San Gregorio X. De la unión de los griegos


Por: n/a | Fuente: www.mercaba.org



Papa San Gregorio X. Por la uni?e las iglesias. Restableci? petici?e Miguel Pale?o, la uni?on los griegos y tom?evas medidas para una posible Cruzada.

El Esp?tu Santo procede del Padre y del Hijo como de un solo principio - Suerte de las almas despu?de la muerte.- Sobre los siete Sacramentos.- y sobre el Primado del Romano Pont?ce.

Los Caballeros Templarios nacieron y crecieron en los siglos once, doce y trece; el ambiente que los propiciaron fue el de las Cruzadas para la reconquista de los Santos Lugares en poder de los ?bes.

Las llamadas Ordenes Militares, que proliferaron en esos siglos, consist? en combinar la vida monacal en tiempo de paz y la militar cuando las circunstancias lo requer?. Mitad monjes y mitad guerreros.

Tambi?ejerc? la caridad en centros de beneficencia como el gran hospital de Jerusal? que era tendido por los Caballeros Hospitalarios de San Juan.

Ten? casas en Europa para reclutar voluntarios y mandarlos al Oriente a fin de que protegieran a los cristianos que peregrinaban a la Tierra Santa, ya que eran objeto de agresi?e parte de los musulmanes.

La envidia y la codicia de los poderosos les declararon la guerra y consiguieron, al fin, que fuera extinguida oficialmente, la Orden de los Templarios.

Los Begardos y Beguinas eran asociaciones de ambos sexos que se dedicaban a la oraci? a toda la gama que encierra la palabra "caridad"; pasado alg?iempo muchos de ellos cayeron en varios errores y por esa raz?uvieron que ser condenados.


Magisterio del C.E II de Lyon


  • Constituci?obre la procesi?el Esp?tu Santo


  • [De summa Trinitate et fide catholica]

    Confesamos con fiel y devota profesi?ue el Esp?tu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo, no como de dos principios, sino como de un solo principio; no por dos aspiraciones, sino por ?a aspiraci?esto hasta ahora ha profesado, predicado y ense?, esto firmemente mantiene, predica, profesa y ense?a sacrosanta Iglesia Romana, madre y maestra de todos los fieles; esto mantiene la sentencia verdadera de los Padres y doctores ortodoxos, lo mismo latinos que griegos. Mas, como algunos, por ignorancia de la anterior irrefragable verdad, han ca? en errores varios, nosotros, queriendo cerrar el camino a tales errores, con aprobaci?el sagrado Concilio, condenamos y reprobamos a los que osaren negar que el Esp?tu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo, o tambi?con temerario atrevimiento afirmar que el Esp?tu Santo procede del Padre y del Hijo como de dos principios y no como de uno.


  • Profesi?e fe de Miguel Pale?o


  • Creemos que la Santa Trinidad, Padre e Hijo y Esp?tu Santo es un solo Dios omnipotente y que toda la divinidad en la Trinidad es coesencial y consustancial, coeterna y coomnipotente, de una sola voluntad, potestad y majestad, creador de todas las creaturas, de quien todo, en quien todo y por quien todo, lo que hay en el cielo y en la tierra, lo visible y lo invisible, lo corporal y lo espiritual. Creemos que cada persona en la Trinidad es un solo Dios verdadero, pleno y perfecto.

    Creemos que el mismo Hijo de Dios, Verbo de Dios, eternamente nacido del Padre, consustancial, coomnipotente e igual en todo al Padre en la divinidad, naci?mporalmente del Esp?tu Santo y de Mar?siempre Virgen con alma racional; que tiene dos nacimientos, un nacimiento eterno del Padre y otro temporal de la madre: Dios verdadero y hombre verdadero, propio y perfecto en una y otra naturaleza, no adoptivo ni fant?ico, sino uno y ?o Hijo de Dios en dos y de dos naturalezas, es decir, divina y humana, en la singularidad de una sola persona, impasible e inmortal por la divinidad, pero que en la humanidad padeci?r nosotros y por nuestra salvaci?on verdadero sufrimiento de su carne, muri?fue sepultado, y descendi?los infiernos, y al tercer d?resucit? entre los muertos con verdadera resurrecci?e su carne, que al d?cuadrag?mo de su resurrecci?ubi? cielo con la carne en que resucit?con el alma, y est?entado a la derecha de Dios Padre, que de all?a de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, y que ha de dar a cada uno seg?us obras, fueren buenas o malas.

    Creemos tambi?que el Esp?tu Santo es Dios pleno, perfecto y verdadero que procede del Padre y del Hijo, consustancial, coomnipotente y coeterno en todo con el Padre y el Hijo. Creemos que esta santa Trinidad no son tres dioses, sino un Dios ?o,omnipotente, eterno, invisible e inmutable.

    Creemos que hay una sola verdadera Iglesia Santa, Cat?a y Apost?a, en la que se da un solo santo bautismo y verdadero perd?e todos los pecados. Creemos tambi?la verdadera resurrecci?e la carne que ahora llevamos, y la vida eterna. Creemos tambi?que el Dios y Se?omnipotente es el ?o autor del Nuevo y del Antiguo Testamento, de la Ley, los Profetas y los Ap?les. ?ta es la verdadera fe cat?a y ?a mantiene y predica en los antedichos art?los la sacrosanta Iglesia Romana. Mas, por causa de los diversos errores que unos por ignorancia y otros por malicia han introducido, dice y predica que aquellos que despu?del bautismo caen en pecado, no han de ser rebautizados, sino que obtienen por la verdadera penitencia el perd?e los pecados. Y si verdaderamente arrepentidos murieren en caridad antes de haber satisfecho con frutos dignos de penitencia por sus comisiones y omisiones, sus almas son purificadas despu?de la muerte con penas purgatorias o catarterias, como nos lo ha explicado Fray Juan; y para alivio de esas penas les aprovechan los sufragios de los fieles vivos, a saber, los sacrificios de las misas, las oraciones y limosnas, y otros oficios de piedad, que, seg?as instituciones de la Iglesia, unos fieles acostumbran hacer en favor de otros. Mas aquellas almas que, despu?de recibido el sacro bautismo, no incurrieron en mancha alguna de pecado, y tambi?aquellas que despu?de contra?, se han purgado, o mientras permanec? en sus cuerpos o despu?de desnudarse de ellos, como arriba se ha dicho, son recibidas inmediatamente en el cielo.

    Las almas, empero, de aquellos que mueren en pecado mortal o con solo el original, descienden inmediatamente al infierno, para ser castigadas, aunque con penas desiguales. La misma sacrosanta Iglesia Romana firmemente cree y firmemente afirma que, asimismo, comparecer?todos los hombres con sus cuerpos el d?del juicio ante el tribunal de Cristo para dar cuenta de sus propios hechos [Rom. 14, 10 s].

    Sostiene tambi?y ense?a misma Santa Iglesia Romana que hay siete sacramentos eclesi?icos, a saber: uno el bautismo del que arriba se ha hablado; otro es el sacramento de la confirmaci?ue confieren los obispos por medio de la imposici?e las manos, crismando a los renacidos, otro es la penitencia, otro la eucarist? otro el sacramento del orden, otro el matrimonio, otro la extremaunci?que se administra a los enfermos seg?a doctrina del bienaventurado Santiago.

    El sacramento de la Eucarist?lo consagra de pan ?mo la misma Iglesia Romana, manteniendo y ense?o que en dicho sacramento el pan se transustancia verdaderamente en el cuerpo y el vino en la sangre de Nuestro Se?Jesucristo. Acerca del matrimonio mantiene que ni a un var?e le permite tener a la vez muchas mujeres ni a una mujer muchos varones. Mas, disuelto el leg?mo matrimonio por muerte de uno de los c?ges, dice ser l?tas las segundas y sucesivamente terceras nupcias, si no se opone otro impedimento can?o por alguna causa.

    La misma Iglesia Romana tiene el sumo y pleno primado y principado sobre toda la Iglesia Cat?a que verdadera y humildemente reconoce haber recibido con la plenitud de potestad, de manos del mismo Se?en la persona del bienaventurado Pedro, pr?ipe o cabeza de los Ap?les, cuyo sucesor es el Romano Pont?ce. Y como est?bligada m?que las dem?a defender la verdad de la fe, as?ambi? por su juicio deben ser definidas las cuestiones que acerca de la fe surgieren. A ella puede apelar cualquiera, que hubiere sido agraviado en asuntos que pertenecen al foro eclesi?ico y en todas las causas que tocan al examen eclesi?ico, puede recurrirse a su juicio. Y a ella est?sujetas todas las Iglesias, y los prelados de ellas le rinden obediencia y reverencia. Pero de tal modo est?n ella la plenitud de la potestad, que tambi?admite a las otras Iglesias a una parte de la solicitud y, a muchas de ellas, principalmente a las patriarcales, la misma Iglesia Romana las honr?n diversos privilegios, si bien quedando siempre a salvo en su prerrogativa, tanto en los Concilios generales como en todo lo dem?







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