Papa Adriano I. Contra los iconoclastas. Emperatriz regente, Irene. Regula la querella de los iconoclastas pronunci?ose por el culto de las im?nes, pero distinguiendo cuidadosamente el culto de veneraci?el culto de adoraci?que s?es debido a Dios.

Reivind?se la legitimidad del uso y del culto a las sagradas im?nes.

Entre Oriente y Occidente, y entre sus capitales imperiales como fueron Roma y Constantinopla hubo siempre antagonismo ya fuere en el aspecto pol?co como en el religioso. Si el Papa es el primero en la cristiandad, el segundo lugar lo ocupa, sin duda, el patriarca de Constantinopla. A mediados del siglo noveno un ambicioso personaje ocup? silla patriarcal, su nombre fue Focio; cometi?da clase de arbitrariedades y exacerb?s ?mos de los orientales contra Roma. Esta grave situaci?ecidi? apertura de un nuevo concilio.


Magisterio del C.E II de Nicea

Definici?obre las sagradas im?nes y la tradici?SESION VII

I. Definici?i> ...Entrando, como si dij?mos, por el camino real, siguiendo la ense?a divinamente inspirada de nuestros Santos Padres, y la tradici?e la Iglesia Cat?a pues reconocemos que ella pertenece al Esp?tu Santo, que en ella habita, definimos con toda exactitud y cuidado que de modo semejante a la imagen de la preciosa y vivificante cruz han de exponerse las sagradas y santas im?nes, tanto las pintadas como las de mosaico y de otra materia conveniente, en las santas iglesias de Dios, en los sagrados vasos y ornamentos, en las paredes y cuadros, en las casas y caminos, las de nuestro Se?y Dios y Salvador Jesucristo, de la Inmaculada Se? nuestra la santa Madre de Dios, de los preciosos ?eles y de todos los varones santos y venerables. Porque cuanto con m?frecuencia son contemplados por medio de su representaci?n la imagen, tanto m?se mueven los que ?as miran al recuerdo y deseo de los originales y a tributarles el saludo y adoraci?e honor, no ciertamente la latr?verdadera que seg?uestra fe s?conviene a la naturaleza divina; sino que como se hace con la figura de la preciosa y vivificante cruz, con los evangelios y con los dem?objetos sagrados de culto, se las honre con la ofrenda de incienso y de luces, como fue piadosa costumbre de los antiguos. "Porque el honor de la imagen, se dirige al original", y el que adora una imagen, adora a la persona en ella representada.

II. Prueba. Porque de esta manera se mantiene la ense?a de nuestros santos Padres, o sea, la tradici?e la Iglesia Cat?a, que ha recibido el Evangelio de un conf?a otro de la tierra; de esta manera seguimos a Pablo, que habl? Cristo [2 Cor. 2,17], y al divino colegio de los Ap?les y a la santidad de los Padres, manteniendo las tradiciones [2 Thess. 2, 14] que hemos recibido; de esta manera cantamos prof?camente a la Iglesia los himnos de victoria: Al?ate sobremanera, hija de Si?da pregones, hija de Jerusal? recr?e y regoc?te de todo tu coraz?El Se?ha quitado de alrededor de ti todas las iniquidades de sus contrarios; redimida est?de manos de tus enemigos. El se?rey en medio de ti: no ver?ya m?males, y la paz sobre ti por tiempo perpetuo [Soph. 3, 14 s; LXX].

III. Sanci?/i> As?pues, quienes se atrevan a pensar o ense?de otra manera; o bien a desechar, siguiendo a los sacr?gos herejes, las tradiciones de la Iglesia, e inventar novedades, o rechazar alguna de las cosas consagradas a la Iglesia: el Evangelio, o la figura de la cruz, o la pintura de una imagen, o una santa reliquia de un m?ir; o bien a excogitar torcida y astutamente con miras a trastornar algo de las legitimas tradiciones de la Iglesia Cat?a; a emplear, adem? en usos profanos los sagrados vasos o los santos monasterios; si son obispos o cl?gos, ordenamos que sean depuestos; si monjes o laicos, que sean separados de la comuni?br>

De las sagradas elecciones. SESION VII

Toda elecci?e un obispo, presb?ro o di?no hecha por los principes, quede anulada, seg?l canon [Can. apost. 30] que dice: "Si alg?bispo, vali?ose de los pr?ipes seculares, se apodera por su medio de la Iglesia, sea depuesto y excomulgado, y lo mismo todos los que comunican con ? Porque es necesario que quien haya de ser elevado al episcopado, sea elegido por los obispos, como fue determinado por los Santos Padres de Nicea en el canon que dice [Can. 4]: "Conviene sobremanera que el obispo sea establecido por todos los obispos de la provincia. Mas si esto fuera dif?l, ora por la apremiante necesidad o por lo largo del camino, re?se necesariamente tres y todos los ausentes den su aquiescencia por medio de cartas y entonces se le impongan las manos; mas la validez de todo lo hecho ha de atribuirse en cada provincia al metropolitano".

De las im?nes, de la humanidad de Cristo, de la tradici?li>

Nosotros recibimos las sagradas im?nes; nosotros sometemos al anatema a los que no piensan as?.

Si alguno no confiesa a Cristo nuestro Dios circunscrito seg?a humanidad, sea anatema...

Si alguno rechaza toda tradici?clesi?ica, escrita o no escrita, sea anatema.

De los errores de los adopcianos

[De la Carta de Adriano Si tamen licet a los obispos de las Galias y de Espa?793]

Reunida con falsos argumentos la materia de la causal perfidia, entre otras cosas dignas de reprobarse, acerca de la adopci?e Jesucristo Hijo de Dios seg?a carne, le?se all?ontones de p?idas palabras de pluma descompuesta. Esto jam?lo crey? Iglesia Cat?a, jam?lo ense?jam?a los que malamente lo creyeron, les dio asenso...

Imp? e ingratos a tantos beneficios, no os horroriz? de murmurar con venenosas fauces que nuestro Libertador es hijo adoptivo, como si fuera un puro hombre, sujeto a la humana miseria, y, lo que da verg?a decir, que es siervo... ¿C?no tem?, quejumbrosos detractores, odiosos a Dios, llamar siervo a Aquel que os liber? la esclavitud del demonio?... Porque si bien en la sombra de la profec?fue llamado siervo [cf. Iob 1, 8 ss], por la condici?e la forma servil que tom? la Virgen,... esto nosotros... lo entendemos como dicho, seg?a historia, del santo Job, y aleg?amente, de Cristo...