Desde abajo: en el amor al prójimo encontramos el rostro de Cristo. Eso nos llevará a ser amigos de Jesús. Él, lo mismo que a Pedro, nos preguntará: "¿Me quieres?, ¿Quieres tener parte conmigo?, ¿Quieres dedicar tu vida al servicio del Evangelio?" Si nos apoyamos en Él, y dejamos que nos lave los pies, aunque a veces dudemos, Él nos confiará su misión de ser su signo vivo y hacer sus signos: servir a las personas, predicar su Palabra y presidir la Eucaristía: "Haced esto en conmemoración mía".

Desde arriba: El encuentro con el signo sacramental de Cristo presente en la Eucaristía nos debe llevar a su amistad y al servicio en el signo de los pobres.

Página vocacional del Obispado de Ibiza