Edilberto Manero, en Filipinas, asesinó a un misionero católico. Manero no sabía que el padre Tullio Favali era un sacerdote. Lo asesinó porque veían en su trabajo un peligroso fenómeno subversivo.

Pero en la cárcel, ayudado por el capellán, Edilberto Manero descubrió a Jesucristo y su perdón, según lo revela él mismo en una carta: «He comenzado a buscar el verdadero significado de la existencia».

«El padre Robert --escribe el prisionero-- me ayuda en mi crecimiento espiritual. Me ayuda a abandonar mi vida anterior y a vivir según el Evangelio. Me ayuda a sentirme tocado por la idea de que Jesús haya podido dar su vida y morir por mi salvación. Es por esto que tengo la esperanza de cambiar».

"Comencé a buscar el sentido de la existencia" -dice Edilberto desde la cárcel. Para ti que me escuchás, ¿cuál es tu sentido de la existencia?

Edilberto se siente ‘tocado’ por la idea de que Jesucristo dio su vida por él. Es la oportunidad concreta del perdón que hoy él puede aceptar de Dios...

Tú, ¿te sientes ‘tocado’ por la idea de que Jesucristo haya dado la vida por ti? Si no estás en prisión... es también por Jesucristo.