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Alemania

Colonia y Bonn, las dos ciudades más jóvenes del mundo
Algunas de las realidades que más han llamado la atención en la tarea del


Por: Jesús de las Heras Muela | Fuente: www.revistaecclesia.com



La primera tarea de un periodista al cubrir informativamente un acontecimiento relevante es "reconocer el terreno". De ahí, que las primeras horas de su trabajo discurran lentas, premiosas y un tanto desesperantes.

Necesita saber dónde está, de qué medios dispone, cuáles son las fuentes informativas, dónde se hallan los focos noticiosos, cuál es el programa previsto. Debe sentarse y, a la vez, no puede parar para acabar de tener controlados todos los hilos. Asimismo, debe saber cuáles son las necesidades de su medio de comunicación, lo que se espera de su trabajo, cuál es el espacio del que dispone, qué géneros periodísticos ha de abordar y cómo va a responder a las expectativas que su medio de comunicación y de los destinatarios del mismo tienen acerca de su quehacer y del hecho informativo que sirve.

Contaré ahora algunas de las realidades que más han llamado la atención en la tarea, al comienzo aludida, del "reconocimiento del terreno"...


La ciudad de los números

Quizás todo el mundo sepa que Colonia es la ciudad de la más genuina agua de colonia de todo el mundo. Nació esta agua de colonia en el número 4711. Empezó con un jinete del ejército napoleónico que hacia finales del siglo XVIII había acuartelado la antigua ciudad de Colonia (Köln en alemán), muy cerca del río Rhin. El comandante de la ciudad ordenó la numeración de todas las cosas en orden consecutivo. Sobre el portal de la casa principal del señor Mülhens, fabricante de agua de colonia, ubicada en la calle de las campanas, escribió el aposentador con un pedacito de tiza el número 4711. Y este número hizo fortuna y más de dos siglos después es conocido en todo el mundo con el número del agua de colonia, en sus creaciones "azul y oro", del agua de colonia de la ciudad de Colonia, la ciudad, pues, más y mejor perfumada del mundo...

Lo que quizás no sepa todo el mundo es que el número 11, presente en los dos últimos dígitos antes mencionados, es el número de esta bella ciudad alemana del río Rhin y de la catedral, una de las altas y estilizadas torres de toda la humanidad. El día 11 del mes 11 -noviembre- a las 11 horas y 11 minutos es el momento de la fiesta y de la "locura" de Colonia. Comienza su carnaval, que no eclosionará, no obstante, hasta finales de enero y especialmente en la semana previa al comienzo de la cuaresma. Entonces Colonia es una "locura" de desfiles de máscaras y cortejos. Y el más espectacular de todos ellos, la multitudinaria "Rosenmontagszug" (Cabalgata del lunes de las rosas), atrae hasta esta ciudad medieval y moderna del centro-norte de Alemania a más de dos millones de personas. Esta fiesta es llamada -ya lo hemos dejado entrever- la fiesta de los locos, porque supuestamente el 11 es el número de los locos... Y ya sabe que "de santos y de locos, todos tenemos un poco"..¡!


La cuarta ciudad de Alemania

Colonia se asienta, a 36 metros sobre el nivel del mar, en las orillas del río Rhin, esplendoroso, navegable y marinero. Por las aguas del río Rhin llegará en la tarde del jueves día 18 el papa Benedicto XVI. Colonia pertenece al estado de Renania del Norte-Westfalia. Es una de las ciudades más importantes de Alemania y de toda Europa, por su historia, su arte y sus tradiciones culturales. Ofrece un recorrido por palacios e iglesias de todas las épocas. De entre ellos, sobresale -y casi nunca mejor dicho- su catedral y sus torres. Aunque la segunda guerra mundial dejó grandes heridas en su prodigiosa arquitectura de piedra, el templo y la obra de arte se salvaron casi milagrosamente. Luego volveremos a ella.

Colonia es además ciudad eclesiástica -sede primada de Alemania-, universitaria, comercial e industrial. Su población ronda el millón de habitantes, lo que la convierte en la cuarta ciudad más populosa de Alemania, tras Berlín, con unos tres millones y medio de habitantes; Hamburgo, con cerca de dos millones; y Munich, con poco menos de millón y medio. Frankfurt y Dormunt le siguen con más de seiscientos mil habitantes, a los que se aproximan, por este orden, Sttutgart, Dusserdolf y Bremen.


La catedral de los Reyes Magos

Desde el año 1164 las tradicionales reliquias de los Reyes Magos -de ahí, el lema de esta JMJ Colonia´2005 “Hemos venido a adorarlo”- se conservan en la catedral de Colonia, a donde llegaron procedentes de Milán. Barbarroja decidió entonces construir un gran catedral sobre el mismo lugar elevado que en otro tiempo ocupara un antiguo templo romano dedicado a Mercurio y una posterior catedral carolingia. El 15 de agosto de 1248 se colocó la primera piedra y los trabajos comenzaron con ritmo escaso y desigual. En 1322 fue consagrada la parte absidial y el presbiterio y en 1560 se cerró la obra. Hubieron de pasar tres siglos hasta que el 15 de octubre de 1880 el emperador Guillermo I inaugurará la catedral ya terminada y ya definitivamente marcada por sus torres, que se elevan a una altura de 157 metros. El templo luce, pues, una factura gótica y neogótica.

La monumentalidad de la catedral se divisa por doquier de la ciudad y de sus alrededores con una constante estampa del rostro más genuino, universal y definitorio de Colonia. Esta monumentalidad viene ratificada asimismo por sus proporciones: 144 x 46 x 43 metros, por el bosque de pilares que separan las cinco naves de su planta de cruz griega, por sus vidrieras multicolores que datan de 1507, por sus tapices belgas de 1640 que representan el triunfo de la Eucaristía, por su transepto, por su coro de bellísima y finísima sillería, sus numerosas estatuas y por la misma penumbra que en algunos de sus tramos sugieren mística sugestión y romántica belleza.

Pero Colonia, aun siendo su catedral, es muchas cosas más. Es el Altes Rathaus -el antiguo ayuntamiento-, la Fuente de los Enanos, la ya citada casa 4711, la Fuente de las Palomas, el mercado viejo, el depósito viejo de mercancías, las iglesias de Santa María, San Martín o de la Trinidad.


Bonn, la co-sede

La pequeña, funcional y recoleta ciudad de Bonn, a cuarenta kilómetros de Colonia, es la co-sede de esta JMJ. Estos días además, los días previos a la llegada del Papa Benedicto XVI, es la ciudad de los españoles. La mayoría de nuestros cincuenta mil jóvenes desplazados a la JMJ´Colonia 2005, están en Bonn. Propiamente desde Bonn, también este periodista escribe hoy su crónica.

Bonn cuenta poco más de trescientos mil habitantes. Fue la capital de la República Federal de Alemania, desde 1949 -tras el final de la tan malhadada Segunda Guerra Mundial- hasta la caída del muro de Berlín, ciudad que en 1993 volvió a convertirse en la capital de la única y ya unificada Alemania.

Bonn está también bañada por el río Rhin. Sus orígenes se remontan a los romanos, que la llamaron "Castra Bonnesia". La fecha tradicional de su fundación es el año 89 antes de Cristo. Entre 1597 y 1815 fue la ciudad residencial de los arzobispos electores de Colonia. Es célebre su universidad fundada en 1818. Y es, sobre todo y ante todo, la ciudad donde nació Ludwig van Beethoven, junto al también alemán -de Einsenach y de Leipzig- Johannes Sebastian Bach, el mayor músico de toda la historia.

La Am Hof -la vía central de la ciudad-, la antigua plaza del mercado, la plaza central con la catedral y la casa de los canónigos -actual sede central de correos-, la casa natal y el monumento a Beethoven y el vanguardista y atrevido Beethovenhalle, la universidad y la iglesia de San Martín, son algunos lugares de Bonn que bien merecen una parada y un nuevo "reconocimiento del terreno"...

Y es que "reconocer el terreno" ha sido, en efecto, el primer afán de este periodista en la JMJ´Colonia 2005: los "terrenos" citados y otros de la tecnología, de la infraestructura y logística y hasta del alma, cuyo relato necesariamente ya se han de quedar en el tintero.

 







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