Homosexualismo político, la manipulación que no cesa
Por: Editorial | Fuente: ForumLibertas
Ser homosexual es una cosa. Convertir esta convicción personal en un credo político y buscar la transformación de la sociedad y de sus instituciones para que adopten las condiciones y estilos de vida homosexuales, para que transformen la homosexualidad en una categoría superior e irreversible de la condición humana, es otra muy distinta. Es la primera vez en la historia que una pulsión sexual alcanza categoría política. El sexo siempre ha influido, como toda gran pasión humana, pero nunca ha desarrollado un planteamiento globalizador que implique que un grupo que es partidario de una determinada forma de entender la relación sexual se transforme en una visión cosmológica que sea la razón de todo y que intente imponerse a todos.
Este desarrollo no hubiera sido posible sin la emergencia con fuerza de una ideología realmente extraña e irracional en su planteamiento, pero aceptada por un gran número de universidades, como es la ideología de género. Ésta y el homosexualismo político forman parte del mismo paquete, porque este último constituye la punta de lanza y una expresión que aporta argumentos a aquélla. A este hecho se unió un segundo, la desvertebración política y cultural de la izquierda, abocada al fracaso económico de sus soluciones, la izquierda, lo que hoy podríamos llamar la postizquierda abrazó de pleno los postulados liberales. Pero entonces tuvo que suplir lo que era el eje de su concepción, la transformación económica y social, por una nueva bandera que se puede resumir en tres conceptos: más gasto público, ideología de género y homosexualismo político. Este paquete es el que caracteriza a lo que hoy, en una inercia histórica, se sigue llamando todavía socialismo o socialdemocracia, si bien tenga poco que ver con sus respectivas matrices históricas.
Una de las características del homosexualismo político, que incorpora solo, y esto hay que decirlo, a una parte de la población homosexual y a otra numerosa que no lo es, tiene una vocación extraordinaria por la manipulación, por el juego de poder y de influencias, por el situar a sus personajes en lugares clave. Manipulación y entrismo son dos de sus características.
Ahora mismo, podemos ver un ejemplo extremo de lo primero en lo que está sucediendo en París. Una agresión por parte de un miembro vinculado a un grupo de extrema derecha en una batalla entre dos grupos de jóvenes de ideología contrapuesta, que se encontraron accidentalmente, dio lugar a un homicidio. Parece claro que no había ninguna intención directa de matar y que el golpe mortal se produjo al caer al suelo y golpearse contra un pilón de hierro después de ser, eso sí, brutalmente golpeado por el agresor. Este hecho, que ha venido sucediendo por desgracia en numerables ocasiones, el enfrentamiento entre pequeños grupos de extrema derecha y extrema izquierda, que en algunos casos se salda con una muerte, ha sido transformado por el Partido Socialista francés en una inculpación general, una causa general, contra todos aquellos que se oponen al matrimonio gay. El discurso viene a decir que un acto producido por una persona de un pequeño grupo tiene su origen en oponerse al matrimonio homosexual. Es una manifestación de manipulación extrema, de criminalización de toda oposición política, y en este sentido denota una clara tendencia totalitaria, pero es un hecho.
El segundo se refiere a España y se trata de la propuesta de Obama de enviar a España a un destacado homosexual como embajador. No se trata de elevar a pública una condición que pertenece al ámbito de lo privado, nada de esto, se trata de que James Costos es un notorio líder del movimiento homosexual norteamericano y que, con su pareja, un decorador muy reconocido, Michael Smith, son conocidos como una "pareja de poder". Esta decisión de Obama es la compensación necesaria, según los periódicos norteamericanos como The Washington Post y The Hollywood Reporter´s, por el extraordinario apoyo que la comunidad homosexual tuvo en su campaña electoral. Se afirmaba entonces que habría la recompensa de nombrar un miembro del Gabinete o un embajador en un país del G-20 que fuera abiertamente gay o lesbiana. Como escribía The Hollywood Reporter´s, la designación de Costos como embajador significaría poner a una pareja gay (subrayémoslo, no están nombrando un embajador sino una pareja) para un cargo de relieve.
Vemos en este caso cómo el homosexualismo político practica una ocupación sistemática de los lugares en beneficio de su propia ideología. También podemos constatar una vez más que Obama es un presidente abiertamente militante de la causa del homosexualismo político. Y este discurso le permite justificar ante los sectores ´progres´ del Partido Demócrata todas sus otras actividades en el terreno de la represión, que son de una dureza y de una magnitud que, de haber sido aplicadas por un presidente republicano moverían escándalo en todos los medios de comunicación liberales del universo.